Después del anuncio oficial sobre la venta del periódico más antiguo de Venezuela a Epalisticia Private Equity, una firma de capital de riesgo, siguen sin conocerse los nombres de los socios del consorcio ibérico y el costo de la transacción, pero los rumores indican unos US$ 90 millones.
Jesús Abreu Anselmi, viceministro de Infraestructura en los años 80 y experto en rescatar a empresas en crisis, negó que los compradores tengan negocios o vínculos con el gobierno del presidente Nicolás Maduro y aseguró que la línea editorial “caracterizada por la imparcialidad se mantendrá absolutamente”.
José Luis Basanta es consejero delegado de Epalisticia, la empresa que adquirió recientemente el diario venezolano El Universal. Nacido en Galicia, fue criado en la ciudad de Lugo. Es licenciado en derecho, aunque admite que jamás ha litigado un caso. Además, es gestor de inversiones extranjeras en España y ha coordinado operaciones financieras en México. Destaca por ser el representante de los intereses del grupo farmacéutico mexicano Landsteiner Scientific en una firma de investigación instalada en Sevilla. También es socio en la consultora Alter Capital, que opera en el mismo departamento en Madrid donde Epalisticia tiene su domicilio fiscal.
Su oficina es de estilo minimalista, contiene estrictamente lo esencial. Está coronada por un gran escritorio en madera rústica, hay en él algunos libros, equipos, dos esculturas asiáticas y una amplia ventana que va de pared a pared. Basanta no ocupa su sillón de trabajo. Responde, distendido, desde una silla para visitantes. Se excusa cuando va a encender un cigarrillo. No rechaza ninguna pregunta, aunque contesta solo lo que asegura que le está permitido. Lo que dice parece tan relevante como lo que calla.
-¿Cómo explica que una empresa inmobiliaria como Epalisticia, constituida hace un año con un capital de 3.500 euros haya comprado un diario con más de 105 años de historia por varios millones de euros?
Nos ha sorprendido mucho el sesgo en algunas informaciones. Por ejemplo, el tema del capital social. Epalisticia es una expiry, un vehículo especial de inversión. Es un nombre técnico. Dicho de otra forma: Son sociedades que se constituyen para realizar determinadas operaciones. Lo cual no necesariamente constituye que sea ilegal, que sea opaco. Es muy frecuente. Y hay múltiples razones para ello. En unos casos se debe a que una empresa diversifica sus actividades y no quiere que se contaminen unas con otras. Incluso para evitar riesgos: si algo sale mal, se evita que se contaminen otras líneas de negocio. En ocasiones se emplean para establecer sociedades en países con un régimen jurídico específico. En este caso, Epalisticia se constituye como una sociedad limitada, por lo tanto se constituyó con un capital mínimo.
-¿Por qué desde España?
Porque es uno de los pocos países europeos que tiene un tratado bilateral vigente de protección de inversiones. ¿Quiere decir esto que no se hayan expropiado compañías españolas en Venezuela? Sí, y conozco historias verdaderamente sangrantes. Pero ese mecanismo también te permite reclamar. Y en la mayoría de los casos cuando se trata de conglomerados de cierta importancia, han logrado reclamar. Y uno de los ejemplos es el Grupo Santander. Esto responde a este principio: ‘vamos a protegernos’.
-¿Con qué propósito se compra El Universal?
El Universal es una gran marca, de atributos. Y eso se ha construido en 105 años de historia. Ha tenido una política de objetividad. Habrá quien no esté de acuerdo con su línea editorial, habrá quien no. Por lo que yo he podido ver es que ha mantenido una postura objetiva y critica con gobiernos de derecha y de izquierda. Supongo que eso lleva a mantener a sus lectores vinculados e interesados en sus contenidos. Los inversores decidieron apostar por medios en diversos puntos de Latinoamérica. Cuando vinieron a verme, ya ellos traían la oferta de El Universal.
