O quizá piense en un dispositivo peligroso que vuela controlado por un equipo informático.
También podría pensar en espectaculares demostraciones de cientos de avioncitos en coreografía por un cielo nocturno. O en helicópteros de juguete para divertirnos en el parque. Posiblemente estos ejemplos entren dentro de lo que conocemos como drones, aunque no todos sean como vemos en las noticias.
En este artículo explicaremos brevemente qué son los drones, para qué se usan y qué investigaciones se están haciendo en Europa. Entenderemos el futuro más cercano de las aplicaciones con estos aparatos.
Sistemas aéreos no tripulados
Aunque en internet se denominan de múltiples maneras, la forma de llamarlos oficialmente es UAS (Unmanned Aerial Systems). Este nombre representa la aeronave (dron) en sí misma y la estación de control que maneja el piloto.
Por un lado, el mundo de los UAS progresa impulsado por los constantes avances tecnológicos. Por otro lado, se ve frenado por la regulación, que busca garantizar la seguridad ciudadana.
En enero de 2021 empezó la implantación de la nueva normativa europea elaborada por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) que establece un marco común para operaciones seguras de UAS en los cielos europeos. A partir de enero de 2022 dejarán de tener vigencia las regulaciones nacionales y se aplicará esta norma europea.
Esta normativa clasifica las operaciones de UAS por riesgo. No importa si son vuelos de ocio o comerciales. Según su clasificación, establece unos requisitos con respecto a la formación de los pilotos, zonas vuelo permitidas, peso del dron, etc.
Aplicaciones de los UAS
Los drones han abierto la puerta a innumerables aplicaciones que antes eran inconcebibles. Sin embargo, muchas aplicaciones de drones que hoy vemos en noticias y películas están más cerca de ser prototipos y demostraciones hechas por investigadores que servicios reales que se estén utilizando de manera habitual.
Las aplicaciones de UAS en el ámbito civil se basan fundamentalmente en el uso de drones volando en solitario, nada de enjambres. El dron lo controla a distancia un piloto que tiene el aparato a la vista (o incluso sin verlo, usando la videocámara de a bordo y el GPS).
Pese a lo simple que pueda parecer este planteamiento, existen tantas aplicaciones como quiera la imaginación: monitorización de ganado, búsqueda y salvamento, transporte de mercancías, inspección de construcciones, mapeado de zonas inaccesibles, sembrado de campos, fumigación, reparto de medicamentos, seguimiento de tormentas, recogida de información de sensores, etc.
Sin embargo, para llegar a aplicaciones más integradas en las ciudades, y de valor para la sociedad en general, hace falta un paso más: es imprescindible controlar apropiadamente el tráfico aéreo de los UAS.
Los controladores aéreos usan los sistemas ATM (Air Traffic Management) para gestionar la circulación de los aviones comerciales de manera segura. De forma similar, es imprescindible el desarrollo de un UTM (Unmanned Traffic Management) que permita que los drones compartan el espacio aéreo (entre ellos y con el resto de aeronaves). En Europa, este sistema se llama U-Space y se está desarrollando dentro de la iniciativa SESAR (Single European Sky ATM Research), que fue creada precisamente para gestionar el tráfico aéreo en Europa.
Proyecto Labyrinth
En este contexto de cambio se plantea el proyecto Labyrinth, financiado por la Unión Europea hasta 2023. En él participan diferentes empresas y centros de investigación de toda Europa bajo la coordinación de la Universidad Carlos III de Madrid.
El proyecto está enfocado en el desarrollo de U-Space, buscando desplegar nuevas aplicaciones para enjambres de drones que mejoren el transporte civil por carretera, tren, mar y aire haciéndolo más seguro, eficiente y sostenible.
Labyrinth dará soporte a estos medios de transporte con nuevas tecnologías para autoguiado de enjambres, creando un sistema de planificación de trayectorias capaz de comunicarse con los dispositivos de una zona determinada, procesar sus puntos de origen y destino y calcular las rutas de los drones para evitar colisiones. Este sistema se basará en una infraestructura de comunicaciones 5G.
Concretamente, las aplicaciones previstas en el proyecto son las siguientes:
- Trasporte en carretera (con la Dirección General de Tráfico): para control de velocidad, medida de distancia entre vehículos, identificación de matrículas y seguimiento y soporte en accidentes .
- En aeropuertos (con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial): para control de accesos no autorizados, inspección de pistas o como medida de disuasión contra aves.
- Puertos marítimos (con la Autoritá di Sistema Portuale del Mar Ligure Orientale): para inspección y vigilancia de embarcaciones, monitorización de instalaciones portuarias (oficinas, alarmas, incendios, inundaciones, materiales sospechosos), control de tráfico marítimo y soporte en operaciones de dragado del fondo marinos.
- Emergencias en escenarios de concentración de masas como conciertos o eventos deportivos (con el SAMUR): para realizar operaciones de vigilancia preemergencia (identificación de rutas de escape, puntos de asistencia médica o zonas peligrosas, cálculo de capacidad de calles) y asistencia en operaciones médicas (ruta más rápida al incidente, transporte de material especializado o medicinas).
Este proyecto es una muestra más de la intensa actividad que se está desarrollando alrededor de los UAS, impulsando los cambios normativos necesarios para integrarlos en escenarios y aplicaciones reales en los países de la Unión Europea. Esto redundará en el aumento de la competitividad de muchos sectores gracias a las variadas posibilidades que se nos abrirán cuando estos pequeños aparatos se incorporen a nuestras vidas.
(*) Francisco Valera Pintor es Profesor Titular del Departamento de Ingeniería Telemática, Universidad Carlos III; y Iván Vidal Fernández es Profesor Visitante del Departamento Ingeniería Telemática, Universidad Carlos III.