Cómo evitar el peor asiento en el avión

En realidad no hay uno solo, hay varios, y es mejor saber dónde están porque cuando ocurre quetenemos toda la cabina para elegir resulta que sabemos bastante poco de la cabina.

28 marzo, 2016

Lo que más nos preocupa es tener lugar para las piernas, pero eso no es lo único molesto en un asiento. Algunos no se reclinan. Otros reciben constantemente el tufo de los baños. Hay muchas formas en que el asiento puede molestarnos. Por eso, conviene aprender cuáles hay que evitar al elegir.

 El asiento en la última fila de cualquier sección

Por lo general esos son los asientos que están justo delante del área de baños y cocina. Esa zona está permanentemente cargada de personas haciendo cola, o para ir al baño o para tomar un vaso de agua. Quien se sienta en la última fila pasará todo el tiempo inundado de aromas, con asientos que no se reclinan y una permanente multitud de impacientes aspirantes al baño esperando su turno. Y cuando llega el momento de desembarcar sólo podremos abandonar el asiento cuando todos los demás ya se hayan ido.

 

El asiento contiguo a la puerta de salida principal

Si lo único que te importa es tener lugar para las piernas, ése es el asiento ideal. Pero si tu estatura es promedio harás bien en cuestionar la idea de que ésos son los mejores. ¿Por qué? En primer lugar porque no hay asiento delantero para guardar debajo tu cartera o aquello que necesites tener a mano. Entonces, durante despegue y aterrizaje, tendrás que arreglártelas poniendo todo en el compartimiento superior. Una molestia. Además, el asiento es más reducido debido a que las mesitas de comer deben guardarse en los brazos del sillón. Por últimos, son los asientos más fríos porque la puerta de salida, en lugar de tener aislación, tiene mecanismos metálicos.

 

El estrecho asiento de la ventana

Algunos aviones tienen, en la parte de atrás , unas pocas filas de dos asientos. Esto parecería como un sueño, más espacio, no tiene asiento del medio. Pero ahí hay algunos problemas. Hay un hueco entre el asiento y la pared del avión, lo que quiere decir que no se puede apoyar la cabeza para dormir. Lo que tiene de bueno es que podés meter ahí tus cosas de mano en lugar de ponerlas debajo del asiento delantero. Peor hay que tener cuidado porque la persona en el asiento de atrás puede reclamar ese espacio para extender las piernas, lo que podría significar soportar el olor a pies. Una molestia que puede hacer el viaje doblemente largo.

 

La ventanilla desalineada

Cuando preferimos sentarnos en la ventanilla es, seguramente porque nos gusta mirar para afuera o porque queremos ser dueños de subir o bajar la cortina a gusto. Pero muchos aviones tienen configuraciones que colocan algunos asientos entre ventanillas. Esto quiere decir que ni podemos mirar por la ventana ni decidir cuándo queremos luz y cuándo oscuridad. El control de eso lo tiene quien se siente delante y detrás de nosotros.

 

Asientos entre configuraciones diferentes

Hay que tener cuidado de no elegir la primera fila en que un avión pasa de cuatro a tres asientos por fila, o de tres a dos. Cuando la configuración cambia para adaptarse al estrechamiento del avión, el espacio para las piernas se complica por las patas de los asientos. Esto significa que tendrás que invadir el espacio del vecino para guardar elementos que normalmente van debajo del asiento delantero sino que además tendrás que torcer el cuerpo para conseguir lugar para las piernas. Y a la mañana te dolerá todo.

 

Las filas que están delante de las que tienen la puerta de emergencia

Sabemos que la gente que se siente en las filas de la puerta de emergencia tiene un magnífico espacio para las piernas. Eso se logra en parte a expensas de la fila de adelante. Para asegurar que las filas de salida tengan suficiente espacio libre en caso de emergencias, la fila de adelante tiene asientos que no se reclinan ose reclinan muy poquito. Para seguridad, perfecto. Peor el que viaja es mejor que trate de evitar esos asientos.

 

El temido asiento del medio

Es el más evitado porque uno se siente el jamón del sándwich entre dos personas. Son los últimos que pide la gente, por lo tanto cuanto más tarde se saque el boleto más probabilidades habrá de conseguir uno de esos. Flanqueados por dos extraños, será más difícil come, leer y dormir. Y cuando la parte central trae cinco asientos, ir al baño significará hacer levantar y salir al pasillo a dos personas, que luego deberán volverlo a hacer a nuestro regreso.

 

 

 

 

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