El rol de la vitamina D contra el COVID-19

Un estudio señala que las personas adultas mayores de 65 años con valores normales de vitamina D mostraron menores tasas de mortalidad y de complicaciones durante el tránsito de la enfermedad que aquellas con niveles bajos. 

25 junio, 2021

Con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, particularmente dentro del actual contexto de pandemia, la vitamina D cobra especial relevancia en el cuidado de la salud. Además de sus importantes y conocidas funciones a nivel de huesos y músculos, actúa en múltiples órganos y sistemas. La vitamina D estimula al sistema inmunológico: optimiza las defensas ante la entrada de distintos gérmenes, modula la respuesta inflamatoria y existe gran evidencia sobre su rol protector contra muchas infecciones respiratorias virales y otras enfermedades críticas.

Los adultos mayores, los residentes de geriátricos y las personas con obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular son quienes sufren con mayor agresividad la infección respiratoria aguda severa causada por el COVID-19. “La particularidad es que en las poblaciones mencionadas también es frecuente el déficit de vitamina D, con lo cual es biológicamente posible que pueda tener un efecto positivo contra esta enfermedad”, señala la doctora Vanesa Longobardi, Coordinadora de Docencia e Investigación en el Instituto de Diagnóstico e Investigaciones Metabólicas.

Un estudio que tuvo por objetivo evaluar la asociación entre los niveles de vitamina D en sangre y las complicaciones y mortalidad en pacientes hospitalizados por COVID-19, sugiere un rol protector contra esta infección. Para ello, se analizaron en forma retrospectiva los valores de vitamina D de 287 adultos internados por COVID-19, de los cuales el 35% tenía niveles normales y el 65% se encontraba por debajo de las cifras convenientes.

¨Los resultados de este estudio mostraron que las personas adultas mayores de 65 años que tenían valores en sangre de vitamina D normales, presentaron un 12% de mortalidad por COVID-19, frente a un 32% en aquellos con niveles bajos. Además, los primeros mostraron menores complicaciones durante la evolución de la enfermedad, con respecto a la necesidad de ingresar en terapia intensiva, requerir respirador y padecer síndrome de dificultad respiratoria aguda y sepsis grave (disfunción orgánica). En los pacientes sin obesidad también se observó un efecto protector, con menor probabilidad de muerte entre los que tenían la vitamina D dentro de los niveles normales”, destaca Longobardi.

Si bien aún la evidencia no es concluyente y son necesarios los resultados de ensayos clínicos específicos que actualmente se encuentran en desarrollo, estos hallazgos respaldan el potencial beneficio de suplementar la vitamina D para asegurar niveles adecuados en sangre, con el objetivo de disminuir el riesgo de complicaciones y muerte por COVID-19, además de sus demostrados beneficios en la salud general.

Longobardi concluye: “Para alcanzar los niveles deseables de vitamina D en el cuerpo y aprovechar todos sus beneficios, aconsejamos mantener una responsable exposición al sol (entre 10 y 15 minutos diarios. 3 veces por semana, fuera de los horarios peligrosos), llevar una dieta rica en alimentos que la proporcionan de manera natural, como la leche y los pescados grasos (salmón, trucha, atún y caballa), e incluso ingerir suplementos, siempre bajo la supervisión de un profesional médico”.

 

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