Cálido y multifuncional, el guardarropas en pandemia

La comodidad pasó a ser un valor central a la hora de vestirse: ¿para qué necesitamos prendas ajustadas, encorsetadas, telas o diseños que no nos sean cómodos?

17 febrero, 2021

¿Son necesarios si salimos poco o nada y el relacionamiento social es más la excepción que la norma? Este es el eje del reciente informe de la consultora Trendsity que dirige Mariela Mociulsky.

Una de las primeras víctimas de este cambio fue el corpiño; miles de mujeres reconocieron en el 2020 que esta prenda íntima dejó de tener sentido. La contratendencia, claro, es justamente extrañar aquellas otras ocasiones. La resolución de la tensión entre la comodidad y el glamour podrá ser clave para la industria de la moda.

El athleisure, justamente, emergió como prenda insignia. Ropa cómoda con poca costura que es adecuada para las múltiples funciones ( atender a los hijos, ir al supermercado, limpiar, eventualmente hacer ejercicio y/o estar presentable para hacer una videollamada de trabajo).

Otro fenómeno que observamos es el boom de ventas de ropa “para la parte de arriba” nuevamente entendiendo que la vida pasa en todo caso por estar “presentable” para los zooms. De la misma manera, el make up para videollamadas también se vio como tendencia.

El pijama y los pantalones estilo jogging se volvieron la prenda fundamental en los guardarropas, con un detalle: de ponerse “lo que había en casa” sin ningún miramiento, progresivamente hubo una sofisticación y fue emergiendo un mercado para estas prendas, incluso que pueden usarse para estar afuera de casa con total normalidad.

Parecería que usar pijama o ropa más cómoda no implica estar desaliñado, puede ser canchero, cool, “con detalles”. Hemos visto ya pantalones de jogging que “parecen” jeans y viceversa. ¿El trasfondo para la solución?. Texturas y diseños cómodos, suaves, con pielcitas o detalles agradables al tacto, como si necesitáramos que la ropa nos abrace, nos resguarde y nos reconforte, pero sin que eso implique perder el estilo.

Las grandes firmas del lujo y los grandes diseñadores

presentaron colecciones que aportaron calidez, multifuncionalidad y pragmatismo al armario pero con toques de exclusividad. Muchos diseñadores lanzaron líneas de manteles y vajillas dado que buscan posicionarse como un “estilo de vida”, en línea con la filosofía danesa “hydde” que atravesó en muchas casos la vida en pandemia, apelando al rescate de lo interior, la felicidad de las pequeñas cosas, acogedoras, placenteras, hogareñas.

Estos emergentes son muy importantes para marcas y emprendedores de la industria de la moda quienes tienen que seguir muy de cerca las necesidades prácticas y también emocionales que atraviesan las personas en medio de esta situación inédita. Veremos si cómo evolucionan estos cambios en la post pandemia, muchos de ellos serán inspiración para los modos de vestir de los tiempos que vienen.

 

 

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