<p>Los movimientos en una habitación pueden provocar que las gotas más pesadas vuelvan nuevamente a quedar suspendidas en el aire después de haber caído al piso u otra superficie. Hacer una cama en un hospital puede sacudir y enviar al aire los virus depositados en el cubrecama. El acto de abrir una puerta puede alterar dramáticamente la corriente de aire en la habitación y elevar los virus del suelo. Hasta el caminar por la habitación puede desparramar las gotitas detrás de la persona que avanza. <br />
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Si una persona está enferma, las gotitas de un solo acceso de tos pueden contener hasta doscientos millones de partículas individuales de virus. El número puede variar mucho según sea el curso que atraviesa la infección, pues el sistema inmunológico expulsa el virus. Por lo general, una persona enferma está en el momento de mayor peligro de contagio cuando le aparecen los primeros síntomas y de menor peligro a medida que su sistema inmunológico expulsa el virus. <br />
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Una vez suspendidos en el aire, los virus en esas gotas pueden sobrevivir varias horas. Aun si las gotitas tocan una superficie, los virus pueden sobrevivir y todavía difundir la enfermedad si las gotitas vuelven más tarde a quedar suspendidas en el aire. Cuando una gota cae sobre papel, sus partículas de virus pueden sobrevivir horas. Sobre acero o plástico pueden sobrevivir días. <br />
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Julian Tang, clínico virólogo en Singapur, explica: “Una vez que son inhaladas, las gotas se depositan sobre la parte posterior de la garganta, donde el virus intenta penetrar esas células y comenzar a replicarse. Esto puede o no causar una infección. Las defensas naturales del cuerpo están diseñadas para eliminar infecciones, y que la persona se enferme o no dependerá de cuánto virus inhala y si su sistema inmunológico ha encontrado antes ese virus. <br />
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Cuando la gente se enferma, el cuerpo trata de combatir la infección fabricando moco para que ayude a expulsar el virus. Algo de este moco se traga, llevando el virus hacia abajo para que sea destruido por los ácidos estomacales. Algunos virus en la garganta, sin embargo, serán expulsados cuando tosemos, comenzando así todo el proceso de nuevo.<br />
<em>Jason Bardi<br />
Inside Science News Service (ISNS)<br />
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</em>Este artículo se difunde con autorización del ISNS (Washington)<br />
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<p>Para seguir la evolución de la tos, los científicos usan complicados instrumentos que revelan cuánta saliva es expelida y adónde va. Piden a la gente que tosa dentro de máscaras que son cuidadosamente pesadas antes y después de las toses. Iluminan el flujo de la tos con poderosos rayos láser y extravagantes técnicas fotográficas y usan poderosas computadoras para modelar ese flujo de miles de diminutas partículas. Usan maniquíes y máquinas de toser en ambientes llenos con diminutas gotitas de aceite de oliva o humo teatral para seguir la trayectoria del aire – para ver cómo se mueve el aire –, a dónde va la respiración y cuán expuestos estamos a la tos de otra persona. <br />
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Un acceso de tos suele comenzar con una respiración profunda seguida de una compresión de aire en los pulmones y luego un estallido en el momento en que ese aire fuerza su salida en la fracción de un segundo. La tos humana promedio llenaría con aire alrededor de las tres cuartas partes de una botella de agua de dos litros; un aire que sale disparado de los pulmones en un chorro de varios pies de longitud. La tos, además, despide con fuerza miles de diminutas gotitas de saliva. Unas 3.000 gotitas son expelidas en un golpe de tos y algunas vuelan de la boca a velocidades de hasta 80 kilómetros por hora.<br />
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El estornudo es todavía peor. Comienza en la parte posterior de la garganta y produce más gotitas – hasta 40.000 – algunas de las cuales disparan como cohetes a velocidades superiores a 322 kilómetros por hora. La gran mayoría de las gotitas tienen menos de 100 micrones de ancho – el grosor de un cabello humano. Muchas son tan diminutas que no se pueden ver a simple vista.<br />
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"Lo que ocurre con esas gotitas depende de su tamaño," explica Bakhtier Farouk de la Universidad de Drexel en Filadelfia, especialista en dinámica de fluidos, quien actualmente trabaja en software para modelar la forma en que gotas microscópicas se mueven en una habitación. <br />
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La mayoría de las gotas más grandes, más pesadas, caen rápidamente al suelo por la fuerza de gravedad. Las partículas más pequeñas y livianas (las que tienen un diámetro de cinco micrones o menos) son menos afectadas por la gravedad y pueden quedar suspendidas en el aire casi indefinidamente pues son captadas y dispersadas por los flujos de aire de la habitación.<br />
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