Amor y economía, juntos

Paula Szuchman y Jenny Anderson ofrecen un divertido intento de resolver algunos de los problemas del amor aplicando la precisión de la economía a la desprolijidad de las relaciones. El libro que publican se titula “Spousonomics: Using Economics to Master Love, Marriage, and Dirty Dishes”.

17 junio, 2011

<p>&quot;En su centro, la econom&iacute;a es… el estudio de c&oacute;mo las personas, empresas y sociedades asignan recursos escasos&rdquo;, dicen las autoras, &ldquo;algo que coincide con lo que muchas parejas est&aacute;n permanentemente tratando de resolver: c&oacute;mo gastar una limitada cantidad de tiempo, energ&iacute;a, dinero y libido de formas que los mantengan sonriendo en un matrimonio floreciente… El truco es a) aumentar esos recursos preciosos y b) distribuirlos m&aacute;s inteligentemente. Hagan eso y sin darse cuenta estar&aacute;n en camino hacia un mejor retorno sobre su matrimonio&rdquo;. <br />
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Szuchman es editorialista del The Wall Street Journal y Anderson, reportera del New York Times que cubri&oacute; Wall Street durante a&ntilde;os. Ambas tienen amplia experiencia entrevistando economistas, psic&oacute;logos y, para este libro en particular, a cientos de parejas de costa a costa del pa&iacute;s. Si las reflexiones del libro pueden salvar a un matrimonio en problemas es tema para debatir, pero lo cierto es que brinda una lectura entretenida y hasta divertida. <br />
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Los economistas &ldquo;resultaron ser un grupo sorprendentemente rom&aacute;ntico&rdquo;, dicen las autoras, y descubren que la econom&iacute;a ofrece soluciones l&oacute;gicas y desapasionadas para disputas dom&eacute;sticas &ldquo;espinosas, il&oacute;gicas y muy emocionales&rdquo;. &quot;Cuando el trabajo estuvo terminado, ya est&aacute;bamos convencidas: la econom&iacute;a es la ruta m&aacute;s segura hacia la dicha matrimonial.&quot; <br />
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alrededor de diferentes temas econ&oacute;micos y luego usan estudios de caso para mostrar c&oacute;mo distintos principios econ&oacute;micos se pueden aplicar al matrimonio. Algunos intentos, como plotear el sexo seg&uacute;n la curva de oferta y demanda, suenan algo tirados de los pelos. Otras yuxtaposiciones arrojan una luz fresca y podr&iacute;an inspirar alguna soluci&oacute;n pr&aacute;ctica o dos. <br />
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<p>Szuchman y Anderson usan división del trabajo, por ejemplo, para analizar cómo las parejas deberían repartir las tareas hogareñas. Tanto en lenguaje como en concepto, el libro salta de la jerga económica a la sexual con evidentes esfuerzos por conectarlas. Pongamos por caso: Las autoras parecen creer realmente que el sexo es “simplemente una función de la oferta y la demanda” y que las parejas pueden aumentar la cantidad de sexo que tienen bajando su costo. <br />
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"Por 'costo' del sexo, no queremos decir el costo literal de pagar por sexo”, aclaran. “queremos decir lo que le cuesta a usted, o sea, cuántas cosas tiene que abandonar para obtenerlo – los 15 minutos de sueño que se pierde, los emails que no tendrá tiempo de contestar, la corrida al supermercado para comprar lo que falta para la comida." Desde un punto de vista económico, cuando el costo del sexo sube, la demanda baja, dicen. La solución: "Baje los costos. Haga eso y la cantidad demandada subirá casi instantáneamente."<br />
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También hay un capítulo donde comparan las burbujas económicas con el mareante encaprichamiento del amor nuevo. En economía las burbujas ocurren cuando el precio de algo sube muy por encima de su valor real. Esto es exactamente lo que hacen las parejas al principio de su relación, plantea el libro: ambos se sobre valúan. Se vuelven ciegos a las fallas de cada uno. No prestan atención a las señales de advertencia que, con mirada retrospectiva, deberían haber sido obvias. <br />
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En el capítulo sobre burbujas, por ejemplo, Szuchman y Anderson brindan las opiniones de un economista sobre cómo encarar la recuperación luego de que explota la burbuja. El economista austríaco Joseph Schumpeter decía que las burbujas son necesarias para la economía, pues la abren a un ciclo de “destrucción creativa” que permite a la economía revitalizarse y volverse más productiva. De modo que las burbujas son, en realidad, algo bueno. El mismo principio podría aplicarse al matrimonio, dicen las autoras. La desilusión es dolorosa, pero a veces el proceso de muerte y renacimiento es necesario para que una relación crezca.</p>

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