La selfie fue un desarrollo no pensado

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Las cámaras frontales no fueron pensadas para hacer selfies.

Sony, que fue la marca que introdujo la novedad, pensó que podía servir para reuniones de negocios. En 2003 Sony sacó un telefonito con dos caras que habría caído en el olvido de no ser por una cámara de 0,3 píxeles que se podía volver hacia la cara de quien tomaba la fotografía. Los diseñadores no imaginaban que esa simple posibilidad, pensada para reuniones de negocios, inauguraría la era de las selfies.

 

Así, de la mano de las redes sociales y de plataformas como Instagram, la selfie se convirtió en la lingua franca de los millennials. Tenía el formato perfecto para la generación de las redes sociales. Al volver la cámara hacia sí, el usuario se convirtió en modelo, en fotógrafo, en director de arte, en retocador de imagen y en las persona que publica su misma imagen. El formato casual de auto-retrato, ayudado a veces por el bastón largo, se popularizó tanto que la palabra selfie ya figura en el Oxford Dictionary.

En 2014, según estimaciones de Google, se tomaron 93 millones de selfies en dispositivos Android.

Pero las cámaras frontales nunca fueron pensadas para la vanidad. Los diseñadores de Sony pensaban que la característica podría usarse para reuniones por videoconferencia, para que los usuarios no tuvieran que estar atados a un escritorio o a una laptop para realizar reuniones pr Skype.

Luego, en 2010, Steve Jobs la puso en el iPhone 4 y mostró que también se la podía usar para hacer FaceTime, o sea una conversación entre dos personas que se miran entre sí. Para 2015 Apple reconoció que muchos usuarios volvían hacia sí mismos las cámarasde alta definición asl inaugurar, en Photos, una nueva carpeta llamada Selfies.

 

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