Longhorn: ¿habrá valido la pena esperar tanto?

Hace más de diez años, Microsoft presentó Windows 95 como si fuese el mayor logro humano desde el descubrimiento del fuego. Gastó US$ 200 millones en festejos. Nadie espera nada siquiera parecido cuando, en 2006, se lance Longhorn.

12 abril, 2005

Por entonces, fue notable la reacción del público. La empresa había convenido con algunas cadenas minoristas estadounidenses abrir el primer minuto en el día de lanzamiento. Una de ellas llegó a tener hasta 50.000 personas haciendo cola el el total de sus locales. Pero ¿qué buscaba tanta gente? Sólo un sistema. No más que una plomería ni con mayor interés intrínseco que un caño de agua o gas. El frenesí de los usarios simplenente fue producto de un marketing llevado al extremo a costa de mucho dinero.

Estrenado en 2001, Windows no podía debutar con semejante depliegue. Como suponen muchos analistas, su sucesor (conocido por el código “Longhorn”), aparecerá en 2006 sin alharaca. ¿Por qué? Porque se acercan tiempos cuando los usuarios precisen saber tanto de un sistema operativo para manejar la PC de lo que saben de software para hablar por celular o mirar televisión.

Por de pronto, la gestación de Longhorn se ha prolongado mucho más de lo previsto. Los primeros rumores a su respecto empezaron a circular en 2001. Se decía entonces que iba a ser una “fase intermedia” hacia la segunda generación de Windows XP. Pasó el tiempo y el chico no nacía. Resuelta a sacar el sistema de una vez por todas en 2006, Microsoft optó en 2004 por quitarle un nuevo sistema de archivo para organizar datos en el rígido. Lástima que, hasta 2003, se promoviera esta función como núcleo del futuro Longhorn.

Lamentando haber anunciado en forma prematura un componente que, luego, debió sacar, la compañía decidió hablar lo menos posible sobre otros aspectos. Por cierto, Microsoft viene desde temprano pasándoles a los desarrolladores de programas versiones beta de dos funciones (gráficos y servicios en web). Pero ambos también estarán disponibles para usuarios de Windows XP. En resumen, William Gates todavía debe explicar cuáles serán exactamente las mejores exclusivas de Longhorn.

No obstante, la reticencia de Microsoft no puede durar mucho más. En un par de semanas, tendrá una reunión con baricantes y vendedores de hardware. Ahí deberá definir las especificaciones mínimas para correr el futuro sistema operativo. La gente quiere saber si las actuales PC podrán satisfacerlas porque, de lo contrario, no es probable que se compren nuevas máquinas sólo para instalar la última versión de Windows. En verdad, hoy los usuarios de PC las tratan como si fuera televisores: recién las cambian si se descomponen en serio.

Varios consultores de marketing son escépticos en cuanto a los atractivos de gráficos tridimensionales para quienes se pasan casi todo el tiempo usando el procesador de textos, algún programa de e-mail y un buscador por la Red. Unos pocos optimistas predicen que Longhorn mejorará notoriamente la seguridad, olvidando las irónicas sonrisas de quienes tienen Macintosh y aún no sufren de virus ni gusanos. Seal cual fuere el grado de fiabilida y seguridad de Longhorn, harán falta muchas opiniones independientes para convalidar sus eventuales virtudes.

Los profesionales en mantenimiento de PC empresarias o institucionales ya no confían mucho en las promesas de Microsoft. Así, desechan el último paquete de mejoras en seguridad y parches para Windows XP. Días atrás, AssetMetrix Research Labs (Ottawa) difundió resultados de una encuesta sobre 250 firmas de EE.UU. y Canadá, en cuanto a adopción de Windows XP. Apenas 7% de la muestra había incorporado aquellas mejoras (Service Pack 2), lanzadas hace ya seis meses.

El motivo principal era uno: problemas de incompatibilidad entre softwares. Esta cuestión pesará cada vez más, pues no será fácil que Longhorn conviva en paz con software existente en las máquinas. En este plano, Windows puede ser un padre dominante, poco dispuesto a ser dejado de lado por su prole. Agujeros de seguridad al margen, el XP es la versión de Windows más estable hasta la fecha. Esta misma ventaja le hará difícil a la compañía imponer Longhorn por encima del sistema operativo actual, como ya temía Gates en 2003.

La bola de cristal no sirve en un mundo que se mueve más rápido que la división Windows de Microsoft. Sin ir más lejos, Linux es un modelo alternativo más ágil y con mayor frecuencia de innovación. Mark Lukovsky, ingeniero en software, relataba en un reciente “blog” los lentos procesos necesarios para redactar el código destinado a un proyecto tipo Longhorn y la larga espera hasta que llega a la PC del cliente. Por el contrario, técnicos que trabajan en una nueva versión del sistema operativo que mueve sitios web pueden despachar trabajo casi al momento.

