viernes, 23 de mayo de 2025

Moore: Durante años me han tergiversado

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“Todos estos años, he sido tergiversado por mucha gente”, afirmó días atrás Gordon Moore, “gurú” del chip y co-iniciador del auge tecnológico. Semejante revelación ha replanteado un mecanismo clave en la célebre “ley de Moore”.

Co-fundador de Intel y primer desarrollador de semiconductores en Silicon Valley, este científico se ha hecho famoso, justamente, por un postulado sobre expansión de capacidad en la era digital. Según suele expresársela desde 1965, la ley de Moore sostiene que cada dieciocho meses –año y medio- se duplica la cantidad de transistores que se puede embutir en un chip.

Desde entonces y en términos generales, este principio ha encajado con la evolución de las memorias. Según el propio Moore, actualmente se produce un trillón de circuitos (quintillón, en el sistema francoamericano: 118). Esta cifra equivale, por ejemplo, a la suma de todos los caracteres que existen hoy en todos los textos impresos del mundo.

Minucioso y puntilloso, Moore reinterpreta sus propios postulados. Recuerda, al respecto, que la primera versión de su teoría fijaba en doce meses el lapso de duplicación. Hacia 1975, el hecho de haber anticipado correctamente el ciclo lo hizo elevarlo a dieciocho meses, aplicando una ley física (“por encima de cierta masa, la aceleración disminuye”). Años después, aumentó el plazo de 18 a 24 meses.

Por otra parte, aclara, “no fijé esos 18 meses como pauta universal o inmutable, sino respecto del sitio Intel y en esa fase evolutiva. Muchos se han olvidado, además, de que fui estirando el ciclo de uno a dos años”. Pero lo más importante de esta nueva “ley flexible” es que la duración del ciclo continuará aumentando durante los próximos veinte años, presume Moore, “hasta que ya no sea físicamente posible achicar chips”. O, como sospechan algunos investigadores, “hasta que los silicones sean sustituidos por fotones”.

Co-fundador de Intel y primer desarrollador de semiconductores en Silicon Valley, este científico se ha hecho famoso, justamente, por un postulado sobre expansión de capacidad en la era digital. Según suele expresársela desde 1965, la ley de Moore sostiene que cada dieciocho meses –año y medio- se duplica la cantidad de transistores que se puede embutir en un chip.

Desde entonces y en términos generales, este principio ha encajado con la evolución de las memorias. Según el propio Moore, actualmente se produce un trillón de circuitos (quintillón, en el sistema francoamericano: 118). Esta cifra equivale, por ejemplo, a la suma de todos los caracteres que existen hoy en todos los textos impresos del mundo.

Minucioso y puntilloso, Moore reinterpreta sus propios postulados. Recuerda, al respecto, que la primera versión de su teoría fijaba en doce meses el lapso de duplicación. Hacia 1975, el hecho de haber anticipado correctamente el ciclo lo hizo elevarlo a dieciocho meses, aplicando una ley física (“por encima de cierta masa, la aceleración disminuye”). Años después, aumentó el plazo de 18 a 24 meses.

Por otra parte, aclara, “no fijé esos 18 meses como pauta universal o inmutable, sino respecto del sitio Intel y en esa fase evolutiva. Muchos se han olvidado, además, de que fui estirando el ciclo de uno a dos años”. Pero lo más importante de esta nueva “ley flexible” es que la duración del ciclo continuará aumentando durante los próximos veinte años, presume Moore, “hasta que ya no sea físicamente posible achicar chips”. O, como sospechan algunos investigadores, “hasta que los silicones sean sustituidos por fotones”.

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