Pese a nuevas iniciativas, el canje de emisiones contaminantes tiene futuro incierto

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En Estados Unidos, el senado inició los debates sobre monóxido y dióxido. Eventualmente, la ley Warner-Lieberman creará un mercado para intercambiar cuotas, con el fin de reducir hasta dos tercios las emisiones tipo invernadero hacia 2050.

<p>Esta semana, en efecto, la contaminaci&oacute;n ambiental pas&oacute; a primer plano pues, al mismo tiempo, Naciones Unidas auspiciaban negociaciones en Bonn sobre cambios clim&aacute;ticos indeseables. O sea, el efecto invernadero.</p>
<p>No por casualidad, poco antes &ndash;en igual ciudad- se realizaba &ldquo;Carbonoexpo&rdquo;, una feria anual que subraya las caracter&iacute;sticas y la situaci&oacute;n del intercambio de cuotas. Am&eacute;n del lado financiero, los bonos, se presentaban proyectos para reducir emisiones, sistemas de auditoria y modelos de negocios.</p>
<p>A primera vista, la cosa marcha. En 2007, el canje de emisiones signific&oacute; alrededor de US$ 60.000 millones. Gran parte de ese monto provino de la Uni&oacute;n Europea, que ha puesto topes al di&oacute;xido originado en grandes plantas industriales y usina t&eacute;rmicas, permitiendo a las empresas que exceden cuotas de &ldquo;comprar&rdquo; derechos de emisi&oacute;n a firmas que no los han usado.</p>
<p>Otro aporte relevante lo constituye el mecanismo de desarrollo limpio (MDL), por el cual los pa&iacute;ses avanzados &ndash;que adhirieron al protocolo de Kyoto y han reducido emisiones- pueden &ldquo;pagar&rdquo; por acciones similares en el mundo subdesarrollado. Por ejemplo, India tiene un programa anticontaminante, Yemen propone eliminar las columnas de gas natural en llamas que emiten los pozos en tierra firme y Burkina Faso present&oacute; un proyecto para el sector forestal.</p>
<p>La crisis mundial de alimentos (es decir, su alza especulativa) no parece afectar esos negocios. Pero el futuro de la actividad no se divisa tan claro y el Banco Mundial le pronostica a&ntilde;os menos pr&oacute;speros. Por de pronto, hay ya bastantes proyectos en marcha para cubrir las emisiones de pa&iacute;ses industriales asociadas a Kyoto, que tiene vigencia de 1992 a 2011. En cuanto a adherentes voluntarios del sector privado, aumenta pero siguen siendo muy escasos.</p>
<p>En el caso de EE.UU., el congreso parece m&aacute;s inclinado a aceptar topes pero, dejando de lado las reticencias del poder ejecutivo saliente (copado por &ldquo;lobbies&rdquo; contaminantes), tomar&aacute; tiempo legalizar las eventuales restricciones de la ley en tr&aacute;mite. Por otro lado, no hay seguridad de que el mundo se ponga de acuerdo sobre un esquema post Kyoto o c&oacute;mo preservar el MDL.</p>
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