<p>Siri, el asistente personal que sorprendió a todos cuando se lanzó el iPhone 4S, no es solo una muestra más de inteligencia artificial: es, además, una compañera encantadora, con mucha chispa y disposición. Tal vez sea por este “plus” que Siri ha funcionado tan bien, encontrando un lugar privilegiado en el corazón de los fans de Apple. La conclusión parece ser que los asistentes personales son más que un software de reconocimiento de lenguaje y que ser divertido en las respuestas compensa algunas frustraciones.</p>
<p>Como la misma Internet, los orígenes de Siri también son militares. En 2003 la agencia de investigación de proyectos avanzados en defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) comenzó con el proyecto. En ese momento Siri no mostraba las características que hoy ejecuta con sencillez en el iPhone 4S pero sí las potencialidades: podía hacer reservas online, comprar entradas de cine y buscar una parada de taxi cercana. Pero la primera versión de Siri tenía muchos errores; Apple la compró para mejorarla.</p>
<p>Un año y medio después Siri debutó en el lanzamiento del iPhone 4S, para asombro de todos. Puede recibir instrucciones en inglés, francés, alemán y japonés y responder con una acción o con una respuesta de voz. Si se le pide que ponga el despertador para las 8 AM, lo hará inmediatamente; lo mismo sucederá si se le dicta un mensaje de texto o se le pide encontrar un restaurante mexicano cercano. Gracias a la alianza de Apple con el buscador Wolfram Alpha, Siri cuenta con un millar de estadísticas y cifras que ayudan a contestar casi cualquier pregunta.</p>
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<p>Pero es la personalidad carismática de Siri la que sorprende porque de eso carecen otras interfases de lenguaje natural que se encuentran hoy en el mercado. Algunas empresas se han aventurado al terreno del servicio al cliente virtual creando versiones propias. Eva es el asistente personal de la empresa española Indysis. Puede conversar cómodamente sobre los temas para los que fue programada pero si el usuario se desvía Eva le pide, de manera un poco agresiva, que vuelva al cauce de la conversación.</p>
<p>Hay otras aplicaciones que pretenden competir con Siri. Evi, creada por True Knowledge; Dragon Go, de la empresa de software de reconocimiento de voz Nuance; e Iris, creada por la india Dexetra. Todas imitan a Siri en su eficiencia pero no en su adaptabilidad social.</p>
<p>Sorpresivamente esa característica que la distingue del resto –su gracia- no es una virtud del software o del hardware sino de las mentes humanas que lo programaron: entendieron que las personas hacen una centena de las mismas preguntas y programaron diferentes respuestas a esas variantes. Inclusive Apple limitó a Siri para que no decepcione a sus usuarios: si se le pide que suba algo a Twitter, admite que no puede porque el riesgo de subir mensajes que no se entiendan podría enojar a varios usuarios.</p>
<p>Otros asistentes inteligentes tratan de entender lo que las personas quieren decir pero a sus respuestas les falta gracia. Siri tendrá una programación simple pero sus respuestas son claras. El usuario es empático cuando, eventualmente, comete una equivocación o no entiende una instrucción.</p>
<p>Inclusive cuando se vuelven filosóficos y preguntan sobre el sentido de la vida, Siri les sigue el juego con respuestas que podrían haber venido de un humano con sentido del humor. No es subjetividad, es ciencia: el sentido del humor hace que las personas sean más tolerables y eso es, tal vez, lo que distingue a Siri del resto.</p>
<p>Eventualmente los investigadores de la inteligencia artificial producirán un mejor producto que el asistente personal de Apple, especialmente si los estudios sobre el cerebro y la inteligencia se siguen desarrollando. Las máquinas serán, entonces, más inteligentes en el sentido humano de la palabra: podrán comprender e interactuar, más allá de estar programadas para responder con gracia una pregunta. Mientras tanto, para las preguntas básicas de la vida, estará Siri.</p>
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