Tecnología y Comunicación: la vida de otra manera

Uno elemento clave de nuestro siglo es la implementación de dispositivos tecnológicos para el desarrollo humano. En su mayoría aportan una dimensión y una calidad de vida superior a lo pensado, dice Martín Carranza Torres, asesor legal en tecnología.

24 agosto, 2011

<p>Por el centro de la ciudad va un hombre tirando un carro con un caballo. Junta cartones que luego vende en el mercado. Es su modo de vida. El se&ntilde;or va parado, animando a su animal para que mantenga el ritmo dentro de la pasarela agobiante de autos que desfilan por las calles. Para en el sem&aacute;foro, es prudente; habla por su celular y contin&uacute;a su marcha. Y ya no hay dudas: la tecnolog&iacute;a se ha incorporado a su vida.</p>
<p>Probablemente ese hombre no sepa sobre pol&iacute;ticas p&uacute;blicas para innovaci&oacute;n del sector Tic porque su preocupaci&oacute;n radica en otro lado. Lo que s&iacute; es cierto es que obtendr&aacute; sus beneficios con la misma intensidad que ha observado todos los cambios tecnol&oacute;gicos que han venido aconteciendo en los &uacute;ltimos a&ntilde;os, sin darse cuenta.</p>
<p>Uno de los elementos claves del siglo XXI radica en la implementaci&oacute;n de dispositivos tecnol&oacute;gicos para el desarrollo humano, cada vez m&aacute;s sencillos y frecuentes. En su mayor&iacute;a aportan una dimensi&oacute;n y una calidad de vida superior a lo pensado. Los m&aacute;s de 4000 millones de m&oacute;viles que circulan en el mundo bastan para certificar lo expuesto. Hay algo irreversible en esta conducta. &ldquo;El futuro no lo escribir&aacute; un ingeniero sino la respuesta a una necesidad latente&rdquo;, expres&oacute; en su oportunidad Eudald Dom&eacute;nech, un empresario espa&ntilde;ol considerado el propulsor de Internet en la pen&iacute;nsula y uno de los m&aacute;s destacados innovadores en Tecnolog&iacute;a, Medios de Comunicaci&oacute;n y Telecomunicaciones en Espa&ntilde;a.</p>
<p>Aunque ret&oacute;rica, la frase conserva algo de cierto. Aquellas empresas o personas que ofrezcan una soluci&oacute;n innovadora a un problema que con frecuencia es dif&iacute;cil de reconocer, habr&aacute;n ganado m&aacute;s de una carrera. Porque nada de lo que hoy se ve como algo natural de la evoluci&oacute;n humana hubiera sido posible sin la decisiva participaci&oacute;n de la iniciativa privada, del capital en riesgo, del &aacute;nimo de lucro y de gloria que se encierran dentro de cada invenci&oacute;n, creaci&oacute;n y emprendimiento.</p>
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<p>Porque convengamos que el desarrollo del capital intelectual no requiere de inversiones gigantescas, ni de enormes estructuras, sino precisamente de las cualidades que sobran en el emprendedor: astucia, audacia, confianza en sí mismo y una visión propia de las cosas.<br />
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El espíritu empresarial no es proporcional al tamaño de la compañía, ni a la velocidad para lanzarse a conquistar el mundo. Las pequeñas empresas también pueden ser innovadoras y pacientes, para más tarde disfrutar del reconocimiento y de una porción del mercado. Sólo hay que saber detectar la ventaja competitiva que los pueda hacer rodar en las ligas mayores.</p>
<p>Si el emprendedor innova, se mejora a sí mismo y satisface a sus clientes, agregando valor a la comunidad en la que se desempeña. Sin embargo, la innovación tampoco debe esconderse dentro de la misma voz. Recurrentemente las Pymes, o bien pretenden competir con las grandes multinacionales o bien presentan sus quejas al sector financiero porque las grandes firmas absorben el porcentaje mayor del mercado tecnológico. Dos grandes errores. Para innovar no se necesita ser nuevo ni ser Google, sino rutinizar los procesos de innovación.</p>
<p>La tecnología que revolucionó a la humanidad en los últimos sesenta años no floreció en un sistema cerrado y de espaldas al mundo, ni de la abulia imperante de los que no arriesgan su capital económico e intelectual. Internet, la PC, el software masivo y los niveles increíbles de interfaces entre hombres y máquinas que experimentamos en la actualidad nunca hubieran existido sin un sistema jurídico e institucional que proteja la creación de conocimiento, con reglas de juego suficientemente estables como para permitir importantes inversiones en I+D.</p>
<p>El futuro no es una quimera sino un trabajo escalonado que se tornea todos los días. La innovación es su mejor verbo, acaso el que pretende hacernos la vida más fácil. Para algunos encontrar el camino de los nuevos modelos de negocios u organización; para otros simplemente disponer de un nuevo dispositivo tecnológico que acorte el camino a casa. Como la de aquel señor que cabalga en su carro en pleno centro de la ciudad sin darse cuenta que la vida, a pesar de los contratiempos y las dificultades, puede empezar a correr de otra manera.</p>
<p><em>Por Martín Carranza Torres – Abogado<br />
Socio de Carranza Torres & Asociados<br />
-Asesoramiento Legal en Tecnología-</em></p>
<p>Links de interés:<a href="http://www.carranzatorres.com.ar"> www.carranzatorres.com.ar</a></p>
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