Vivienne, la novia virtual

En este agitado mundo en que vivimos a veces es difícil encontrar tiempo para las cosas importantes de la vida, como encontrar pareja. Una empresa de Hong Kong encontró la solución para los hombres: una novia virtual en el teléfono.

24 febrero, 2005

Artificial Life Inc. encontró una cómoda alternativa a la falta de tiempo
para dedicar al cultivo de relaciones: una novia virtual en el teléfono. “Vivienne”,
o también “V-Girl”, es un juego interactivo para teléfonos celulares hecho realidad
gracias a la altísima velocidad que permiten las redes telefónicas 3G (o de tercera
generación). El juego consiste en complacer a la novia: comprarle regalos, recordar
su cumpleaños, llevarla a pasear, etc. En realidad es un paso tecnológico más
avanzado de aquellos juguetes Tamagotchi que enloquecieron a los niños a mediados
de los ´90. Pero esta vez, el procesamiento no se hace en el aparato, como entonces.

Vivienne, es un producto que resulta de la combinación de voz sintetizada, video
“streaming” (o sea imágenes que llegan en forma simultánea y continuada) y mensajes
de texto. Costará una cuota mensual de US$ 6, más lo que cuesten los pulsos que
habrá que pagar a la empresa operadora del teléfono o lo que cuesten los chocolates
o las flores virtuales que se regalen a la novia. Además del negocio directo que
implica para Artificial Life Inc., el objetivo más ambicioso es convertirlo
en gancho para la venta de celulares de tercera generación, o 3G.

El cerebro de la novia virtual no está en el juego mismo sino en las oficinas
centrales de Artificial Life en Hong Kong, donde los programadores usan
procesamiento de lenguaje natural para comprender el texto que usted ingresa
y formular respuestas adecuadas. Es allí donde ellos trabajan en movimientos
de labios automatizados, expresiones faciales y todo el mundo virtual de la
chica y su vestuario.
Como la red telefónica 3G es tan rápida, el video y el audio pueden enviarse
al móvil en tiempo real.

Con el tiempo, la chica parece aprender cosas sobre lo
que usted escribe, pero ese proceso de aprendizaje debe ser cuidadosamente controlado.
A Vivienne le gusta ir al cine y a los bares. Le encantan las flores y los chocolates.
Nunca se desviste ni permite más que un besito soplado. Si usted se casa con
ella en una ceremonia virtual, hasta se gana una suegra que lo llama en medio
de la noche a su teléfono para preguntarle dónde están y si está tratando bien
a su hija. Pronto vendrá el novio virtual para las mujeres, novio virtual para
gays y novia virtual para lesbianas. Todo eso constituye una gama de nuevos
servicios que las empresas desarrollan para aprovechar la rapidísima velocidad
en transmisión de datos que permite la tecnología 3G.

En Corea y Japón ya se venden juegos para celulares que permiten a sus usuarios
cambiar la ropa, el peinado y otros detalles de imágenes de personas. Vivienne,
y otros juegos similares que pronto sacarán otras compañías, es diferente porque
es una figura que aparece en tres dimensiones y en 18 lugares diferentes
(restaurantes, aeropuertos, cines, etc). Puede conversar sobre 35.000 temas,
desde filosofía hasta películas y escultura. El chip del teléfono no
alcanza para manejar tanta cosa. La unidad se comunica entonces con los servidores
que corren el programa y que usan sistemas expertos para diálogo, la especialidad
del inventor, Eberhard Schöneburg, ex profesor de inteligencia artificial y
redes neurales que supo trabajar en sistemas expertos para proyectos militares
alemanes.

Hubo, sin embargo, algunas demoras para presentar a Vivienne a los hombres de
Asia y Europa. Las ocasionaron problemas cosméticos y tecnológicos.
Entre los primeros, por ejemplos, estuvo la necesidad de adaptar la apariencia
de la muñeca a los rígidos códigos estéticos de los países
musulmanes. En abril el juego será presentado en Singapur y Malasia,
en Europa occidental un par de meses más tarde y en Estados Unidos para
finales de año. Las demoras técnicas tienen que ver con problemas que
plantea la tecnología 3G. Las baterías de agotan muy rápido, las señales se
caen cuando el teléfono va en un auto en movimiento, o en la lluvia, o en la
niebla. Y los teléfonos cuestan varias veces el precio de teléfonos actuales,
a menos que los subsidien las operadoras telefónicas.

Pero la tecnología viene llena de promesas. Vivienne, por ejemplo, servirá igualmente
como traductora para viajeros. Se escribe la palabra deseada en inglés y, con
una programación adicional que aparecerá en los próximos meses, su voz sintetizada
la dirá en español, chino, japonés, coreano, alemán o italiano. Uno le puede
preguntar: ¿cómo se dice sopa de pollo en chino? Y ella contestará de viva voz
o en texto.
La pregunta se escribe como si fuera un mensaje de texto. La mayor base de datos
que posee Vivienne es para procesar esas difíciles conversaciones sobre amor
e intimidad. “La gente ve que no puede tener sexo con ella, pero lo intenta,
dice Schöneburg, “Y Vivienne tiene muchas maneras para mantenerlos a raya”.

