Telcos: sus CEO presionan a la Unión Europea

Los CEO de las principales telefónicas de la Unión Europea se reunieron durante tres días en Bruselas para presionar en favor de reformas. La clave reside en la tercera generación móvil, sus tecnologías y un mercado sumamente difícil.

2 diciembre, 2002

En esencia, los directivos máximos en el sector telecomunicaciones de la UE, que incluye varios grupos con apreciable participación estatal, quieren “desregular” una plaza cuyo mayor problemas, en este momento, es la reticencia de usuarios y abonados a la propia tercera generación. Sea por tarifas, sea por complejidad de uso, sea porque –para mucha gente- todavía no parece necesaria.

Benjamin Verwaayen (British Telecom), Thierry Bréton (France Télécom), Serge Tchuruk (Alcatel), César Alierta (Telefónica de España) y Marco Tronchetti Provera (Telecom Italia), más dirigente de la finesa Nokia y la alemana Siemens, sostuvieron largos debates con Romano Prodi –presidente de la Comisión Europea- y Erkki Liikanen, comisionado –vocal- para telecomunicaciones y tecnología informática (TI).

Básicamente, el negocio sigue afrontando altos costos en las subastas de licencias 3G y ve con inquietud la escasa información respecto de las nuevas normas sectoriales. La CE las anunció recién para julio próximo. Algunos de los CEO que estaban en la sede del PE europeo dijeron a los medios que, a su criterio, “la CE debiera inducir a que los estados miembros inviertan por lo menos € 1.000 millones anuales para estimular la demanda y faciliten la consolidación –léase fusiones y adquisiciones en la franja de telefonía móvil”.

En una minuta distribuida por fineses y alemanes, se habla de “intercambiar activos, abonados, sitios y espectros licenciados. La CE debiera admitir que las TI de III generación han desactualizado normas financieras y contables por demás rígidas e irrealistas”. Estos objetivos, en apariencia impulsados “desde adentro” por Liikanen, no caen del todo bien en otras autoridades de la CE.

“Por lo visto -señalaba el domingo un allegado personal a Prodi- , las empresas quieren que se les subsidie el marketing, se promuevan F&A justamente mientras declinan en el resto de los mercados, se conviertan las licencias en objetos de trueque y se les alivien exigencias contables que, por el contrario, debieran ser más estrictas”. Sin duda, la serie de escándalos, quebrantos y depreciaciones de activa ha dado al sector mala imagen.

La CE está dispuesta a tener en cuenta la banda ancha al distribuir los € 4.000 millones de su presupuesto 2003-6 para investigación y desarrollo de comunicaciones. También se recomendará a los miembros para acompañar esa política. No obstante, la desastrosa ola de inundaciones, que ha pasado en Europa central al norte de Italia, desviará recursos y gastos a cubrir las emergencias y la reconstrucción subsiguiente.

En verdad, Liikanen “está haciendo demasiado lobby en favor de la 3G. Pero ni la CE ni los gobiernos pueden obligar al público. Además, los desastres que padece una parte de la UE y sus efectos en aseguradoras y reaseguradoras, pesan. Milán ha sido arrasada por los ríos, no por un holograma en Internet”. Este cáustico comentario procede de Philip Löwe, representante de Mario Monti –a cargo de defensa de la competencia en la CE- y se interpreta como una ataque a Liikanen, “ojos y oídos de Nokia en Bruselas”, según un diario británico.

En esencia, los directivos máximos en el sector telecomunicaciones de la UE, que incluye varios grupos con apreciable participación estatal, quieren “desregular” una plaza cuyo mayor problemas, en este momento, es la reticencia de usuarios y abonados a la propia tercera generación. Sea por tarifas, sea por complejidad de uso, sea porque –para mucha gente- todavía no parece necesaria.

Benjamin Verwaayen (British Telecom), Thierry Bréton (France Télécom), Serge Tchuruk (Alcatel), César Alierta (Telefónica de España) y Marco Tronchetti Provera (Telecom Italia), más dirigente de la finesa Nokia y la alemana Siemens, sostuvieron largos debates con Romano Prodi –presidente de la Comisión Europea- y Erkki Liikanen, comisionado –vocal- para telecomunicaciones y tecnología informática (TI).

Básicamente, el negocio sigue afrontando altos costos en las subastas de licencias 3G y ve con inquietud la escasa información respecto de las nuevas normas sectoriales. La CE las anunció recién para julio próximo. Algunos de los CEO que estaban en la sede del PE europeo dijeron a los medios que, a su criterio, “la CE debiera inducir a que los estados miembros inviertan por lo menos € 1.000 millones anuales para estimular la demanda y faciliten la consolidación –léase fusiones y adquisiciones en la franja de telefonía móvil”.

En una minuta distribuida por fineses y alemanes, se habla de “intercambiar activos, abonados, sitios y espectros licenciados. La CE debiera admitir que las TI de III generación han desactualizado normas financieras y contables por demás rígidas e irrealistas”. Estos objetivos, en apariencia impulsados “desde adentro” por Liikanen, no caen del todo bien en otras autoridades de la CE.

“Por lo visto -señalaba el domingo un allegado personal a Prodi- , las empresas quieren que se les subsidie el marketing, se promuevan F&A justamente mientras declinan en el resto de los mercados, se conviertan las licencias en objetos de trueque y se les alivien exigencias contables que, por el contrario, debieran ser más estrictas”. Sin duda, la serie de escándalos, quebrantos y depreciaciones de activa ha dado al sector mala imagen.

La CE está dispuesta a tener en cuenta la banda ancha al distribuir los € 4.000 millones de su presupuesto 2003-6 para investigación y desarrollo de comunicaciones. También se recomendará a los miembros para acompañar esa política. No obstante, la desastrosa ola de inundaciones, que ha pasado en Europa central al norte de Italia, desviará recursos y gastos a cubrir las emergencias y la reconstrucción subsiguiente.

En verdad, Liikanen “está haciendo demasiado lobby en favor de la 3G. Pero ni la CE ni los gobiernos pueden obligar al público. Además, los desastres que padece una parte de la UE y sus efectos en aseguradoras y reaseguradoras, pesan. Milán ha sido arrasada por los ríos, no por un holograma en Internet”. Este cáustico comentario procede de Philip Löwe, representante de Mario Monti –a cargo de defensa de la competencia en la CE- y se interpreta como una ataque a Liikanen, “ojos y oídos de Nokia en Bruselas”, según un diario británico.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades