Hewlett-Packard vislumbra una fase de crecimiento más lento

Carleton Fiorina integró Compaq sin mayores traumas. Pero una recuperación tecnológica global vacilante ha deteriorado sus utilidades y su valor bursátil. Ahora, la empresa espera una etapa menos dinámica y se apresta a afrontarla.

4 diciembre, 2004

Los años recientes no han sido favorables a las compañías de tecnología informática (TI) y afines. Las burbujas puntocom (1998/2000) y telecomunicaciones (1999/2001) fueron estallando tan velozmente que, después, no hubo más remedio que reducir gastos de todo tipo para sobrevivir. Muchas firmas no lo lograron, otras todavía sienten el golpe. Más tarde (2002/3), la recuperación fue más lenta de lo esperado y, este año, parece ir perdiendo impulso.

Entretanto, pocos directivos han estado tan expuestos a esos vaivenes como Fiorina, que acaba de cumplir 50 años. Tras pasar de Lucent Technologies a Hewlett Packard en 1999, se lanzó a restructurar su nueva casa. Primero, centralizó las divisiones semiautónomas de la vasta empresa. Luego, apostó su carrera a la compra de Compaq Computer –desencadenando una crisis en el directorio que forzó la partida del último Hewlett y el último Packard-, una transacción de US$ 19.000 millones.

La meta era clara: transformar H-P en un gigante múltiple a la altura de International Business Machines (IBM). Empero, queda todavía por verse si la estrategia de Fiorina funciona como debiera. Por ejemplo, la acción de la compañía ha cedido casi 55% desde que ella se hizo carfo. Esto es, más que las de IBM y Dell Computer en igual lapso (algo más de cinco años).

Una de las claves, que también afecta a Microsoft, reside en la presunta madurez de la actividad, lo cual comporta menor expansión y la conversión de productos o servicios de vanguardia en bienes “genéricos” cuyos usuarios se fijan primero en el precio. En cierto modo, la polémica dama admite hpy algo que decía Lawrence Ellison (Oracle) hace tiempo: “La TI crecerá al doble del producto bruto interno en EE.UU., no ya al quíntuple”.

Como es frecuente en directivos que se ven ante segmentos maduros, Fiorina insiste en que “la tecnología sigue siendo fundamental”. Por ende, cree que “están por darse varios cambios. El área software aún debe consolidarse, igual que la tecnología de comunicaciones”.

Lo malo es que “consolidar” significa seguir con fusiones y adquisiciones (F&A) que, a la postre, crean megagrupos pesados que traban la competencia y, por ende, la innovación. Justamente, ahía está el principal problema que puede llevar la actividad al estancamiento, por carencia de una oferta versátil y renovada.

Los años recientes no han sido favorables a las compañías de tecnología informática (TI) y afines. Las burbujas puntocom (1998/2000) y telecomunicaciones (1999/2001) fueron estallando tan velozmente que, después, no hubo más remedio que reducir gastos de todo tipo para sobrevivir. Muchas firmas no lo lograron, otras todavía sienten el golpe. Más tarde (2002/3), la recuperación fue más lenta de lo esperado y, este año, parece ir perdiendo impulso.

Entretanto, pocos directivos han estado tan expuestos a esos vaivenes como Fiorina, que acaba de cumplir 50 años. Tras pasar de Lucent Technologies a Hewlett Packard en 1999, se lanzó a restructurar su nueva casa. Primero, centralizó las divisiones semiautónomas de la vasta empresa. Luego, apostó su carrera a la compra de Compaq Computer –desencadenando una crisis en el directorio que forzó la partida del último Hewlett y el último Packard-, una transacción de US$ 19.000 millones.

La meta era clara: transformar H-P en un gigante múltiple a la altura de International Business Machines (IBM). Empero, queda todavía por verse si la estrategia de Fiorina funciona como debiera. Por ejemplo, la acción de la compañía ha cedido casi 55% desde que ella se hizo carfo. Esto es, más que las de IBM y Dell Computer en igual lapso (algo más de cinco años).

Una de las claves, que también afecta a Microsoft, reside en la presunta madurez de la actividad, lo cual comporta menor expansión y la conversión de productos o servicios de vanguardia en bienes “genéricos” cuyos usuarios se fijan primero en el precio. En cierto modo, la polémica dama admite hpy algo que decía Lawrence Ellison (Oracle) hace tiempo: “La TI crecerá al doble del producto bruto interno en EE.UU., no ya al quíntuple”.

Como es frecuente en directivos que se ven ante segmentos maduros, Fiorina insiste en que “la tecnología sigue siendo fundamental”. Por ende, cree que “están por darse varios cambios. El área software aún debe consolidarse, igual que la tecnología de comunicaciones”.

Lo malo es que “consolidar” significa seguir con fusiones y adquisiciones (F&A) que, a la postre, crean megagrupos pesados que traban la competencia y, por ende, la innovación. Justamente, ahía está el principal problema que puede llevar la actividad al estancamiento, por carencia de una oferta versátil y renovada.

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