sábado, 14 de diciembre de 2024

Perfil de las empresas locales más responsables de la Argentina

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Desde una perspectiva práctica, podríamos afirmar que una compañía es responsable, o que tiene un gobierno corporativo adecuado, si los diferentes grupos de interés que se relacionan con ella (sus clientes, proveedores, socios e incluso ocasionalmente su competencia, entre otros) lo estiman de este modo.

Por José María San Segundo Encinar


José María San Segundo Encinar

Es que, aunque se ha escrito mucho acerca de la responsabilidad social, con frecuencia quedan muchos cabos sueltos y preguntas por responder en este ámbito, por lo que puede resultar difícil incluso determinar qué es una empresa responsable.
Así, del mismo modo que la reputación corporativa, la responsabilidad o el buen gobierno podrían considerarse activos intangibles que descansan en la percepción de terceros. En un extremo, las actuaciones de una organización en este terreno podrían resultar estériles si no son adecuadamente valoradas por parte de estos stakeholders.
Un monitor como Merco “Responsabilidad y buen gobierno” permite a cada empresa conocer en qué medida sus acciones están siendo percibidas y valoradas por estos públicos. En concreto, la perspectiva de esta investigación en la Argentina se asienta en la evaluación de los directivos de las principales compañías que operan en el país en función de su cifra de facturación, genuinos representantes de algunos de los citados grupos de interés.
Si realizamos un ejercicio de abstracción analizando el conjunto de los resultados, podemos ir más allá, identificando qué tienen en común las empresas que son consideradas más responsables. Esto es, cuáles son los aspectos que las caracterizan. Este perfil de la empresa responsable diferirá o no del correspondiente a las empresas con mejor reputación, poniendo de manifiesto las semejanzas y diferencias entre ambas facetas, teniendo siempre en cuenta que la reputación corporativa tiende a ser más amplia que la responsabilidad social.
En un extremo, este ejercicio puede guiar a las empresas en la elección de políticas de actuación concretas que rentabilicen su comportamiento en el terreno de la responsabilidad y el buen gobierno. En efecto, las diferencias entre las variables más destacadas en las primeras empresas del monitor y el conjunto de compañías mencionadas en él pone de manifiesto los ámbitos mejor valorados por los stakeholders, lo que puede ser una guía de acción para las diferentes organizaciones.
Si analizamos las veinte primeras posiciones del monitor de “Responsabilidad y buen gobierno” en esta edición de 2013 podemos destacar, en primer lugar, el peso extraordinario de las compañías del sector de alimentación (7) o de bebidas (2), que alcanzan prácticamente la mitad de estos puestos destacados. Esta presencia es aún más clara entre los 10 primeros puestos (5), o en el podium (3 sobre 3).

Diferencias con reputación
De hecho, esta división sectorial plantea una sensible diferencia respecto al monitor de reputación corporativa. En efecto, como podemos ver en las tablas, la fuerte presencia del sector automotor en el monitor de reputación se ve mermada en favor de las compañías del citado sector de alimentación y bebidas. Asimismo, en el monitor de responsabilidad corporativa destaca en mayor medida el papel de las entidades financieras que operan en la Argentina, que no muestran la misma fortaleza en reputación corporativa.
La fortaleza de las empresas de alimentación y bebidas en el monitor no es el resultado de una presencia puntual en una u otra dimensión del monitor sino, como podemos ver, de su solidez en todas ellas, que lleva a las nueve compañías mencionadas, en conjunto, a posiciones medias que siempre se sitúan entre las 15 primeras de cada aspecto. Por su parte, la menor incidencia del compromiso medioambiental puede actuar como lastre para las entidades financieras, especialmente reconocidas, sin embargo, por su compromiso con sus trabajadores. Poco se puede decir de los sectores representados por una única compañía, dado que la media identifica a dicha organización.
Al inicio de este capítulo, se analiza cuáles son las variables primarias y secundarias más destacadas por los directivos de las principales empresas argentinas en el monitor de responsabilidad y buen gobierno. No obstante, según se indicó anteriormente, cabe preguntarse si las empresas mejor posicionadas muestran un comportamiento diferente en las distintas dimensiones en comparación con dicho total.
Como puede comprobarse en la tabla, las diferencias son exiguas en algunas de las dimensiones, concretamente en lo relativo a comportamiento ético (la existencia de un código ético y de mecanismos de gestión de incidencias es primordial en ambos casos) o en el comportamiento respecto a los empleados (destacando, en este caso, la gestión del talento y el trabajo relacionado con diversidad e igualdad de oportunidades).
No obstante, sí se producen algunas disparidades sensibles en las demás dimensiones. De este modo, como puede comprobarse, las compañías que destacan por su transparencia y buen gobierno corporativo, más allá de políticas generales, desarrollan mecanismos de comunicación específicos con sus grupos de interés, incluyendo un informe específico de buen gobierno, que plasman de forma concreta esta vocación de transparencia, permitiendo conocer con precisión los datos más relevantes de la compañía a algunos de sus stakeholders cruciales. 
Podríamos decir, de este modo, que existe una exigencia de información que debe satisfacerse de forma constante, más allá de una voluntad genérica, si se quiere destacar en este ámbito.
Esta misma necesidad de concreción se aprecia en la actuación medioambiental y la lucha contra el cambio climático. En efecto, el posicionamiento frente al cambio climático, que podría quedar en algo meramente declarativo, reduce su ya escaso peso en favor de actuaciones comprometidas como las iniciativas específicas o el green procurement.
Enlazando con esta última cuestión, las empresas consideradas más responsables en la Argentina tienen claro que su influencia sobre la sociedad no empieza y termina en la propia compañía, sino que debe incluir a las organizaciones que trabajan para ellas. En este sentido, y alineándose con la citada necesidad de compra verde, en la última de las dimensiones cabe destacar la apuesta por los requerimientos sociales en la cadena de suministro por parte de las organizaciones más responsables.
De este modo, podemos concluir que las empresas que destacan entre las más responsables en la Argentina según los resultados de Merco han logrado en las distintas dimensiones traducir su compromiso en acciones específicas, identificando nítidamente el impacto social de sus actuaciones y reconociendo, por tanto, la importante de su contribución a la comunidad en la que desarrollan sus actividades.

(*) José María San Segundo Encinar es director técnico de Merco.

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