Google city, primera urbe cuyos residentes tendrán wi-fi gratis

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En realidad, Lawrence Page y Serge Brin -creadores de Google- han reconvertido Mountain view, un pueblo de 70.000 habitantes. Naturalmente, ubicado en California, no lejos de Silicon Valley, y sede de la firma.

Los carteles de entrada y salida, sobre la ruta, rezan ya “Google city”. Se ignora si el municipio autorizó el cambio de nombre. Pero no importa, porque la compañía domina todos los aspectos de la vida pueblerina. En pocos días, Moutain view será el primer núcleo urbano completamente conectado vía “wideband fidelity” (fidelidad en banda ancha).

Personas, casas, edificios, parques, negocios, comercios, vehículos y una larga serie de actividades estarán vinculadas. Los trabajos ya han alcanzado el nuevo complejo de diez manzanas instalado por Microsoft. Pero los tentáculos del gran hermano serán invisibles, en un microcosmos de alta tecnología que algunos quizás encuentren asfixiante y otros, estimulante.

En rigor, la red wi-fi (se dice “waifi”, no “waifai” como creen tantos latinos) ocupará todo el municipio. O sea, la población y una anillo verde. En septiembre, el motor de búsquedas más grande del mundo ofrecerá acceso gratuito en esa modalidad a los 70.000 pobladores. También a quienes residan o se hospeden transitoriamente.

No obstante, la meta final del dúo es mucho más ambiciosa. No se trata de transformar Mountain view-Google city en una Detroit de tecnología informática, sino construir un modelo capaz de multiplicarse y exportarse, aun sin participación de la propia empresa. Este proyecto arrancará lógicamente en Estados Unidos, pero no se detendrá en sus fronteras.

En la concepción de Brin y Page, miles de ciudades y pueblos norteamericanos podrán ”waificarse”. Esto es, superar trabas legales o regulatorias que les permiten a telefónicas, cadenas televisivas y otros medios abroquelarse en sus respectivos dominios. En otras palabras, Google quiere promover un ataque sistemático a esos negocios tal como son hoy.

Los carteles de entrada y salida, sobre la ruta, rezan ya “Google city”. Se ignora si el municipio autorizó el cambio de nombre. Pero no importa, porque la compañía domina todos los aspectos de la vida pueblerina. En pocos días, Moutain view será el primer núcleo urbano completamente conectado vía “wideband fidelity” (fidelidad en banda ancha).

Personas, casas, edificios, parques, negocios, comercios, vehículos y una larga serie de actividades estarán vinculadas. Los trabajos ya han alcanzado el nuevo complejo de diez manzanas instalado por Microsoft. Pero los tentáculos del gran hermano serán invisibles, en un microcosmos de alta tecnología que algunos quizás encuentren asfixiante y otros, estimulante.

En rigor, la red wi-fi (se dice “waifi”, no “waifai” como creen tantos latinos) ocupará todo el municipio. O sea, la población y una anillo verde. En septiembre, el motor de búsquedas más grande del mundo ofrecerá acceso gratuito en esa modalidad a los 70.000 pobladores. También a quienes residan o se hospeden transitoriamente.

No obstante, la meta final del dúo es mucho más ambiciosa. No se trata de transformar Mountain view-Google city en una Detroit de tecnología informática, sino construir un modelo capaz de multiplicarse y exportarse, aun sin participación de la propia empresa. Este proyecto arrancará lógicamente en Estados Unidos, pero no se detendrá en sus fronteras.

En la concepción de Brin y Page, miles de ciudades y pueblos norteamericanos podrán ”waificarse”. Esto es, superar trabas legales o regulatorias que les permiten a telefónicas, cadenas televisivas y otros medios abroquelarse en sus respectivos dominios. En otras palabras, Google quiere promover un ataque sistemático a esos negocios tal como son hoy.

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