Kimberly-Clark va camino a la economía circular

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Mediante un proceso de gestión de residuos la compañía transforma sus residuos productivos en ladrillos, plásticos y compost. El objetivo último es no enviar más residuos productivos a enterramiento.

Presente en Argentina desde hace 24 años la compañía  está utilizando un proceso de recuperación de residuos en sus tres plantas de producción con el cual recicla casi la totalidad de sus desechos para reingresarlos al proceso productivo o destinarlos a otros procesos.

Fernando Hofmann, Director de Asuntos Legales y Corporativos, explica que la meta es minimizar la disposición final de los residuos para ir acercándose poco a poco al objetivo de no enviar más residuos productivos a enterramiento. La minimización de los residuos tiene un impacto directo en la eficiencia de los procesos productivos porque se elaboran productos más rentables, con mayor productividad y ahorro de costos de electricidad, combustibles, agua, materias primas y también costos de logística, almacenamiento y recursos humanos.

Los procesos son auditados en todo el circuito, tanto interno como externo, para garantizar su sustentabilidad.

Un proceso circular con impacto positivo

El proceso de recuperación de barros de la planta de Bernal es el más complejo, ya que todos los barros generados en el tratamiento primario de los efluentes son llevados a una empresa dedicada desde a la fabricación de ladrillos cerámicos, quien los ingresa, posteriormente, al proceso productivo.

El polietileno se procesa generando un grumo con el cual se genera el cuerpo donde se insertan las cerdas de cepillos y escobas. De las bandejas, sunchos y wicketer se obtienen  pallets que luego son vendidos a la industria plástica.

El cartón se recicla y es reutilizado por empresas que producen derivados del papel. Mientras que los residuos metálicosson enviados a la fundición, o los alambres son retirados por otro proveedor para la posterior manufactura de otras piezas como jaulas para mascotas o perchas.   Por otra parte, los residuos orgánicos se procesan en las composteras de cada planta para obtener de compost que luego es destinado a abonar parques y espacios verdes.

Kimberly-Clark emplea a más de 1.700 personas en sus tres plantas productivas en el país, ubicadas en Pilar, Bernal y San Luis.

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