Mark Major, uno de los mejores diseñadores de iluminación del mundo, cree que estamos en las primeras etapas de una revolución en iluminación, dice Dave Lee en un informe para la BBC de Londres.
Para Major, estamos en los albores de una verdadera revolución que convierte a la luz en un verdadero recurso de diseño decorativo. La innovación tecnológica está permitiendo que la luz ilumine no sólo edificios sino nuestra sensación de bienestar. Su trabajo, junto a su fallecido socio Jonathan Speirs, supo enriquecer la atmósfera que rodea a estructuras icónicas. Entre ellas, en Londres, la catedral de Saint Paul, que aparece bañada en una suave luz que le otorga un aspecto de serenidad en medio del fragor del centro de la ciudad.
La dupla también aplicó su creatividad a lugares más prácticos como oficinas, restaurantes o calles. Según Majo, un buen diseño lumínico en las calles de una ciudad no sólo aumenta la seguridad sino que ayuda a crear una atmósfera agradable e interesante. Resaltar colores y texturas del paisaje y cumplir una serie de funciones que van más allá de simplemente permitirnos ver.
Él imagina un futuro donde las calles se iluminen a medida que las recorremos y la luz empelidece cuando no hay nadie a la vista, ahorrando energía. No sólo eso, sino que la luz se puede usar para cambiar el carácter de la calle según la ocasión.
Este tipo de flexibilidad no sería posible con las tradicionales bombitas de filamentos. Los avances en la tecnología de diodos que emiten luz – LED – significan que los especialistas pueden idear arreglos mucho más complejos.
Las LED van a revolucionar la forma en que se trabaja con la luz. Es más pequeña, es más fría y la cualidad de la iluminación ha mejorado mucho. Ya se logra luz más calidad, de espectro más amplio, con mejores tonos y mejor reproducción del color.
Pero trae inconvenientes, dice Major; “cuanta más luz traemos al mundo, mayores son los desafíos— Si se exagera con esto, habrá polución lumínica. Y no serán sólo los seres humanos quienes lo sufran,. Hay animales que están adaptados a la noche, por lo que al iluminar demasiados rincones se generará un impacto en sus hábitos de alimentación, o de reproducción y todo tipo de cosas. De manera que es posible enriquecer la vida, pero cuidando cómo se utiliza el material industrial.