Durante años, el objetivo fundamental de Samsung Electronics era desbancar a Sony del primer puesto mundial en fabricación de electrónicos. Pero en los últimos años, la coreana Samsung superó a su rival japonesa en capitalización de mercado, ingresos y ganancias. En el rubro televisores, el tradicional sector más fuerte de Sony, Samsung ahora le disputa el primer puesto en ventas globales junto con otros grandes jugadores.
Pero desde 2003 ambas compañías se han vuelto interdependientes. Por entonces Sony buscaba un proveedor de paneles para su nueva línea de televisores chatos y solicitó tener una participación societaria en una fábrica que Samsung estaba levantando para producir pantallas de cristal líquido.
Los ingenieros Jang Insik (de Samsung) y Hiroshi Murayama (de Sony) se coimunican telefónicamente varias veces al día desde sus respectivos países y se ven una vez al mes para decidir la mejor forma de hacer paneles. Murayama convenció a Jang y sus jefes de la conveniencia de acelerar el desarrollo de tecnologías clave y Samsung permite a Sony usar algunas de esas tecnologías en los televisores Sony incluso antes que sus propios productos. En consecuencia, los televisores Sony que usan esos nuevos paneles terminaron vendiendo tres veces más que los Samsung con pantalla de cristal líquido (LCD).
Pero a pesar de eso Samsung sigue teniendo interés en trabajar con Sony porque está teniendo un curso acelerado en cómo mejorar los paneles de LCD en el segmento televisores. La extraña alianza muestra las entreveradas conexiones que se han establecido en las empresas de productos electrónicos para el consumo a medida que se intensifica la competencia en el sector. En pocos días más, ambas compañías mostrarán, en la exhibición electrónica de Las Vegas, las pantallas más grandes y el mayor número de productos nuevos. A pesar de su creciente rivalidad, ambas se dan cuenta de que también se necesitan mutuamente: Samsung es líder indiscutido en tecnología LCD y Sony entiende mejor cómo convertir esa tecnología en productos para el consumo de calidad superior.
Durante años, el objetivo fundamental de Samsung Electronics era desbancar a Sony del primer puesto mundial en fabricación de electrónicos. Pero en los últimos años, la coreana Samsung superó a su rival japonesa en capitalización de mercado, ingresos y ganancias. En el rubro televisores, el tradicional sector más fuerte de Sony, Samsung ahora le disputa el primer puesto en ventas globales junto con otros grandes jugadores.
Pero desde 2003 ambas compañías se han vuelto interdependientes. Por entonces Sony buscaba un proveedor de paneles para su nueva línea de televisores chatos y solicitó tener una participación societaria en una fábrica que Samsung estaba levantando para producir pantallas de cristal líquido.
Los ingenieros Jang Insik (de Samsung) y Hiroshi Murayama (de Sony) se coimunican telefónicamente varias veces al día desde sus respectivos países y se ven una vez al mes para decidir la mejor forma de hacer paneles. Murayama convenció a Jang y sus jefes de la conveniencia de acelerar el desarrollo de tecnologías clave y Samsung permite a Sony usar algunas de esas tecnologías en los televisores Sony incluso antes que sus propios productos. En consecuencia, los televisores Sony que usan esos nuevos paneles terminaron vendiendo tres veces más que los Samsung con pantalla de cristal líquido (LCD).
Pero a pesar de eso Samsung sigue teniendo interés en trabajar con Sony porque está teniendo un curso acelerado en cómo mejorar los paneles de LCD en el segmento televisores. La extraña alianza muestra las entreveradas conexiones que se han establecido en las empresas de productos electrónicos para el consumo a medida que se intensifica la competencia en el sector. En pocos días más, ambas compañías mostrarán, en la exhibición electrónica de Las Vegas, las pantallas más grandes y el mayor número de productos nuevos. A pesar de su creciente rivalidad, ambas se dan cuenta de que también se necesitan mutuamente: Samsung es líder indiscutido en tecnología LCD y Sony entiende mejor cómo convertir esa tecnología en productos para el consumo de calidad superior.