Aparentemente el objetivo de esos perfiles falsos era infiltrar redes comerciales para hacer conexiones con ejecutivos de reputación. La demarcación entre lo personal y lo profesional se desdibuja en las redes sociales, donde la gente se muestra dispuesta a compartir información y muchas veces la curiosidad hace que algunos incautos hagan clic en vínculos de procedencia incierta.
Los pícaros pueden allí tratar de persuadir a sus objetivos a que revelen sus credenciales de logueo al sistema, o divulgue información confidencial de la compañía o que baje malware a las computadoras de su compañía. Una vez que las puertas se han abierto de esta forma, luego la posibilidad de daño a la reputación es enorme, dice James Foster director general de Zerofox, una empresa especializada en el riesgo empresarial en redes sociales. “Hace unos diez años las empresas pusieron en práctica medidas para detener el phishing de emails, pero ahora van a tener que hacer lo mismo con las redes sociales.
Los hackers también están usando medios sociales para manipular a los clientes. Se esconden detrás de perfiles falsos que representan a marcas legítimas o al personal de servicio al cliente de una compañía para conseguir que la gente divulgue sus contraseñas a banca online o dé datos personales con la promesa de regalos o cupones de compra que nunca llegan.