Preparan el hundimiento de la MIR

Ya comenzaron los preparativos para el lanzamiento de la nave de carga Progress, que llevará a la Mir su última reserva de combustible y orientará su hundimiento en aguas del Pacífico.

4 enero, 2001

(EFE).- Rusia comenzó hoy (jueves 4) los preparativos para hundir en febrero en el Pacífico la jubilada y deshabitada estación orbital Mir y descartó por el momento el envío al espacio de un equipo de astronautas sepultureros.

En el cosmódromo de Baikonur, que Rusia alquila a Kazajistán, comenzaron los preparativos para el lanzamiento de la nave de carga Progress, que llevará a la Mir su última reserva de combustible y orientará su hundimiento en aguas del Pacífico.

Un portavoz de la Agencia Aeroespacial Rusa (AAR) dijo que la Progress fue colocada hoy en su rampa de lanzamiento para ser lanzada al espacio lo más probable el próximo día 18.

La estación Mir, orgullo de la cosmonáutica soviética y rusa, dejará de existir entre el 27 y el 28 de febrero próximo, pocos días después de cumplir 15 años de vida en el espacio, cinco veces más de los previsto inicialmente.

El Gobierno ruso decidió en noviembre pasado la desconexión total de la Mir debido al incremento de los fallos técnicos advertidos en los últimos años y la falta de medios para financiar este programa paralelamente con los compromisos adquiridos en la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS según siglas en inglés).

La nave Progress transportará el combustible imprescindible para bajar la Mir de su órbita, a una altura de 315 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Durante el descenso, los propulsores de la Progress orientarán la caída de la Mir, con una masa de 137 toneladas, a una zona apartada del Océano Pacífico.

Según cálculos de los expertos, la mayor parte de la estación espacial se desintegrará por la fricción en las capas superiores de la atmósfera terrestre, pero algunos fragmentos incandescentes caerán en un sector desierto del Pacífico, entre 1.500 y 2.000 kilómetros de distancia de Australia.

La lluvia metálica estará formada por las partes más sólidas y resistentes de la estación, básicamente los módulos Kristal, Spektr y Priroda, dos segmentos del Kvant y las toberas de los cohetes propulsores.

Mientras, ingenieros del Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) de Rusia comprueban detalladamente el funcionamiento de los sistemas de navegación de la Mir, especialmente las comunicaciones que fallaron hace una semana.

El pasado 25 de diciembre y durante más de 24 horas los sistemas de la Mir no respondieron a las llamadas radiales hechas desde el CCVE, localizado en la ciudad de Koroliov, cerca de Moscú.

El corte de las comunicaciones dejó fuera de control el ingenio espacial y algunos especialistas rusos temieron una posible caída descontrolada de la Mir.

Aunque entre las causas de los últimos fallos se manejaron posibles efectos de una tormenta magnética solar, los expertos aseguraron que se debieron a simple negligencia de los servicios terrestres.

Con el personal centrado en el funcionamiento de la ISS, los técnicos no se percataron de que la Mir gastaba más energía de la que acumulaban sus baterías solares, pero finalmente restablecieron sin grandes problemas el nivel energético requerido.

De acuerdo con el programa previsto, tanto el acoplamiento de la Progress con la Mir como el hundimiento del complejo orbital en el Pacífico se realizarán automáticamente.

Pero en el Centro de Preparación de Cosmonautas Yuri Gagarin una tripulación especial, conocida como los sepultureros espaciales, continúa los entrenamientos para viajar a la Mir en caso de emergencia.

Altos cargos de la AAR y directivos del consorcio Energía (constructor y propietario de la Mir) estudiaron hoy la posibilidad de enviar a la Mir esa expedición de emergencia, pero por ahora decidieron no utilizarla.

Algunos expertos opinan que la tripulación es indispensable porque los fallos registrados últimamente en la Mir ponen en duda la fiabilidad de su hundimiento en régimen automático.

