Globalización y culturas locales

¿Qué efecto tiene la globalización en las conductas y gustos de la gente? ¿La gente cambia sus intereses originales? La posición que sobre esto parece ganar terreno es que la globalización hace que las diferencias se manifiesten de otra manera.

27 junio, 2006

Ciertamente, las culturas han importado ideas y productos de comercio durante miles de años sin desaparecer ni perder identidad en el proceso. El profesor Kalman Applbaum de la Universidad de Wisconsin en Milwaukee no cree que la cultura mundial se haya vuelto—ni esté en proceso de volverse — más homogénea. Según él, se está produciendo una especie de estructuración de la diversidad de acuerdo con patrones globalizantes de aprovisionamiento y consumo.”

Otros, como el crítico de política pública Jeremy Rifkin, creen que el renovado interés que se observa en muchas culturas locales es generado por una reacción al orden político global. Decía, en una columna aparecida en The Guardian en 2001: “estamos presenciando los primeros escarceos de una reacción cultural a la globalización cuyos efectos probablemente sean tan importantes y profundos como fueron, a finales del siglo 18, los movimientos revolucionarios para la democracia política y el capitalismo”.

Marieke de Mooij de los países bajos, comparte con Rifkin la idea que el refuerzo de la cultura local es una reacción, pero la atribuye –más que nada — a una respuesta fundamental de la naturaleza humana al cambio. “La localización es claramente un contra-movimiento a la globalización,” pero inmediatamente agrega que “la conducta es estable, básicamente porque a la gente no le gusta el cambio, y gran parte de la conducta del consumidor es habitual. Esto implica que la gente acepta cosas nuevas por un tiempo, pero al final prefiere todo aquello a lo que está acostumbrada.”

LiAnne Yu, directora estratégica de la consultora de marcas Cheskin, recientemente completó un proyecto sobre la comida rápida occidental en la cultura de China. Allí descubrió que las marcas globales coexisten con las locales. Mientras marcas globales como McDonald’s son enormemente populares, Yu dice que igualmente están siendo desafiadas por marcas locales. “Yong He Da Wang, una cadena de comida rápida al estilo chino, combina la limpieza y conveniencia de McDonald’s con el estilo de cocina hogareña china como buñuelos hervidos y fideos…. Esa combinación ha demostrado tener enorme popularidad en China, porque supuestamente combina lo mejor de Occidente (o la cultura globalizada) con lo mejor de la cultura local,” dice.

Mark Kennedy, director de estrategia de Landor Associates, interpreta el renovado interés en las tradiciones locales más como un complemento de la globalización que como un sustituto de ella. “En todos los países del mundo hay una especie de reacción a la globalización en alguno de los productos locales. Es casi como un efecto equilibrante, de afirmación, de los productos locales.

Ciertamente, las culturas han importado ideas y productos de comercio durante miles de años sin desaparecer ni perder identidad en el proceso. El profesor Kalman Applbaum de la Universidad de Wisconsin en Milwaukee no cree que la cultura mundial se haya vuelto—ni esté en proceso de volverse — más homogénea. Según él, se está produciendo una especie de estructuración de la diversidad de acuerdo con patrones globalizantes de aprovisionamiento y consumo.”

Otros, como el crítico de política pública Jeremy Rifkin, creen que el renovado interés que se observa en muchas culturas locales es generado por una reacción al orden político global. Decía, en una columna aparecida en The Guardian en 2001: “estamos presenciando los primeros escarceos de una reacción cultural a la globalización cuyos efectos probablemente sean tan importantes y profundos como fueron, a finales del siglo 18, los movimientos revolucionarios para la democracia política y el capitalismo”.

Marieke de Mooij de los países bajos, comparte con Rifkin la idea que el refuerzo de la cultura local es una reacción, pero la atribuye –más que nada — a una respuesta fundamental de la naturaleza humana al cambio. “La localización es claramente un contra-movimiento a la globalización,” pero inmediatamente agrega que “la conducta es estable, básicamente porque a la gente no le gusta el cambio, y gran parte de la conducta del consumidor es habitual. Esto implica que la gente acepta cosas nuevas por un tiempo, pero al final prefiere todo aquello a lo que está acostumbrada.”

LiAnne Yu, directora estratégica de la consultora de marcas Cheskin, recientemente completó un proyecto sobre la comida rápida occidental en la cultura de China. Allí descubrió que las marcas globales coexisten con las locales. Mientras marcas globales como McDonald’s son enormemente populares, Yu dice que igualmente están siendo desafiadas por marcas locales. “Yong He Da Wang, una cadena de comida rápida al estilo chino, combina la limpieza y conveniencia de McDonald’s con el estilo de cocina hogareña china como buñuelos hervidos y fideos…. Esa combinación ha demostrado tener enorme popularidad en China, porque supuestamente combina lo mejor de Occidente (o la cultura globalizada) con lo mejor de la cultura local,” dice.

Mark Kennedy, director de estrategia de Landor Associates, interpreta el renovado interés en las tradiciones locales más como un complemento de la globalización que como un sustituto de ella. “En todos los países del mundo hay una especie de reacción a la globalización en alguno de los productos locales. Es casi como un efecto equilibrante, de afirmación, de los productos locales.

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