Peligra la primacía norteamericana en dominios de Internet

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Empiezan a aparecer webs competidoras. Al cabo de diez años de Internet comercial, varios países y organizaciones privadas están generando redes propias. Estados Unidos, claro, sostiene que el fenómeno acotará la interconexión global.

Así, técnicos informáticos alemanes arman red propia de mensajería, en tanto colegas holandeses operan ya una web con fines de lucro. En el otro extremo de Eurasia, Beijing ha registrado tres nombres de dominio en kanji (logogramas chinos), incluyendo versiones propias de “puntocom” y direcciones de e-mail. Para no ser menos, la Liga Árabe –veintidós gobiernos- encara una política similar de dominios con su alfabeto.

Por su parte, proveedores turcos de acceso ya emplean dominios comprados a los holandeses, adonde los usuarios occidentales no pueden ingresar. “La web ya no es algo que apenas un puñado puede armar. Hoy –indica Paul Vixie, uno de los artífices de la Red-, con dos o tres cheques se obtiene una web autónoma”.

En realidad, webs independientes ha habido todo el tiempo pero, ahora, cuentan con infraestructura, tecnología y escala adecuadas. También obra un factor político: la creciente antipatía al gobierno de George W.Bush y, por extensión, al predominio norteamericano en el ciberespacio. Esta mezcla de elementos “puede balcanizar Internet”, dicen en la Comisión federal de comunicaciones (Washington).

Como se sabe, la clave reside en el sistema de dominios –redundantemente llamado “nombres de dominios”-, conocido como “la raíz”. Consta de 264 sufijos, entre ellos .com, .org, .net, los de país, etc. Este mecanismo lo coordina la Internet corporation for assigned names and numbers (Icann, California), cuya designación castellana es “Corporación para nombres y números asignados en Internet”.

Ocurre que contar con una sola raíz es indispensable para mantener la universabilidad del sistema, base de su influencia y sus atractivos. Si bien Icann es una entidad no gubernamental, depende en última instancia del departamento de Comercio (EE.UU.). Este factor irrita o molesta a países como China, Rusia, Vietnam, Cuba y muchos del bloque islámico.

En otro plano, pesa un tema práctico: los alfabetos no latinos ni cirílicos. Por eso funciona en Gran Bretaña Minc.org. Es una compañía virtual –sin fines de lucro -, dedicada a convertir la Red en un espacio multilingüe, pero manteniéndolo “democrático”.

Así, técnicos informáticos alemanes arman red propia de mensajería, en tanto colegas holandeses operan ya una web con fines de lucro. En el otro extremo de Eurasia, Beijing ha registrado tres nombres de dominio en kanji (logogramas chinos), incluyendo versiones propias de “puntocom” y direcciones de e-mail. Para no ser menos, la Liga Árabe –veintidós gobiernos- encara una política similar de dominios con su alfabeto.

Por su parte, proveedores turcos de acceso ya emplean dominios comprados a los holandeses, adonde los usuarios occidentales no pueden ingresar. “La web ya no es algo que apenas un puñado puede armar. Hoy –indica Paul Vixie, uno de los artífices de la Red-, con dos o tres cheques se obtiene una web autónoma”.

En realidad, webs independientes ha habido todo el tiempo pero, ahora, cuentan con infraestructura, tecnología y escala adecuadas. También obra un factor político: la creciente antipatía al gobierno de George W.Bush y, por extensión, al predominio norteamericano en el ciberespacio. Esta mezcla de elementos “puede balcanizar Internet”, dicen en la Comisión federal de comunicaciones (Washington).

Como se sabe, la clave reside en el sistema de dominios –redundantemente llamado “nombres de dominios”-, conocido como “la raíz”. Consta de 264 sufijos, entre ellos .com, .org, .net, los de país, etc. Este mecanismo lo coordina la Internet corporation for assigned names and numbers (Icann, California), cuya designación castellana es “Corporación para nombres y números asignados en Internet”.

Ocurre que contar con una sola raíz es indispensable para mantener la universabilidad del sistema, base de su influencia y sus atractivos. Si bien Icann es una entidad no gubernamental, depende en última instancia del departamento de Comercio (EE.UU.). Este factor irrita o molesta a países como China, Rusia, Vietnam, Cuba y muchos del bloque islámico.

En otro plano, pesa un tema práctico: los alfabetos no latinos ni cirílicos. Por eso funciona en Gran Bretaña Minc.org. Es una compañía virtual –sin fines de lucro -, dedicada a convertir la Red en un espacio multilingüe, pero manteniéndolo “democrático”.

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