Entre los problemas más frecuentes, los expertos citan fallos temporales en uno de los bloques del sistema energético y en algunos equipos de navegación, y además el CCVE en varias ocasiones no pudo recibir información telemétrica estable de a bordo.

(EFE).- Rusia comenzó hoy (jueves 4) los preparativos para hundir en febrero en el Pacífico la jubilada y deshabitada estación orbital Mir y descartó por el momento el envío al espacio de un equipo de astronautas sepultureros.

En el cosmódromo de Baikonur, que Rusia alquila a Kazajistán, comenzaron los preparativos para el lanzamiento de la nave de carga Progress, que llevará a la Mir su última reserva de combustible y orientará su hundimiento en aguas del Pacífico.

Un portavoz de la Agencia Aeroespacial Rusa (AAR) dijo que la Progress fue colocada hoy en su rampa de lanzamiento para ser lanzada al espacio lo más probable el próximo día 18.

La estación Mir, orgullo de la cosmonáutica soviética y rusa, dejará de existir entre el 27 y el 28 de febrero próximo, pocos días después de cumplir 15 años de vida en el espacio, cinco veces más de los previsto inicialmente.

El Gobierno ruso decidió en noviembre pasado la desconexión total de la Mir debido al incremento de los fallos técnicos advertidos en los últimos años y la falta de medios para financiar este programa paralelamente con los compromisos adquiridos en la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS según siglas en inglés).

La nave Progress transportará el combustible imprescindible para bajar la Mir de su órbita, a una altura de 315 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Durante el descenso, los propulsores de la Progress orientarán la caída de la Mir, con una masa de 137 toneladas, a una zona apartada del Océano Pacífico.

Según cálculos de los expertos, la mayor parte de la estación espacial se desintegrará por la fricción en las capas superiores de la atmósfera terrestre, pero algunos fragmentos incandescentes caerán en un sector desierto del Pacífico, entre 1.500 y 2.000 kilómetros de distancia de Australia.

La lluvia metálica estará formada por las partes más sólidas y resistentes de la estación, básicamente los módulos Kristal, Spektr y Priroda, dos segmentos del Kvant y las toberas de los cohetes propulsores.

Mientras, ingenieros del Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) de Rusia comprueban detalladamente el funcionamiento de los sistemas de navegación de la Mir, especialmente las comunicaciones que fallaron hace una semana.

El pasado 25 de diciembre y durante más de 24 horas los sistemas de la Mir no respondieron a las llamadas radiales hechas desde el CCVE, localizado en la ciudad de Koroliov, cerca de Moscú.

El corte de las comunicaciones dejó fuera de control el ingenio espacial y algunos especialistas rusos temieron una posible caída descontrolada de la Mir.

Aunque entre las causas de los últimos fallos se manejaron posibles efectos de una tormenta magnética solar, los expertos aseguraron que se debieron a simple negligencia de los servicios terrestres.

Con el personal centrado en el funcionamiento de la ISS, los técnicos no se percataron de que la Mir gastaba más energía de la que acumulaban sus baterías solares, pero finalmente restablecieron sin grandes problemas el nivel energético requerido.

De acuerdo con el programa previsto, tanto el acoplamiento de la Progress con la Mir como el hundimiento del complejo orbital en el Pacífico se realizarán automáticamente.

Pero en el Centro de Preparación de Cosmonautas Yuri Gagarin una tripulación especial, conocida como los sepultureros espaciales, continúa los entrenamientos para viajar a la Mir en caso de emergencia.

Altos cargos de la AAR y directivos del consorcio Energía (constructor y propietario de la Mir) estudiaron hoy la posibilidad de enviar a la Mir esa expedición de emergencia, pero por ahora decidieron no utilizarla.

Algunos expertos opinan que la tripulación es indispensable porque los fallos registrados últimamente en la Mir ponen en duda la fiabilidad de su hundimiento en régimen automático.

Entre los problemas más frecuentes, los expertos citan fallos temporales en uno de los bloques del sistema energético y en algunos equipos de navegación, y además el CCVE en varias ocasiones no pudo recibir información telemétrica estable de a bordo.

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