Un piano vegetal, en el Botánico biotecnológico de Ibiza

Desarrollado por la empresa española Bioo, es capaz de producir luz y sonido a partir de la interacción entre el ser humano y el mundo vegetal.

6 noviembre, 2020

El asombroso instrumento biológico fue inventado por Pablo Vidarte, actualmente Director Ejecutivo de Arkyne Technologies. Vidarte es inventor y desarrollador de Bioo, proyecto líder de Arkyne para la generación de electricidad a partir de la fotosíntesis de las plantas.

Considerado uno de los jóvenes más prometedores de Europa , cree que el futuro de la humanidad pasa por la biotecnología. Su trabajo es completamente natural y no contaminante.

El piano vegetal es la estrella del recién estrenado Ibiza Botánico Biotecnológico de Ibiza, un centro único en su especie y pionero en el mundo,dedicado, a partes iguales, a conservar las especies autóctonas de Ibiza y a descubrir y experimentar con tecnologías relacionadas con el reino vegetal, según explica Eduardo Mayol, su fundador y alma mater.

El “instrumento” tiene catorce notas más diez sostenidos hasta completar dos octavas de piano, aunque el sonido remite más bien a un órgano. Cada “nota” de este piano vegetal se activa al tocar cada una de las plantas que rematan el teclado, todas ellas “crasas” o “suculentas”, es decir que contienen gran cantidad de agua.

El piano vegetal basa su funcionamiento en una cualidad poco conocida de las plantas: su capacidad para actuar como «antenas biológicas capaces de percibir cambios de frecuencia al entrar en contacto con otros cuerpos». Esta cualidad permite que las notas suenen al tocar o incluso al acercar la mano, pero no sonarán en absoluto si lo que roza la planta es un objeto inanimado, un trozo de plástico o de metal.

Vidarte fundó Bioouna empresa con sede en Barcelona cuya misión es «fusionar la naturaleza y la tecnología a través de soluciones innovadoras para mejorar la calidad de vida». Una de estas “soluciones” de Bioo puede verse a pocos metros del piano vegetal. Es mucho menos llamativa (y silenciosa) pero su repercusión será sin duda mucho mayor: se trata de unas baterías que almacenan electricidad a partir de los microorganismos de la tierra. Estas baterías, del tamaño de una maceta, apenas sirven para iluminar un LED pero su potencial es virtualmente infinito, teniendo en cuenta los millones de kilómetros cuadrados de bosques y praderas generando energía a cada momento gracias a las plantas.

Bioo está trabajando en otras aplicaciones de la cualidad de «interruptores biológicos» de las plantas, como por ejemplo, el uso de plantas a modo de interruptores de luz y sonido, o un “biosensor 100% sostenible”, que se alimenta de la propia tierra, eliminando baterías químicas.

Las posibilidades de esta tecnología son casi infinitas, pueden usarse las plantas como sensores biológicos en un piano vegetal o hasta en una mesa de mezclas. Sus aplicaciones en la construcción pasan por la creación de interruptores biológicos, edificios inteligentes vegetales y sistemas de canalización de señales.

Puede ser aplicada en ámbitos desde el entretenimiento hasta la pedagogía, terapia y la arquitectura de nuestras ciudades. La unión entre la naturaleza y la tecnología es el futuro y la próxima gran revolución tecnológica.

 

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