Alemania está en el Caribe

Hay un pedacito de Alemania en Venezuela, arriba en la montaña y, hasta hace relativamente pocos años, aislado del resto del país. El grupo de inmigrantes que llegó a las costas en 1843 se instaló allí arriba y mantuvo sus costumbres, su lengua, su cocina y su arquitectura. Hoy, Colonia Tovar es un centro turístico muy visitado. Por María Teresa Lavayén

19 mayo, 2015

El carácter que han dado al lugar aquellos inmigrantes llegados de Baden, luego incorporado a Alemania es tan típico de su lugar de origen que a Colonia Tovar se la conoce como “la Alemania del Caribe”. Y la definición es acertada, porque si Alemania estuviera en el trópico y tuviera un clima agradable todo el año sería exactamente como Colonia Tovar. Si no fuera por la ocasional palmera o la gente que hoy habla español caminando por la calle, uno podría olvidarse de que está en Venezuela, a sólo 42 km de Caracas.

 

Como la mayoría de los inmigrantes eran de la Selva Negra de Bavaria, la huella bávara se percibe aun hoy en su architectura, su población, su lenguaje y su gastronomía. Una de las razones por las que la cultura se mantuvo tan fuerte en ese reducto montañoso es su aislamiento del resto del país. Al principio, la colonia estaba totalmente separada del resto del país. La tradición era que los residentes se casaran exclusivamente entre ellos. El idioma español recién se comenzó a hablar en la década del 40 y sólo cuando en 1963 se pavimentó la ruta que la conecta con Caracas que el lugar comenzó a ser un centro turístico no solo nacinal sino internacional.

Pero a causa de ese largo aislamiento el pueblo parece una parte de Alemania por algún error instalado en América del Sur. El idioma aleman y la cultura fueron pasando de generación en generación y sólo en los últimos años han ido incorporando también la cultura y el habla del país donde están. Allí la gente es rubia y de ojos ayules. La arquitectura es alemana y, sobre todo, gran parte de la cocina es alemana.

Conocer este pueblo del estado Aragua resulta una experiencia inolvidable, en particular si se decide pasar un fin de semana en las múltiple posadas y casas que poseen decoraciones de coleccionistas o una infraestructura de hermosos acabados.

Hotel Selva Negra

 

Hacer un recorrido por la ciudad para degustar de las ricas frutillas con crema que desde el camino ya se venden, probar las ricas salchichas alemanas, los duraznos y frutillas que por su gran tamaño parecieran ser de cultivos hidropónicos, nos obliga a llevarlas como recuerdo de este paseo.

Visitar su Iglesia, un lugar que caracteriza a la ciudad y siempre está presente en las postales; realizar una cabalgata a caballo en los espacios abiertos ofrecen una opción de foto para el recuerdo, y aún más: podemos tomar tours internos para visitar las plantaciones agrícolas de frutillas y crisantemos a bordo de rústicos.

 La semana de Navidad reúne a todos en la plaza

El octoberfest

La primera vez que se celebró en Munich el Oktoberfest -la fiesta de la cerveza- en el mundo fue en 1810. Y en la Colonia Tovar en los setenta aunque la primera cerveza la fabricaron los hermanos Benitz en 1843, cuando aún era un pueblito recién fundado.  La tradición continúa y todos los años llega allía algún grupo de músicos de Bavaria, salen a relucir todos los platos de la comida alemana, los coloridos trajes típicos, los famosos arlequines y las competencias tradicionales de la madre patria. 

  

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