<p>Pero Andrew Mason –fundador de Groupon- no parece mostrar mucho apuro en sumarse al pequeño ejército de jóvenes emprendedores y managers convertidos en millonarios de la noche a la mañana. Según el Chicago Tribune, Mason y sus socios han dicho no al gigante de las búsquedas.<br />
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Quizá la firma parta de una hipótesis: ir directamente al mercado con una oferta pública accionaria (OPA). O, tal vez, Mason y sus amigos han encontrado inversores dispuestos a poner en la mesa los pocos cientos de millones necesarios para crecer sin perder el control de una compañía que, la semana entrante, podría valer más. <br />
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¿Será esto posible? Según algunos analistas, es mejor no formular juicios apresurados. Los entretelones del frustrado asunto se ignoran y Eric Schmidt (Google) aún no ha abierto la boca. A criterio de otros, el caso Groupon –nombre cacofónico si los hay- confirma una impresión que crece desde 2009 en Silicon Valley: fuera de su ámbito, toma cuerpo una “burbuja tecnológica” como la de los años 90. Pero centrada en Chicago y otros puntos.<br />
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Abundan ejemplos. Sin ir más lejos, Twitter (Evan Williams), el inminente portal LivingSocial (donde Amazon coloca US$ 175 millones) o, claro, Facebook (Mark Zuckerberg), hoy con 500 millones de usuarios. Sin dudas, el capital a riesgo ha puesto los ojos en la matriz de Groupon, Groupme, una aplicación que ofrece mensajería via Path, a su vez en alianza con iPhone o con la plataforma de microblogging Tumblr.<br />
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Más significativo son los casos Foursquare, Zynga (creado en 2007 por Mark Pincus) y otros participantes de la bolsa de aplicaciones electrónicas, o sea videojuegos. Cuesta explicarse semejante carrera del oro virtual en un país inmerso todavía en una crisis sistémica y su secuela recesiva en forma de un desempleo cercano a 10% de la población activa.<br />
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Los optimistas afirman que, en esta oportunidad, no se vendrá el mundo abajo como en la burbuja puntocom (1996/2001). Entre otros motivos, porque en la actualidad son más difíciles las OPA bursátiles. Por otra parte, existe un “colchón de liquidez”: US$ 90.000 millones de capitalización accionaria aportada por Google, Microsoft y Apple. Amén de efectivo para tomar una sociedad emprendedora tras otra, esta nueva fase expansiva se vincula con aplicaciones atinente a redes sociales. Ahí sí puede haber “peligro de burbujas”.<br />
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¿Y si las redes sociales fueran otra burbuja?
Ofrecer más de US$ 5.000 millones, de los cuales 700 millones en estipendios a ejecutivos, por una sociedad nacida en 2008 que, este año, factura 500 millones parece exagerado. O peligroso, a criterio de accionistas del megamotor Google.