Un segunda generación más robusta

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El nuevo Moto G que se lanzó al mercado a fines del año pasado es más sólido al tacto y tiene una mejor integración con Android, el sistema operativo de Google, que otros media  gama de la competencia. Por su precio pero también por su tamaño es una doble buena noticia para el bolsillo. Por Florencia Pulla. 

Cambiar el celular –por placer o por necesidad- por momentos puede resultar una pesadilla: la oferta es tanta y tan variada que para el usuario de a pie la elección puede resultar engorrosa. Y hay otra variable que pesa: el precio. Al tener las marcas varios modelos que cumplen con la función “inteligente” pero a precios tan disímiles, la elección se termina complicando. Para el segmento corporativo las noticias son todavía peores: se espera del ejecutivo que entienda la suficiente de tecnología como para poder, ademar, integrar varias funciones corporativas a su smartphone.

 

Pensando en esto son varias las compañías que están lanzando modelos simples pero robustos, con buenas características pero a precios razonables y así poder competir por el corazón del usuario de gama media a alta. El Moto G en su segunda generación es la apuesta de un Motorola que se ha dejado empujar por su competencia lo suficiente como para contraatacar con todo: un teléfono barato no tiene por qué ser un teléfono mediocre.

 

Buen diseño

 

Como lo saben bien los usuarios de Apple, a veces lo primero entra por los ojos. La primera impresión al sacarlo de la caja — ¿hay algo más bonito que el unboxing?- es su robustez. Es suave por detrás y se lo nota curvo, más ancho en el centro y más fino hacia los extremos redondeados. En rigor, su tamaño está a la par de cualquier alta gama: 4,5 pulgadas. Viene en negro por default aunque quienes se apresten a bucear por mercados online quizás puedan hacerse de las carcasas Shell de Motorola que vienen en colores más cool – y que en Mercado Libre pueden conseguirse por la nada despreciable suma de $270 – y customizar así su apariencia física.

 

La pantalla es una buena noticia: tiene un panel IPS con resolución HD que, sin ser Amoled como otros diseños de la competencia, da una buena calidad de imagen. Su reproducción de colores y su contraste son muy buenos.

 

Un hijo pródigo

 

Al haber estado Google tan involucrado en los vaivenes de la compañía en los últimos años – la compraron y luego vendieron a Lenovo- el software que utilizan es un Android Jello Bean –con actualización a Kit Kat- despojado. Sin dudas, es el más parecido al Nexus de la compañía, una buena noticia para aquellos fanáticos del buscador que no pueden comprar el celular en el país. Porque no lo customizaron demasiado es que el software fluye sin trabar pantallas de manera innecesaria. Lo malo es que, definitivamente, exige del usuario un mayor compromiso: hay que bajar widgets y aplicaciones porque muy poco viene por default.

 

Para el heavy user, las pruebas de autonomía que realizó la redacción de Alzas y Bajas dieron más que bien: es evidente que está pensado para llegar al final del día con batería de sobra sin tener que mendigar cargadores ajenos en la oficina. De esto hablamos cuando hablamos de un software que ha sido intervenido poco: no hay aplicaciones fantasmas, en segundo plano, consumiendo energía.

 

Cámara pobre y poca memoria

 

Si hay que destacar dos contras del pequeño gran telefonito son su cámara y su capacidad de almacenamiento.

 

Aunque correcta – y más que suficiente para subir fotos a redes sociales y compartir con amigos- la cámara no responde bien en situaciones de poca luz. En esos momentos enfocar o sacar fotos con poco ruido puede ser una odisea. Tiene, para compensar, bastantes funciones: panorámica, video, cámara lente y HDR como en la última versión de iPhone.

 

Otra mala: no tiene ni microSD ni batería extraíble. Al tener una capacidad de almacenamiento de 16 GB, puede ser un problema.

 

Desde fines del año pasado el celular puede conseguirse en el país en donde, promociones del Día de la Madre y Navidad mediante, ha tenido un excelente nivel de demanda. Al principio solo podía comprarse a través de Claro que, además, ofrecía buenas características para usuario corporativo (Ver recuadro). ¿El precio? Alrededor de $4.000 en todas las telefónicas. Buena relación precio-calidad.

 

 

Mejor que Bring Your Own Device

 

Para el usuario corporativo Moto G puede ser una gran solución si se tiene en cuenta su buena relación precio-calidad. Esto es especialmente cierto si se quiere optar porque los empleados usen un dispositivo propio en vez de uno proporcionado por la compañía. En este sentido, Claro ofrece una solución corporativa interesante. Se trata de Claro MDM que cuenta de una aplicación que se instala en el dispositivo, un servidor administrado desde donde se ejecuta el sistema y una base de datos donde se aloja toda la información. Así la solución permite, dependiendo del dispositivo, la instalación masiva y centralizada de aplicaciones, la ejecución de actualizaciones en distintos dispositivos simultaneamente y aplicar políticas de control sobre las aplicaciones que los dispositivos pueden ejecutar, rastrear su ubicación, bloquear funciones, restringir el tiempo de llamadas y realizar un borrado remoto.

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