Champagne francés: auge de ventas y riesgos de menor producción

Como ocurrecon otros vinos galos, van agotándose las zonas aptas para el cultivo. Por ahora, la única solución serían ampliarlas. Pero también hay una burbuja con precios de tierras: la hectárea puede valer hasta un millón de dólares.

19 octubre, 2005

Por de pronto, en algunas franjas de la Champagne (Campaña), empiezan a parede viñeos en alderas que, hasta hace algunos meses, estaban pobladaas de árboles. Esto desforestación podría modificar el clima y, con él, el ciclo de la uva. Pero la típica codicia delos franceses no repara en el riesgo.

Cada vez más áreas obtienen permiso oficiail para pasar a viñedos, una vez que los ensayos geológicos y químicos muestran que el suelo es adecuado para los tipos de uva que exige el espumante. En general, la familia pinot. Eso plantea un segundo problema: ¿tendrán derecho las nuevas áreas, en el norte de Francia, a que su futura producción les calificada como “champagne”? Ern otyras palabras, ¿la “appéllation controlée” les será concedidida?

Tras una fase de pobrer ventas, hace unos veinte a veinticinco años, la demanda internacional ha aumentados en forma desmedida. En 2004, se vendieron boitellas por una valor de US$ 4.500 millones, o sea 22% más que un decenio antes. A diferebcia de otros rubros, cuanto más caro es el producto, más se lo pide. Por ejemplo, “Crystal”, un champagne que los verdaderos entendidos no reverencian pero es el más costoso del mundo, exige a distribuidores y minoristas reservar partidas con años de antelación.

Paradójicamente, el auge del espumante coincide con un retroceso en la demanda de burdeos o beaujolais. Algunos vinos franceses se usan para hacer destilados de etanol, un combustible empleado en varias industrias. Sucede que, mientras el champagne mantiene su aura de prestigio social (aunque su calidad no sea la de hace cincuenta años), los tinos están de decadencia.

Por supuesto, la “apelación controlada” es sólo un viejo recurso de marketing para impedir que vinos no franceses. A menudo de superior calidad, compitan en la plaza mundial. La ley homónima data de 1927 y, en el caso del champagne, limita el derecho al nombrte a un área de apenas 34.803 hectáreas. Como casi toda la zona está bajo cultivo, un terreno de buena calidad y no muy agotado puede llegar a costarr US$ 1.180.000 por hectárea (manzana).

Cuando se producen movimientos en escala empresaria, toda la región pende de un hilo. Así ocurrió en julio, al saberse que la familia Taittinger venia su negocio de champagne. Esta firma controla 275,6 Ha. Luego, el desencanto: simplemente, la vieja generación les pasaba la posta a sus hijos y nietos. Sea como fuere, “en cinco años ya no nos quedará espacio para nuevos cultivos ni para rotar los existentes”, confiesa Fabien Henru (Chanoîne Frères).

La clave se llama, en efecto, “rotación”. Desde hace varios siglos, los franceses han estado cultivando las mismas tierras y, con frecuencia, los suelos están orgánicamente exhaustos. Por eso, los vinos pierden fuerza y bouquet. Por eso, el champagne “auténtico” es a menudo chirle o ácido y no se compara con los mejores cavas españoles ni con los espumantes argentinos y chilenos. Todos saben, por ejemplo, que el Moët & Chandorn “brut impérial” es mucho menos intenso que el M.Chandon “brut nature” argentino.

Por de pronto, en algunas franjas de la Champagne (Campaña), empiezan a parede viñeos en alderas que, hasta hace algunos meses, estaban pobladaas de árboles. Esto desforestación podría modificar el clima y, con él, el ciclo de la uva. Pero la típica codicia delos franceses no repara en el riesgo.

Cada vez más áreas obtienen permiso oficiail para pasar a viñedos, una vez que los ensayos geológicos y químicos muestran que el suelo es adecuado para los tipos de uva que exige el espumante. En general, la familia pinot. Eso plantea un segundo problema: ¿tendrán derecho las nuevas áreas, en el norte de Francia, a que su futura producción les calificada como “champagne”? Ern otyras palabras, ¿la “appéllation controlée” les será concedidida?

Tras una fase de pobrer ventas, hace unos veinte a veinticinco años, la demanda internacional ha aumentados en forma desmedida. En 2004, se vendieron boitellas por una valor de US$ 4.500 millones, o sea 22% más que un decenio antes. A diferebcia de otros rubros, cuanto más caro es el producto, más se lo pide. Por ejemplo, “Crystal”, un champagne que los verdaderos entendidos no reverencian pero es el más costoso del mundo, exige a distribuidores y minoristas reservar partidas con años de antelación.

Paradójicamente, el auge del espumante coincide con un retroceso en la demanda de burdeos o beaujolais. Algunos vinos franceses se usan para hacer destilados de etanol, un combustible empleado en varias industrias. Sucede que, mientras el champagne mantiene su aura de prestigio social (aunque su calidad no sea la de hace cincuenta años), los tinos están de decadencia.

Por supuesto, la “apelación controlada” es sólo un viejo recurso de marketing para impedir que vinos no franceses. A menudo de superior calidad, compitan en la plaza mundial. La ley homónima data de 1927 y, en el caso del champagne, limita el derecho al nombrte a un área de apenas 34.803 hectáreas. Como casi toda la zona está bajo cultivo, un terreno de buena calidad y no muy agotado puede llegar a costarr US$ 1.180.000 por hectárea (manzana).

Cuando se producen movimientos en escala empresaria, toda la región pende de un hilo. Así ocurrió en julio, al saberse que la familia Taittinger venia su negocio de champagne. Esta firma controla 275,6 Ha. Luego, el desencanto: simplemente, la vieja generación les pasaba la posta a sus hijos y nietos. Sea como fuere, “en cinco años ya no nos quedará espacio para nuevos cultivos ni para rotar los existentes”, confiesa Fabien Henru (Chanoîne Frères).

La clave se llama, en efecto, “rotación”. Desde hace varios siglos, los franceses han estado cultivando las mismas tierras y, con frecuencia, los suelos están orgánicamente exhaustos. Por eso, los vinos pierden fuerza y bouquet. Por eso, el champagne “auténtico” es a menudo chirle o ácido y no se compara con los mejores cavas españoles ni con los espumantes argentinos y chilenos. Todos saben, por ejemplo, que el Moët & Chandorn “brut impérial” es mucho menos intenso que el M.Chandon “brut nature” argentino.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades