Para realizar el coche biónico, los ingenieros del centro tecnológico Mercedes-Benz buscaron, por primera vez, en la naturaleza. El prototipo no sólo se aproxima a la idea de un automóvil aerodinámico (seguro, compatible con el ambiente), sino que configura una unidad formal y estructural. El “modelo” que encontraron para diseñarlo, fue el pez caja.
Pese al cuerpo en forma de cubo, esta especie tropical es notablemente ágil y, por tanto, representa un ideal aerodinámico. Luego de armar una copia exacta del pez, los ingenieros de Stuttgart pudieron alcanzar un coeficiente de resistencia de apenas 0,06 en el túnel de viento. El prototipo es un compacto totalmente funcional, de 4,24 metros de largo, con espacio para cuatro ocupantes más equipaje.
Además de su espectacular diseño ultraliviano, el motor diésel de 103 kW/140-hp y la tecnología RCS (reducción catalítica selectiva) contribuyen al ahorro de combustible y a menores emisiones de escape. En el ciclo de conducción de la UE, el prototipo registra un consumo de 4,3 litros por cada 100 km, 20% menos que los automóviles producidos en serie.
Para realizar el coche biónico, los ingenieros del centro tecnológico Mercedes-Benz buscaron, por primera vez, en la naturaleza. El prototipo no sólo se aproxima a la idea de un automóvil aerodinámico (seguro, compatible con el ambiente), sino que configura una unidad formal y estructural. El “modelo” que encontraron para diseñarlo, fue el pez caja.
Pese al cuerpo en forma de cubo, esta especie tropical es notablemente ágil y, por tanto, representa un ideal aerodinámico. Luego de armar una copia exacta del pez, los ingenieros de Stuttgart pudieron alcanzar un coeficiente de resistencia de apenas 0,06 en el túnel de viento. El prototipo es un compacto totalmente funcional, de 4,24 metros de largo, con espacio para cuatro ocupantes más equipaje.
Además de su espectacular diseño ultraliviano, el motor diésel de 103 kW/140-hp y la tecnología RCS (reducción catalítica selectiva) contribuyen al ahorro de combustible y a menores emisiones de escape. En el ciclo de conducción de la UE, el prototipo registra un consumo de 4,3 litros por cada 100 km, 20% menos que los automóviles producidos en serie.