-¿Quiénes vinieron a verle?
Los inversores.
-¿Y quiénes son los inversores?
No puedo decirlo. Hay unas cláusulas de confidencialidad. Y yo estoy obligado a cumplirlas. Lo que sí puedo decir, taxativamente, es que no soy accionista, no tengo participación, ni he comprado ningún periódico. Ni yo, ni mis socios. Ni Eduardo, ni José Antonio. Somos tres profesionales a quienes se nos ha contratado para hacer una gestión técnica, sobre todo económica y de empresa. Ninguno de nosotros es gente del periodismo. Yo no conozco una redacción.
-¿Los inversores llegaron con la propuesta de la compra?
Si, a ellos ya les habían presentado la posibilidad de comprar El Universal.
-¿La familia Mata?
Entiendo que sí.
-¿De dónde vinieron los compradores?
Son internacionales. De varios países.
-¿De cuántos países?
Eso no lo puedo revelar.
-¿Sabía Usted que la legislación venezolana prohíbe a extranjeros tener participación en medios de comunicación?
Yo vi un informe sobre el particular. Entendemos parte del revuelo por la compra. La experiencia que hay en Venezuela en este sentido no es nada buena, por Globovisión y la Cadena Capriles. Pero aquí a lo mejor estamos pagando todos justos por pecadores. Este grupo de señores se ha reunido para hacer esta primera inversión. Pero se están negociando más operaciones, no solo en Venezuela.
-¿Hay al menos un venezolano en ese grupo?
Pues creo que sí. Debe haber alguno. Ahí sí me pillas porque las nacionalidades exactas de los pasaportes no las sé con exactitud.
-¿De cuánto dinero fue la operación?
Eso no lo puedo decir, porque está sometido a cláusulas de confidencialidad suscritas entre las partes. Lo que sí te puedo decir es que no fueron 90 millones de euros, ni 140 millones de dólares. Ni tan siquiera la mitad. Es que no sé de dónde salió esa cifra. No fue ni la mitad de 40 millones de euros.
-¿Valía tan poco el diario?
Pues sí, valía muy poco. El periódico perdía dinero, mucho dinero. Perdió dinero por varios años. Me han preguntado si es por causa del acoso. Ahí se puede teorizar todo lo que se quiera. El problema del papel no ha ayudado, es una espada de Damocles que tenemos encima, un tema que nos va a dar más guerra y estamos conscientes de ello. El otro es la situación económica del país, el deterioro. Un medio depende de la publicidad, y los anunciantes se han retirado. La reducción de cuerpos del periódico tampoco ha ayudado. Este es un problema que padecen El Nacional, El Universal y estoy seguro que otros medios. Ahora, si me preguntan si lo han padecido otros medios con línea editorial cercana al Gobierno, pues eso no lo sé.
-¿Lo saben los inversores?
Ellos saben que tienen un problema con el papel. Lo entienden. No sabría decir si es un problema de todos los medios o si son únicamente los que mantienen posición crítica frente el Gobierno.
-¿Usted se ha reunido con los ejecutivos del diario?
Sí, con algunos de ellos.
-¿Ha estado con el director, Elides Rojas?
No, con Elides no me he reunido. Pero sí he sostenido conversaciones con ejecutivos del área de finanzas, de operaciones y del área comercial. Es a lo que me dedico, a la revisión y evaluación económica de las empresas. Me ha tocado hacer mucho análisis numérico, de información que me han ido facilitando. Es para lo que me llamaron, para valorar la marca.
-¿Estas reuniones tomaron lugar aquí en Madrid o en Caracas?
Hubo una allí, en Caracas.
-¿Cuántas veces ha estado usted en Venezuela?
Una sola vez.
-¿Y cuál es la situación del diario?