Artificial Life Inc. encontró una cómoda alternativa a la falta de tiempo
para dedicar al cultivo de relaciones: una novia virtual en el teléfono. “Vivienne”,
o también “V-Girl”, es un juego interactivo para teléfonos celulares hecho realidad
gracias a la altísima velocidad que permiten las redes telefónicas 3G (o de tercera
generación). El juego consiste en complacer a la novia: comprarle regalos, recordar
su cumpleaños, llevarla a pasear, etc. En realidad es un paso tecnológico más
avanzado de aquellos juguetes Tamagotchi que enloquecieron a los niños a mediados
de los ´90. Pero esta vez, el procesamiento no se hace en el aparato, como entonces.

Vivienne, es un producto que resulta de la combinación de voz sintetizada, video
“streaming” (o sea imágenes que llegan en forma simultánea y continuada) y mensajes
de texto. Costará una cuota mensual de US$ 6, más lo que cuesten los pulsos que
habrá que pagar a la empresa operadora del teléfono o lo que cuesten los chocolates
o las flores virtuales que se regalen a la novia. Además del negocio directo que
implica para Artificial Life Inc., el objetivo más ambicioso es convertirlo
en gancho para la venta de celulares de tercera generación, o 3G.

El cerebro de la novia virtual no está en el juego mismo sino en las oficinas
centrales de Artificial Life en Hong Kong, donde los programadores usan
procesamiento de lenguaje natural para comprender el texto que usted ingresa
y formular respuestas adecuadas. Es allí donde ellos trabajan en movimientos
de labios automatizados, expresiones faciales y todo el mundo virtual de la
chica y su vestuario.
Como la red telefónica 3G es tan rápida, el video y el audio pueden enviarse
al móvil en tiempo real.

Con el tiempo, la chica parece aprender cosas sobre lo
que usted escribe, pero ese proceso de aprendizaje debe ser cuidadosamente controlado.
A Vivienne le gusta ir al cine y a los bares. Le encantan las flores y los chocolates.
Nunca se desviste ni permite más que un besito soplado. Si usted se casa con
ella en una ceremonia virtual, hasta se gana una suegra que lo llama en medio
de la noche a su teléfono para preguntarle dónde están y si está tratando bien
a su hija. Pronto vendrá el novio virtual para las mujeres, novio virtual para
gays y novia virtual para lesbianas. Todo eso constituye una gama de nuevos
servicios que las empresas desarrollan para aprovechar la rapidísima velocidad
en transmisión de datos que permite la tecnología 3G.

En Corea y Japón ya se venden juegos para celulares que permiten a sus usuarios
cambiar la ropa, el peinado y otros detalles de imágenes de personas. Vivienne,
y otros juegos similares que pronto sacarán otras compañías, es diferente porque
es una figura que aparece en tres dimensiones y en 18 lugares diferentes
(restaurantes, aeropuertos, cines, etc). Puede conversar sobre 35.000 temas,
desde filosofía hasta películas y escultura. El chip del teléfono no
alcanza para manejar tanta cosa. La unidad se comunica entonces con los servidores
que corren el programa y que usan sistemas expertos para diálogo, la especialidad
del inventor, Eberhard Schöneburg, ex profesor de inteligencia artificial y
redes neurales que supo trabajar en sistemas expertos para proyectos militares
alemanes.

Hubo, sin embargo, algunas demoras para presentar a Vivienne a los hombres de
Asia y Europa. Las ocasionaron problemas cosméticos y tecnológicos.
Entre los primeros, por ejemplos, estuvo la necesidad de adaptar la apariencia
de la muñeca a los rígidos códigos estéticos de los países
musulmanes. En abril el juego será presentado en Singapur y Malasia,
en Europa occidental un par de meses más tarde y en Estados Unidos para
finales de año. Las demoras técnicas tienen que ver con problemas que
plantea la tecnología 3G. Las baterías de agotan muy rápido, las señales se
caen cuando el teléfono va en un auto en movimiento, o en la lluvia, o en la
niebla. Y los teléfonos cuestan varias veces el precio de teléfonos actuales,
a menos que los subsidien las operadoras telefónicas.

Pero la tecnología viene llena de promesas. Vivienne, por ejemplo, servirá igualmente
como traductora para viajeros. Se escribe la palabra deseada en inglés y, con
una programación adicional que aparecerá en los próximos meses, su voz sintetizada
la dirá en español, chino, japonés, coreano, alemán o italiano. Uno le puede
preguntar: ¿cómo se dice sopa de pollo en chino? Y ella contestará de viva voz
o en texto.
La pregunta se escribe como si fuera un mensaje de texto. La mayor base de datos
que posee Vivienne es para procesar esas difíciles conversaciones sobre amor
e intimidad. “La gente ve que no puede tener sexo con ella, pero lo intenta,
dice Schöneburg, “Y Vivienne tiene muchas maneras para mantenerlos a raya”.

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