Por entonces, fue notable la reacción del público. La empresa había convenido con algunas cadenas minoristas estadounidenses abrir el primer minuto en el día de lanzamiento. Una de ellas llegó a tener hasta 50.000 personas haciendo cola el el total de sus locales. Pero ¿qué buscaba tanta gente? Sólo un sistema. No más que una plomería ni con mayor interés intrínseco que un caño de agua o gas. El frenesí de los usarios simplenente fue producto de un marketing llevado al extremo a costa de mucho dinero.

Estrenado en 2001, Windows no podía debutar con semejante depliegue. Como suponen muchos analistas, su sucesor (conocido por el código “Longhorn”), aparecerá en 2006 sin alharaca. ¿Por qué? Porque se acercan tiempos cuando los usuarios precisen saber tanto de un sistema operativo para manejar la PC de lo que saben de software para hablar por celular o mirar televisión.

Por de pronto, la gestación de Longhorn se ha prolongado mucho más de lo previsto. Los primeros rumores a su respecto empezaron a circular en 2001. Se decía entonces que iba a ser una “fase intermedia” hacia la segunda generación de Windows XP. Pasó el tiempo y el chico no nacía. Resuelta a sacar el sistema de una vez por todas en 2006, Microsoft optó en 2004 por quitarle un nuevo sistema de archivo para organizar datos en el rígido. Lástima que, hasta 2003, se promoviera esta función como núcleo del futuro Longhorn.

Lamentando haber anunciado en forma prematura un componente que, luego, debió sacar, la compañía decidió hablar lo menos posible sobre otros aspectos. Por cierto, Microsoft viene desde temprano pasándoles a los desarrolladores de programas versiones beta de dos funciones (gráficos y servicios en web). Pero ambos también estarán disponibles para usuarios de Windows XP. En resumen, William Gates todavía debe explicar cuáles serán exactamente las mejores exclusivas de Longhorn.

No obstante, la reticencia de Microsoft no puede durar mucho más. En un par de semanas, tendrá una reunión con baricantes y vendedores de hardware. Ahí deberá definir las especificaciones mínimas para correr el futuro sistema operativo. La gente quiere saber si las actuales PC podrán satisfacerlas porque, de lo contrario, no es probable que se compren nuevas máquinas sólo para instalar la última versión de Windows. En verdad, hoy los usuarios de PC las tratan como si fuera televisores: recién las cambian si se descomponen en serio.

Varios consultores de marketing son escépticos en cuanto a los atractivos de gráficos tridimensionales para quienes se pasan casi todo el tiempo usando el procesador de textos, algún programa de e-mail y un buscador por la Red. Unos pocos optimistas predicen que Longhorn mejorará notoriamente la seguridad, olvidando las irónicas sonrisas de quienes tienen Macintosh y aún no sufren de virus ni gusanos. Seal cual fuere el grado de fiabilida y seguridad de Longhorn, harán falta muchas opiniones independientes para convalidar sus eventuales virtudes.

Los profesionales en mantenimiento de PC empresarias o institucionales ya no confían mucho en las promesas de Microsoft. Así, desechan el último paquete de mejoras en seguridad y parches para Windows XP. Días atrás, AssetMetrix Research Labs (Ottawa) difundió resultados de una encuesta sobre 250 firmas de EE.UU. y Canadá, en cuanto a adopción de Windows XP. Apenas 7% de la muestra había incorporado aquellas mejoras (Service Pack 2), lanzadas hace ya seis meses.

El motivo principal era uno: problemas de incompatibilidad entre softwares. Esta cuestión pesará cada vez más, pues no será fácil que Longhorn conviva en paz con software existente en las máquinas. En este plano, Windows puede ser un padre dominante, poco dispuesto a ser dejado de lado por su prole. Agujeros de seguridad al margen, el XP es la versión de Windows más estable hasta la fecha. Esta misma ventaja le hará difícil a la compañía imponer Longhorn por encima del sistema operativo actual, como ya temía Gates en 2003.

La bola de cristal no sirve en un mundo que se mueve más rápido que la división Windows de Microsoft. Sin ir más lejos, Linux es un modelo alternativo más ágil y con mayor frecuencia de innovación. Mark Lukovsky, ingeniero en software, relataba en un reciente “blog” los lentos procesos necesarios para redactar el código destinado a un proyecto tipo Longhorn y la larga espera hasta que llega a la PC del cliente. Por el contrario, técnicos que trabajan en una nueva versión del sistema operativo que mueve sitios web pueden despachar trabajo casi al momento.

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