Bueno, habrá gente que diga que una marca vale lo que vende, hay otros que te dicen que su valor está en las potencialidades. Yo creo que en este caso el valor está en ese punto medio. No es solo lo que vende, sino lo que se puede sacar de ello. El caso de El Universal es que pierde dinero, tiene una situación financiera complicada, lo cual implica no solo el desembolso de la compra, sino que habrá que inyectar dinero.
-Y en este marco ¿dónde están las potencialidades?
El Universal tiene una ventaja sobre otros medios. Y no quiero que esto se tome como un comentario clasista, pero puede preciarse de tener entre sus lectores a los sectores de la población más formados e ilustrados del país. No hablo de dinero y clases sociales, hablo de formación académica. Fue el primer diario en Venezuela que tuvo su edición en Internet. Fue el primero en lanzar una aplicación para descarga de contenidos en dispositivos móviles. Claramente la apuesta es al mundo digital. Que es de donde provienen —y esto sí lo puedo decir—varios de los accionistas. Es de lo que más conocen.
-¿Los compradores tienen experiencia en medios?
Sí.
-¿Digitales?
Sí. Sobre todo en digitales. Tienen experiencia en nuevas tecnologías y de la información.
-¿Cuándo se firmó la operación?
Hace meses. Como en toda operación de este tipo, hubo varias fases. Se suscriben preacuerdos, hay una verificación de toda la información, luego la ampliación de los datos. Al final la realidad de lo que se compra —y quien diga lo contrario miente— se conoce solo cuando te haces con el control de la compañía.
-¿La transacción se firmó en Madrid o en Caracas?
Se firmó aquí, en Madrid. Hace unas cuantas semanas.
-¿Cuánto tiempo pasó desde que los accionistas llegaron con la oferta hasta que se firmó la venta?
Meses tal vez.
-¿Llegaron con la oferta a principios de año?
Sí.
-¿Epalisticia se creó para comprar este medio?
Sí.
-Entonces la información no concuerda. Es decir, si los accionistas acudieron a usted a principios de año, ¿cómo explica que se haya creado Epalisticia para ese fin si se constituyó el año pasado?
Es muy sencillo. Son sociedades que existen, que están vacías, sin actividad, y las compras.
-¿Una empresa vacía?
Es una manera de decirlo. Esto es muy frecuente. Es una empresa que ya estaba constituida, no tiene nada de extraño. Están en muchos sitios y esto agiliza mucho los trámites. Se compra la sociedad y ya está. Quizá genere más suspicacia —a mí me da qué pensar— cuando te encuentras con una empresa constituida hace más de 10 años, que está muerta de la risa durante todo ese tiempo, y de repente aparece por allí en la vida. Pero cuando es una empresa creada, digamos, el año pasado, son generalmente firmas que sirven como vehículos especiales. Sale más rápido, todo está en regla y pim-pum-pam. En las negociaciones estuvieron los abogados de las partes. Intervinieron muchos profesionales en las distintas fases, coordinando. Algunas veces hay caos. Te aseguro que los últimos días fueron de infarto porque siempre falta algo. Y aquí participaron los abogados de las partes, que por supuesto, tampoco puedo decir quiénes son.
-¿Quiénes están detrás de Tecnobreaks Inc?
Tecnobreacks Inc son los accionistas, es el poll de inversores. Lo ratifico, sin que quede ninguna duda, yo no tengo ni la más mínima participación en Tecnobreaks Inc. Así como tampoco la tienen Eduardo [López de la Osa], ni José Antonio [de la Torre]. Es que yo he estado en Galicia el fin de semana pasado y me ha llamado algún amigo preguntando: ‘¿te habéis comprado un periódico?’. Y he tenido que responder: ‘No, ha sido para unos clientes’. Otro cliente incluso me llamó riéndose y me ha preguntado: ‘¿Dónde tenías los 90 palitos?’. Yo no tengo 90 millones. No me va mal en la vida, no lo voy a negar, pero no tengo esa cantidad dinero.
