La tecnología ¿bendición o maldición?

Casi toda solución que surge resuelve un problema y crea uno nuevo.

12 octubre, 2017

Por  Andrés Sarcuno (*)

 

Sin embargo, ¿cuál es la capacidad de las empresas de poder adaptarse a las nuevas tecnologías y su masividad? Más allá de gestionar el cambio que representa abandonar la manera en que se solían hacer las cosas y aprender a incorporar lo nuevo, ¿hasta dónde se conoce y evalúa el impacto que tendrá al interior de la compañía?

El correo electrónico fue en su momento una innovación que agilizó la forma en que nos comunicábamos, pero también fue una oportunidad para el estafador, de enviar miles de correos pidiendo un pequeño adelanto de fondos a cambio de ser el heredero de un fallecido millonario africano. Por supuesto, los años pasaron y este tipo de correos ya no suelen tener el mismo impacto y efecto. Sin embargo, quien está pendiente de cometer un fraude busca siempre innovar y probar 24/7 nuevas formas de engañar.  Las entidades bancarias fueron unas de las primeras actividades en invertir en capacitación, y alertar a sus empleados, clientes y proveedores sobre la amenaza de recibir correos falsos, solicitando cambiar la cuenta bancaria. Pero hoy en día, la globalización y la híperconectividad aumentan las posibilidades de que los delitos económicos ocurran y no distingan industria.

Las formas de engaño se complejizan y se vuelven más sofisticadas. El defraudador siempre busca una puerta abierta, un usuario desprevenido para poder robar efectivo o mercadería, usurpar la identidad de un empleado o robar información confidencial de la compañía para luego extorsionarla, como no hace mucho sucedió con el virus wannacry. Hasta las aplicaciones de los celulares muchas veces son poco confiables. ¿O las redes wifi abiertas, son 100% seguras?

Las nuevas tecnologías que se masifican, en general traen beneficios pero también abren puertas poco deseadas, habilitando el canal para cometer delitos económicos. Las empresas deben estar preparadas y anticiparse a situaciones que pueden lastimar su reputación, recordando que lo primero que atacan es al usuario que utilizará la tecnología. Por eso, capacitar a los futuros usuarios y hacer una adecuada evaluación del impacto, son los primeros pasos sugeridos para disfrutar de la tecnología.

(*) Director de Forensic Services de PwC Argentina.

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