Hacer terapia desde un teléfono inteligente: ¿progreso o pesadilla?

La misma esencia del psicoanálisis parecería ir en contra del acceso directo e instantáneo que ofrece la cultura digital. Pero el diván pronto podría quedar en el pasado con la creación de aplicaciones diseñadas para reducir la ansiedad y la depresión.

14 febrero, 2012

<p>&nbsp;Los argentinos, amantes del div&aacute;n por excelencia, tal vez sean los primeros en disfrutar de las aplicaciones terap&eacute;uticas que pronto se podr&aacute;n en bajar desde un tel&eacute;fono inteligente. Es que, aunque el psicoan&aacute;lisis se presenta como un largo proceso para entenderse a si mismo, el dise&ntilde;o de aplicaciones para reducir la ansiedad y la depresi&oacute;n son mucho m&aacute;s accesibles y cortas.</p>
<p>Durante los &uacute;ltimos a&ntilde;os los cient&iacute;ficos han estado probando aplicaciones de videojuegos dise&ntilde;adas para resolver estos desordenes psicol&oacute;gicos. Los resultados fueron lo suficientemente bueno como para que las &ldquo;aplicaciones terap&eacute;uticas&rdquo;, como las llaman, pronto sean comercializadas. Pero la idea misma de obtener una ayuda psicol&oacute;gica desde el celular, donde tambi&eacute;n conviven juegos como Angry Birds o Fruit Ninja, parece erizarle los pelos de la nuca a m&aacute;s de uno.</p>
<p>Algunos especialistas dicen que, el punto mismo del psicoan&aacute;lisis, es construir una narrativa sobre uno mismo bas&aacute;ndose en las relaciones que importan. Una aplicaci&oacute;n jam&aacute;s podr&aacute; hacer eso, dicen, y por eso recomiendan estar alerta y no darle la espalda a los tratamientos m&aacute;s convencionales. Pero otros cient&iacute;ficos dicen que una aplicaci&oacute;n bien dise&ntilde;ada tendr&iacute;a un alcance de millones de personas que no pueden costear los gastos de una sesi&oacute;n por semana o que no juntan las ganas para empezar.</p>
<p>La pregunta es c&oacute;mo funcionar&aacute; o qu&eacute; tan fuerte ser&aacute; el efecto logrado. Los cient&iacute;ficos de Harvard, que se encargaron del estudio, basaron sus investigaciones en una rama de la ciencia llamada modificaci&oacute;n de la subjetividad cognitiva, que intenta romper con algunos de los malos h&aacute;bitos del cerebro. Un ejemplo vale m&aacute;s que mil explicaciones: las personas con alg&uacute;n tipo de ansiedad social, que son extremadamente t&iacute;midas socialmente y que generalmente se concentran en los rostros severos en una multitud, podr&iacute;an modificar esa &ldquo;subjetividad&rdquo; y ayudar a personas a sobreponerse de su timidez.</p>
<p>Jugar un jueguito en donde hay que distinguir caras frunciendo y caras felices es repetitivo y aburrido pero podr&iacute;a ser la clave del &eacute;xito, y s&oacute;lo se necesita jugar unos minutos al d&iacute;a, tal vez durante el tiempo muerto en el transporte p&uacute;blico. Los resultados de estos experimentos tuvieron efectos fuertes, como los que se ven despu&eacute;s de hacer meses de terapia convencional. Y no s&oacute;lo servir&iacute;a para reducir ansiedad, sino tambi&eacute;n para prevenir adicciones.</p>
<p>Pero otras universidades, como la de Pensilvania, dicen que los efectos de esta terapia son m&iacute;nimos y que se tienden a publicar los casos de &eacute;xito m&aacute;s que los casos de fracaso. No es una sorpresa: el programa m&aacute;s grande y popular basado en esta terapia arroj&oacute; resultados positivos pero confusos.</p>
<p>Lo cierto es que, aunque todav&iacute;a falta catalogar los resultados, la creaci&oacute;n de estas aplicaciones y sus resultados positivos muestran que se puede realizar un tratamiento v&iacute;a tel&eacute;fono inteligente. Tal vez sea el principio del fin de los divanes.</p>

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