El arte de la charla social

Charlar, ese tipo de conversación intrascendente que tantos huecos llena, es un arte que consiste en saber qué decir, cómo y a quién en todo tipo de situaciones. Muchos afirman que dominarlo es clave para el éxito profesional y social.

16 agosto, 2013

Todo ocurre en un segundo. Uno entra a un salón y busca caras conocidas. Tal como temía: n inguna. El estómago se hace un nudo, el corazón se acelera y la cara se arrebola mientras los nervios se ponen de punta. 

Todos lo hemos vivido en algún momento. Una reunión con un cliente importante a la que el jefe llega tarde y el silencio que se produce es aplastante. La fiesta a la que van “todos” pero luego resulta que se reduce a un montón de extraños revoloteando alrededor de la mesa de los quesos. ¿Pero la charla social tiene necesariamente que ser un proceso doloroso?

“La charla funciona como una forma de hacer conexiones con la gente,” dice William Foley, profesor de lingüística de la Universidad de Sydney, Australia. “En la prehistoria, los primates se interactuaban y se conectaban mediante. Con el paso del tiempo fueron desarrollando el habla y surgió la charla como una especie de pegamento social.”
Si bien los temas que elegimos para comentar deben ser universales y no polémicos, la charla social varía según los países. Los ingleses están programados para comentar el tiempo, los franceses hablan de la salud, los alemanes van directo al grano, los chinos y los rusos discuten finanzas y en Argentina, aunque no se lo admita, se habla mucho del tiempo. En algunas partes del mundo, la charla intrascendente se mira con sospecha, como si fuera un preámbulo para la trampa.

Hombres y mujeres enfocan la charla social en formas diferentes. “La charla tiene género,” dice Foley. “Los hombres comentan temas externos, como deportes, política y acontecimientos, como una forma de desviar la conversación de cualquier aspect personal. Las mujeres, por su parte, son mejores para tejer redes socials y pueden entablar relaciones y alianzas en un nivel más íntimo y cooperativo”, explica.
La capacidad de hacer una relación instantánea genera, genera enormes beneficios , especialmente en el entorno laboral y en acontecimientos socials donde el negocio se disfraza de placer.

“La charla social puede ayudar a crear conexiones de todo tipo”, explica Jennifer Harwood, coach y autora de “The Art of Networking”. “Puede conducer a la conversación seria y a verdaderas oportunidades en el mundo de los negocios: ventas, pistas, ideas e inspiración que surgen al escuchar lo que cuentan otras personas”, dice.

Harwood, quien asesoró a más de 1100 líderes empresariales a lo largo de 15 años, cree que la gente hace negocios con personas que les resultan agradables y confiables. “Mientras el currículum es generic, la charla social es una forma de compartir historias específicas. Esas anécdotas crean conexiones que demuestran habilidades y capacidad, al traerlas a la vida”.
En una entrevista laboral, esa pequeña charla previa muestra si su personalidad va a encajar con la cultura de la organización.
“La mayoría de los entrevistadores se forman una fuerte impresión en los primeros segundos. Si usted se prepara con una línea de conversación que refleje o se adapte al tono de los entrevistadores, digamos con una sonriza y un apretón de manos, ya entra con el pie derecho”, opina Harwood.

Uno de los aspectos más raros de la charla social es que no exige necesariamente que la persona sea hábil conversadora. Robert Pigott, otro especialista en el arte de la Buena conversación, explica que “Las personas que son buenas en la charla tienen, por lo general, buenas habilidades interpersonales. Saben cómo dulcificar el tono de su voz, cómo usar el contacto visual y el lenguaje corporal para mostrar interés”. 

También saben cuándo detenerse.

Pigott también dice que quienes manejan bien el arte de la charla social saben manejar el ritmo de la conversación. No hacen muchas de esas preguntas que se contestan por sí o por no. Hacen preguntas que requieren elaborar una respuesta, se abren a su interlocutor,son receptivos y no le temen a los silencios, que les dan tiempo para pensar”.

“No hace falta hablar para crear una charla social. Pero sí hace falta escuchar activamente e interesarse. Escuchar con atención para aprender o explorer, independientemente de lo que usted piense inmediatamente del tema o la persona que está frente a usted.”

 

 

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