¿Es seguro el uso de la nube? ¿Cómo confiar en el Cloud Computing?

Como suele pasar con todas las tendencias, con todas las novedades y, sobre todo, con todo aquello que se nos presenta como el remedio para todos los males, lo más sensato es dudar: ¿es real? ¿qué tengo que hacer a cambio? ¿demasiado cierto para ser verdad, no? Por Helcio Beninatto*

12 junio, 2015

 

En efecto, el escepticismo es parte de nosotros y, más allá de saber si
dudamos para bien o para mal, lo importante es reparar en que lo único que
nos queda es darle respuesta a cada uno de esos interrogantes. Seguro
saldrán más dudas, pero tal vez vayamos en el camino correcto y al final del
día tendremos los elementos necesarios para tomar mejores decisiones.

Y no sólo en el mundo de los negocios, sino en la vida misma, tomar mejores
decisiones siempre nos llevará a mejor puerto. Es por eso que hoy tocamos
uno de los temas más sonados en la llamada revolución tecnológica: la nube o
el Cloud Computing, ese mundo alternativo, espacio virtual, que supone ser
el mejor aliado para tener a salvo toda nuestra información. ¿Toda?

Con la popularización de los servicios de almacenamiento en la nube, la
primera (y sensata) duda tiene que ver con la seguridad. La posibilidad de
un eventual ataque informático sigue ahí, latente; sin embargo, los
distintos proveedores de estas tecnologías de la información han hecho su
tarea para solventar esta principal percepción.

Justo en este punto resulta imprescindible tomar una serie de medidas
básicas para mitigar los riesgos en la nube, desde usar contraseñas hasta
limitar y clasificar información o un sistema de seguridad. Contar con un
software configurado a nuestras particulares necesidades es un requisito
fundamental para cerrar cualquier brecha al tema de la inseguridad.

Hacia la nube híbrida

Si bien los servicios de nube privada imperan en el sector, no siempre se
trata de la mejor solución para todos. En este sentido, es importante
diferenciar entre las empresas que contratan una nube y las que la proveen.
Esta sutil diferencia puede ser obvia, pero en términos prácticos no lo es
tanto.

La consultora Gartner afirma que 2016 será un año crucial en la tendencia
del uso de la nube, pues la gran mayoría de las empresas que hoy están
alojadas en los servicios privados se mudarán a la nube híbrida, de tal
manera que a finales de 2017 más de la mitad ya habrán dado el gran paso.

Su adopción puede ayudar a las organizaciones a superar los desafíos clave
en la planificación para implementar un mejor entorno de nube. Contar con
una arquitectura integral en la nube permite escalar nuestra información sin
importar el proveedor, de tal manera que tanto la seguridad como los demás
beneficios estarán prácticamente garantizados.

Hablar de los costos es inevitable, ya que cuando una empresa pone en manos
del proveedor la responsabilidad de implementar esta solución, dejará de
invertir en equipos de cómputo, capacitación del personal y hasta en el
desarrollo de software. Por si fuera poco, los usuarios suelen pagar
solamente por los recursos que utilizan.

Aunado a esto, la accesibilidad de los servicios de nubes ahora es más
incluyente, pues tanto las pequeñas como las medianas empresas pueden
contratar nuevas tecnologías con precios a su alcance. La competitividad, en
este sentido, se dará en condiciones más equitativas para todos.

Y aunque podemos seguir hablando de las ventajas de contratar servicios
confiables de nube, el tema principal sigue siendo la privacidad, pues el
hecho de confiar información sensible a un proveedor sigue creando
incertidumbre en muchos sectores.

En este punto, es fundamental poner especial atención en los términos y
condiciones de privacidad del proveedor, ya que en la mayoría de los casos
suelen ser omitidos. Si a esto le agregamos un software de seguridad
adecuado, los riesgos de albergar malware que pueda acceder a nuestra
información serán mínimos.

Por último, echar mano de los recursos que están al alcance de nuestras
manos nunca estará de más: reforzar nuestras contraseñas con altas, bajas y
números; además de no repetirlas para otros servicios, es una buena
práctica. Clasificar la información según su importancia nos permite saber
qué se guarda en la nube y qué no.

Así pues, la adopción de un servicio de nube siempre se da gradualmente. Sus
tipos de aplicación y su infraestructura dependen directamente de las cargas
de trabajo de cada empresa. Una vez que se da el paso, tanto el proveedor
como nuestra propia inserción nos permitirán saber qué etapa de adopción es
la más apropiada para nuestras marcas.

* Helcio Beninatto es Presidente de Unisys para Latinoamérica

 

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