Mientras los teléfonos adentrándose cada vez más en las profundidades de la vida cotidiana y aparecen dispositivos de vestir como Google Glass on la amenaza de erosionar todavía más el espacio personal, la gente comienza a buscarse excusas para liberarse de la extrema dependencia de las comunicaciones. Whether it’s a physical barrier (no iPads at the dinner table) or a conceptual one (turn off devices by 11 p.m.), users say these weaning techniques are improving their relationships — and their sanity.
“Desconectarnos es un lujo que todos necesitamos,” dice Lesley M. M. Blume, escritora neoyorquina que mantiene su teléfono alejado de la mesa de la cena en su casa. “La expectativa de que debemos siempre estar a disposición de empleadores, colegas y familiars crea un verdadero obstáculo al trata de apartar el tiempo privado. Pero ese tiempo privado es más importante que nunca”.
Mucha de esa desintoxicación digital se centra en el hogar, donde los correos urgentes de colegas, textos de amigos, fotos de conocidos y actualizaciones en Facebook conspiran contra la tranquilidad doméstica.
Algunos han comenzado a usar una especie de cajita candado, adonde van a parar las llamadas para que el teléfono ni siquiera encienda una lucecita, que también distrae.”
Con respecto a los hijos, algunos ponen horas en las que no es puede atender el teléfono, con castigos incluidos. .
Otros deciden que a partir de determinada hora, nada de pantallas en la casa y descubren que las noches son más relajadas y hasta duermen mejor.
Dormir con el teléfono al lado, que es una baja llena de información, fotos y novedades, altera la tranquilidad de cualquiera. Quién sabe si no está llegando en este momento algo interesante que uno se pierde por estar durmiendo. Mucha gente comienza a dejar el teléfono alejado del dormitorio.
