El retorno de la hamburguesa
Un norteamericano de 42 años hace campaña en pro de la recuperación del interés en las comidas tradicionales de Estados Unidos. John T. Edge es director de la Southern Foodways Alliance de la Universidad de Mississippi y ensayista sobre el tema.
Luego de publicar “Fried Chicken” (pollo frito) y “Apple Pie” (pastel de manzana) saca ahora “Hamburgers & Fries” (hamburguesas con fritas) donde cuenta la historia de este clásico norteamericano. También recorre las diferentes regiones con sus sabores particulares y recomienda su variedad preferida: la hamburguesa con morrón.
En una entrevista concedida a The Wall Street Journal Edge explica que hay dos tendencias paralelas en Estados Unidos en cuanto a preferencias culinarias. Por un lado crece la sofisticación y con ella, el interés en la comida de mantel blanco. Pero por una vía paralela la gente admite que la cocina vernácula también importa. “Yo adhiero a esta última y creo que debemos celebrar lo que es nuestro”, dice.
Los bifes son caros, dice Edge; las hamburguesas, en cambio, están al alcance de cualquiera. Las hamburguesas son rápidas como la vida cotidiana de nuestra gente. La misma estructura de la hamburguesa está pensada para la portabilidad. Una ración de carne entre dos panes: se toma y se lleva.
El argumento básico del libro es que las hamburguesas locales (cada región de Estados Unidos tiene una variante propia) sólo pueden ser evaluadas y criticadas por los residentes del área, ellos deben ser los únicos jueces de la cocina local. En Carolina del Sur, por ejemplo, imperan las hamburguesas con queso y morrones.
¿Cuál es el ingrediente secreto que permitió a McDonald’s convertirse en líder?, le pregunta el periodista. Una hamburguesa de Mc Donald’s es más combustible que alimento. Se impuso por ser rápida y barata. Sus papas fritas pueden parecerse a una comida, pero comer una hamburguesa McDonald’s no es una experiencia placentera.
Hace unos pocos años parecía que la hamburguesa era algo tan políticamente incorrecto que estaba a punto de desaparecer, pero hoy está peleando su regreso a las preferencias de los habitantes de Estados Unidos.
Luego de publicar “Fried Chicken” (pollo frito) y “Apple Pie” (pastel de manzana) saca ahora “Hamburgers & Fries” (hamburguesas con fritas) donde cuenta la historia de este clásico norteamericano. También recorre las diferentes regiones con sus sabores particulares y recomienda su variedad preferida: la hamburguesa con morrón.
En una entrevista concedida a The Wall Street Journal Edge explica que hay dos tendencias paralelas en Estados Unidos en cuanto a preferencias culinarias. Por un lado crece la sofisticación y con ella, el interés en la comida de mantel blanco. Pero por una vía paralela la gente admite que la cocina vernácula también importa. “Yo adhiero a esta última y creo que debemos celebrar lo que es nuestro”, dice.
Los bifes son caros, dice Edge; las hamburguesas, en cambio, están al alcance de cualquiera. Las hamburguesas son rápidas como la vida cotidiana de nuestra gente. La misma estructura de la hamburguesa está pensada para la portabilidad. Una ración de carne entre dos panes: se toma y se lleva.
El argumento básico del libro es que las hamburguesas locales (cada región de Estados Unidos tiene una variante propia) sólo pueden ser evaluadas y criticadas por los residentes del área, ellos deben ser los únicos jueces de la cocina local. En Carolina del Sur, por ejemplo, imperan las hamburguesas con queso y morrones.
¿Cuál es el ingrediente secreto que permitió a McDonald’s convertirse en líder?, le pregunta el periodista. Una hamburguesa de Mc Donald’s es más combustible que alimento. Se impuso por ser rápida y barata. Sus papas fritas pueden parecerse a una comida, pero comer una hamburguesa McDonald’s no es una experiencia placentera.
Hace unos pocos años parecía que la hamburguesa era algo tan políticamente incorrecto que estaba a punto de desaparecer, pero hoy está peleando su regreso a las preferencias de los habitantes de Estados Unidos.