-Todavía inquieta que una empresa sin nada detrás, como Tecnobreaks Inc, haya comprado un diario tan importante en Venezuela como El Universal.
Yo supongo que cuando llegue el momento ellos [los compradores] decidirán si se dan a conocer. Le digo: El proyecto es más amplio. Estamos en la búsqueda de otro tipo de inversiones. Y no solo en Venezuela.
-¿Cómo conoció a los ejecutivos de Epalisticia, es decir, a José Antonio de la Torre y a Eduardo López de la Osa?
A José Antonio lo conocí porque en la última empresa en la que trabajé hicimos alguna desinversión en México para invertir aquí en España. Allí lo conocí. Hacemos cosas en conjunto. José Antonio siempre se ha movido bien en la zona de Andalucía y siempre nos presenta oportunidades. Eduardo y yo somos amigos de hace muchos años. Es la primera vez que los tres hacemos algo en conjunto.
-¿Cómo llegan los inversores a usted?
Yo creo que a mí llegaron por equivocación.
-¿Por qué lo dice?
Porque mi especialidad es México.
-¿Cómo responde a quienes ven esto como una operación con poca transparencia? Que no se sepa quiénes son los compradores o nuevos dueños de un diario centenario como El Universal.
Y yo pregunto: ¿cabría la posibilidad de que a lo mejor estos inversores quieran mantener el anonimato para protegerse? Esta es una teoría que nadie ha explorado. No digo que lo sea, pero es una cuestión que valdría la pena preguntarse. Yo tengo experiencia en México y usted no sabe la cantidad de empresas que cambian allí de manos y no se entera nadie. El motivo es muy sencillo: por seguridad. El hecho de que se venda una compañía implica que hay caja, y si hay caja, te conviertes en un objetivo. No le estoy diciendo que este sea el caso, pero puede haber represalias políticas, económicas, o incluso por la inseguridad. Pueden ser muchas cosas. No necesariamente la opacidad, en el sentido de quien está detrás, indica que haya ilegalidad.
-¿La decisión de colocar en la presidencia a Jesús Abreu Anselmi fue de los compradores?
Sí. Fue de los inversores después de solicitar una serie de perfiles, los cuales se encargaron a una firma internacional. Se pidieron candidatos. Se necesitaba a alguien que se hiciera cargo de esto, gente de confianza, con algunos requisitos, que tuviesen ciertos atributos. Me podrán creer o no, pero una de las cualidades que más se pidió, encarecidamente, fue la independencia. Y hay quien piense: ‘sí, pero le vinculan a…’. Bueno, es que en la prensa venezolana a todo el mundo lo vinculan a alguien. [Abreu] Nos pareció una persona interesante a todos. Obviamente que nos preguntaron nuestra opinión, porque estamos allí para asesorar. Querían saber qué pensábamos de él, por su experiencia en Estados Unidos, como académico durante muchos años en una universidad. En muchos sentidos nos pareció la persona adecuada. El tiempo nos dirá si hemos acertado o no.
-¿Ha conversado con él?
Sí, claro. La verdad creo que hay sintonía porque los dos somos muy técnicos, conocemos el área financiera. Él mismo lo dijo: ‘vengo a poner a esta empresa en beneficios, a hacerla funcionar. No vengo a elegir la línea editorial’.
-Que usted sabe que le preocupa a mucha gente… el tema de la línea editorial.
-¿Qué papel tiene la otra empresa, Gallaecia, en la junta directiva de Epalisticia?
Esa empresa es mía. Simplemente es la empresa a través de la cual facturo y presto servicio. Es solo mía, no tengo socios allí. Tengo algún personal, pero es una empresa pequeñita de asesoramiento. Tengo un barco también, que es bastante conocido en el circuito de regatas.
-¿Con qué capital se pagó la transacción?
El capital es extranjero. Lo que quiere decir que está debidamente declarado ante las autoridades españolas.
-¿Y no han visto problema con la legislación que, le repito, prohíbe a extranjeros tener participación accionaria en medios de comunicación?
