<p><img alt="" src="../../../../../mercado/ro/imagenes/foto_nota_1117_40_1.jpg" /></p>
<p>En toda crisis hay perdedores y ganadores. En el caso del efecto dominó que voltea regímenes autoritarios en el norte de África (y que amenaza extender su efecto dominó a todo el Medio Oriente), los que sufren no son solo las poblaciones que se manifiestan contra sus Gobiernos.<br />
También lo hacen los grandes países consumidores de petróleo. El efecto Libia, al que debe sumarse el triple desastre en Japón, hace que el barril de crudo se mantenga firme por encima de los US$ 100, y que los cálculos de crecimiento global se orienten ahora a la baja.<br />
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Uno de los grandes ganadores es la Organización de Países Exportadores, cartel con gravitación de Arabia Saudita, que espera que sus ingresos de este año superen –por primera vez– el billón de dólares (millón de millones, con doce ceros). <br />
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El otro beneficiario –tal vez el mayor de todos– es Rusia (y algunos otros países de la Confederación de Estados Independientes, del Asia central), máximo productor y exportador real. Solo Moscú podría llegar a obtener US$ 350.000 millones este año, vale decir 21% de su Producto Bruto Interno. <br />
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Mientras tanto, el “factor japonés” depara horizontes críticos para la energía nuclear. Así se nota también en Alemania, Francia, Finlandia y otras economías que estaban empleándola para reemplazar los hidrocarburos. Por lo menos en el corto plazo: cuando la tecnología diseñe instalaciones más seguras, seguramente habrá un retorno a la energía nuclear. Pero mientras tanto el miedo obliga a revisar y a paralizar las viejas centrales construidas en los años 60, 70 y 80 del pasado siglo.<br />
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Sin duda Rusia tiene bastante que ganar con la situación en Libia, y con el otro desastre reciente, el terremoto en Japón y la crisis nuclear. Tener a Estados Unidos y sus aliados ocupados en una zona militar de escasa importancia para Rusia, le conviene a Moscú. Y las revueltas en medio Oriente hicieron subir el precio del petróleo hasta US$ 115 el barril, algo que a la economía rusa le viene como anillo al dedo. Ese seguramente fue el cálculo que impulsó la decisión de Moscú de abstenerse ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, cuando se esperaba que usara su veto. <br />
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Mientras tanto, un retroceso en el poder nuclear de Japón y Europa va a aumentar la demanda de largo plazo de las exportaciones rusas de energía, especialmente de gas. No sorprende entonces que la bolsa de valores rusa, que el año pasado iba a la zaga en la recuperación general de mercados emergentes, ahora está cercana a los picos más altos de los últimos dos años y medio. <br />
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Con elecciones presidenciales y parlamentarias en ciernes, el Kremlin aplaudirá ese excedente para elevar jubilaciones y salarios al sector público. Eso debería ayudar a eliminar cualquier peligro, por pequeño que sea, de que Rusia misma sufra protestas estilo mundo árabe. Rusia también está usando las protestas árabes para presentarse como una alternativa más confiable a los proveedores de energía del medio oriente y norte de África, para reparar así el daño provocado en los últimos años por el cierre de dos gasoductos suyos.<br />
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El método es evidente, también, en su respuesta al <em>tsunami</em> de Japón. Putin se apuró a sugerir que Gazprom, el gigante gasífero ruso, debería mandar más reservas de gas natural líquido a Japón para morigerar la escasez de energía. Cuando no se pudo encontrar mucho LNG para enviar, Putin tuvo otra idea. Gaz­prom podría aumentar su provisión por gasoducto a Europa, para que luego algo se redireccione a Japón. <br />
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La respuesta a la propuesta de “canje” de gas fue tibia. Pero, a mediano plazo, las perspectivas para aumentar la provisión a Japón son buenas. Los analistas dicen que, suponiendo que 10 plantas japonesas permanecieran cerradas, el consumo de gas del país podría subir en alrededor de un séptimo el año próximo. <br />
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El retroceso nuclear se limita a Occidente. La mitad oriental de Europa, un mercado tradicional para la tecnología nuclear rusa, ha prometido mantener la generación nuclear. Esto es buena noticia para Rosatom, el grupo estatal que aspira a convertirse en el equivalente de Gazpom en la energía nuclear.<br />
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A pocos días del <em>tsunami</em> en Japón, Putin firmó un acuerdo por US$ 9.000 millones para construir un reactor ruso en Bielorusia, mientras Medvedev acordó seguir adelante con una planta rusa en Turquía (US$ 20.000 millones).</p>
Rusia es la gran ganadora de las crisis mundiales
Por cada aumento de US$ 10 en el promedio anual del precio del petróleo se inflan los ingresos rusos en US$ 20.000 millones. Si la decisión de Alemania de dejar de operar siete plantas nucleares viejas es copiada en otras partes, seguramente el gas será la principal alternativa; y Moscú provee la cuarta parte de las necesidades totales de Europa.