Google, Yahoo, Microsoft y las tecnologías del futuro

Microsoft y Yahoo fueron llevados por el mismo agente al borde de una fusión por US$ 44.600 millones y, luego, a un súbito rompimiento. Era Google, en un papel dual: casamentero involuntario e intérlope a propósito. .

7 mayo, 2008

Un crecimiento fenomenal por más de veinte años explica por qué la firma de William Gates puso los ojos en Yahoo. Ese mismo éxito, de paso, debilitó al buscador lo bastante para que Steven Ballmer tratase de absorberlo pagando caro y quebrando la tradición de su compañía.

Por cierto, una sociedad Microsoft-Yahoo le habría creado a Google un competidor peligroso. De ahí que el megabuscador se manifestase dispuesto a ir ante Washingon y Bruselas arguyendo riesgos monopólicos. Pero, por ahora, Google torpedeó el frustrado acuerdo actuando más como amigo que como enemigo de Yahoo, al ofrecerle una tecnología superior en materia publicitaria y US$1.000 millones anuales de ingresos extras. Que los avisos en línea aún no seduzcan compradores es otra cuestión, cuidadosamente soslayada en Silicon valley.

Esas perspectivas tuvieron un efecto contraproducente: el codicioso Jerry Yang exigió no ya US$ 31 sino 40 por acciòn (después bajó a 37). Sólo logró que Ballmer repensanse su estrategia y abandonara las negociaciones, esgrimiendo los ensayos del proyecto Yahoo-Gogle como obvio pretexto.

Sin duda, Yahoo puede proseguir el trato con Google, su máximo rival en el negocio de búsquedas. Lo necesitapaarecobrar las amplias pérdidas bursátiles tas romper con Microsoft: el papel se desplomó 18% (a apenas US$ 23,50)entre lunes y martes. Sin duda, para Wall Street el ganador claro es Google, que subió 3% en dos ruedas.

Todavía no cumple diez años y Google es una potencia en materia tecnológica y comercial. A tal puntom, que acaba de influir sobre la reciente subasta de espectro radial hecha por la Comisión Federal de Comunicaciones (CFC). Poco antes, presionaba para que varias compañías celulares abrieran sus redes a aparatos rivales.

Tanto peso asombra, pues su poder económico todavía reside mayormente de algo bastante prosaico: la capacidad de poner avisos atractivos ante los ojos de quienes hacen búsquedas. No queda aún claro que estos mensajes induzcan compras, pero los avisadores pagan (de un dólar para abajo) cada vez que alguien cliquea sobre ellos. En cierto sentido, Google se ha convertido en un imperio de US$ 16.600 millones muy rentable, erigido dólar a dólar.

El objeto inicial de sus dos fundadores, Lawrence Page (un chino norteamericanizado) y Serge Brin –un judío ruso-, era organizar toda la información disponible y hacerla accesible a todo mundo. Se trataba de algo tan ambicioso como la meta de Gates a principios de los 90: poner una PC en cada hogar y oficina.

Precisamente, aquella mezcla de poder financiero y ambición sin límite inspira miedo en sectores como tecnología, publicidad, medios y telecomunicaciones. Parte del fenómeno se debe a que Google maneja ese poder con mayor sutileza y eficacia que las habituales entre grandes empresas. Verbigracia, hace poco consiguió que la CFC impusiera libre acceso como condición para la subasta parcial de espectro en banda ancha. Esto rompió con el modelo de negocios típico de las celulares, basado en clientelas cautivas.

Por supuesto, a medida que crezca su poder, Google generará en las autoridades –particularmente la Comisión Europea o una futura CFC en manos demócratas- escrutinio en pos de prácticas monopólicas. Por de pronto, su compra de DuobleClick (2007) debió esperar casi un año para ser aprobada en ambas instancias. Después, en marzo último, el departamento federal de justicia empezó a hacer preguntas sobre el acuerdo Google-Yahoo.

El predominio de Google en el negocio publicitario virtual es inquietante, por cierto. En marzo, representaba 60% de búsquedas en Estados Unidos. Eso casi triplica el 21,5% de Yahoo y más que sextuplica el 9,5% de Microsoft. En parte de la UE, esa porción es mayor.

Sin embargo, los futuros éxitosa de Google no son mandato divino. La firma todavía debe demostrar que puede hacer dinero en cualquier segmento, más allá de los avisos en línea. Verbigracia, en publicidad gráfica (“banners”, video, redes sociales), empleada para generar percepción de marca, Google sigue siendo un actor menor.

Al fin y a cabo, el avance de Microsoft no barrió con IBM. Por lo mismo, el éxito de Google no liquidará a Microsoft. Finalmente ¿quién puede asegurar que no surja otro Google?…

 

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