Eso es un tema de abogados. Yo le he dado dos lecturas. Una cerrada y otra más abierta. La primera dice que no puede haber extranjeros en el accionariado y la otra dice que no puede existir una concentración de medios. Como le digo, es un tema para los abogados. Pero es que El Universal ya tenía accionistas extranjeros. Esto está en registros públicos. Son datos que se pueden verificar.
-¿Por qué la familia Mata querría deshacerse del medio?
Esta es solo una opinión, no lo sé con certeza. Perder dinero no le hace gracia a nadie. Más cuando es continuado. Yo he atendido a muchas empresas familiares, y en mi experiencia, me he encontrado muchas veces con gente que decide tirar la toalla. En México me ha pasado. Incluso con negocios que van bien. Llega un momento en el que te dicen ‘lo cogí de mis padres, ya he hecho bastante. Prefiero coger el dinero y dedicarme a invertirlo en otras cosas que me den menos guerra’. Toda actividad que no es financiera, pura y dura, implica que hay que estar allí. Supongo que conoce el refrán español de ‘el que tiene tienda que la atienda, si no que la venda’. Esto les cansa. Repito, no puedo asegurar que este sea el caso [de la familia Mata].
-¿Conoce usted a los inversores?
Por supuesto. Jamás se negocia una operación sin conocer a los inversores y sin tener claro el origen del dinero. Esas son las reglas en esta casa. Es casi religión. No es que aquí llega cualquiera por la puerta y te hace un planteamiento. Igual como tengo la responsabilidad de guardar la identidad de los accionistas, por cláusulas de confidencialidad, la ley también me impone que yo debo hacer mis averiguaciones y mi verificación del dinero que voy a coger.
-¿Hay alguna vinculación familiar entre los compradores?
Creo que sí. Creo que hay un cuñado ahí.
-¿Por qué se decide entonces comprar un diario que está en esas condiciones?
A ver, el diario valía poco por la situación financiera. Pero es una gran marca. Ahora hay que hacer lo que hay que hacer. Y hay que inyectarle dinero. Esos planes estratégicos requieren inversión. Es una inversión en tu propio medio. Se ha comprado a buen precio, a un precio razonable. Y a partir de allí hay que intentar que crezca.
-¿El Universal va a conservar su línea editorial y a todos los columnistas?
Sí. A todos. Internos y externos. Los directivos están ratificados en sus cargos. Es que usted compra un refresco y lo cambia y ya no es el mismo producto. Tocar a Nelson Bocaranda o a Luis Vicente León es tocar la esencia de la marca. ¿Cree usted que nuestros lectores seguirían siendo fieles? Hay otros más, pero estos dos son los que más he seguido. Además, hay un compromiso público. Elides [Rojas] se reunió con Jesús Abreu y le planteó algunos puntos, entre los que estaban el mantenimiento de la línea editorial, de la libertad de opinión, y otras cosas.
-¿Le inquieta a los compradores la situación del país?
Hay que pensar que —por parte de estos inversores— también hay una apuesta por un cambio. Se compró en baja para que luego la cosa vaya en alta. Venezuela tiene todas las condiciones para ser un país económicamente boyante. ¿Cuánto puede tardar esto? No lo sabemos. ¿Cómo puede producirse este cambio? Esperemos que pacíficamente. Se está apostando por el futuro del país. En nuestros columnistas hay gente que cree en esto. Y hay para todos los gustos. Algunos lo ven de una manera, otros lo ven de otra. A mí me parece particularmente brillante uno de los columnistas, que es Nelson Bocaranda. No le conozco, pero me parece brillante.
-¿Abreu sabe quiénes son los compradores?
Sí, lo sabe.
-¿El director, Elides Rojas, sabe quiénes son los compradores?
No. Bueno, vamos a ver. La empresa no se lo ha dicho. Al menos no a través de mí.