Palmer Luckey, el rey-niño de la realidad virtual y CEO de Oculus, recibe pilas de preguntas de los genios de los juegos informáticos sobre el casco que construyó en el garaje de la casa de sus padres llamado Oculus Rift. La pregunta que intriga a todos es si podría funcionar con lo que se conoce como “estimulación vestibular galvánica” o GVS según siglas inglesas.
GVS consiste básicamente en tomar electrodos de alto voltaje y pasar corriente por la cabeza para mostrar entretenimiento.
Lo mismo que la tecnología de realidad virtual (VR) hace a los ojos, la e estimulación vestibular galvánica hace para el equilibrio. Atado a las orejas, un sistema GVS engaña al cuerpo y le hace sentir como si se estuviera moviendo cuando en realidad no lo está.
Hablando ante una audiencia de expertos, el exitoso joven les dijo un “secreto”. “No les conviene comprar un sistema GVS que les costaría el precio de una auto chico. Googleen un poquito y verán que lo pueden construir ustedes mismos y las partes necesarias no van a costar más de diez dólares”.
El método “hágalo usted mismo” le funcionó a él. Con el dinero que ganó arreglando iPhones y apostando a los bitcoins, el adolescente logró crear el sistema de realidad virtual de inmersión más impresionante que se conoce.
La semana pasada Luckey, 21 años, vendió Oculus a Facebook en US$ 2.000 millones. Mark Zuckerberg, CEO de Facebook dijo que VR (realidad virtual) es “la próxima gran plataforma de computación”, que podría permitir a sus usuarios compartir “no sólo momentos online con sus amigos, sino experiencias y aventuras totales”.
La compra de Zuckerberg movió todo el tablero de Silicon Valley, que hasta ahora creía que VR era un concepto de nicho para juegos y que Facebook era un simple lugar donde poner fotos. Zuckerberg cree que muy pronto podríamos visitar a nuestro médico o salir de compras con un casco VR.
En realidad en los últimos meses Zuckerberg ha hecho varias apuestas grandes e inesperadas. Dos días después de anunciar la compra de Oculus dio a conocer un plan para que Facebook para conectar a la gente a Internet desde el cielo. El llamado “connectivity Lab” de Facebook está creando drones, satélites y láseres para llevar conectividad a partes remotas del planeta. Después de quitarle ingenieros a la Nasa para desarrollar una tecnología que permita conectar satélites entre sí mediante rayos láser en lugar de mediante señales que rebotan desde la tierra, Facebook dice que quiere contratar expertos en aerodinámica, física y sistemas de comunicación.
Todo esto está muy lejos de los “Me gusta” y los timelines de Facebook. . En realidad estos nuevos pasos de Facebook son los primeros escarceos en la batalla por la próxima generación de tecnología.
Como los autos que se manejan solos de Google, y el Google Glass, las incursiones de Facebook en VR y “free space optics” se proponen definir la próxima gran novedad antes que lo hagan otros. El problema es que nadie se pone de acuerdo en qué podría ser.
Larry Page, CEO de Google, dijo en una reciente conferencia en TED que él cree que las empresas han fracasado porque “perdieron de vista el futuro”. Su plan es que Google cree su propio futuro. “Especialmente en tecnología necesitamos que el cambio sea revolucionario, no incremental”.
LO último en tecnología actualmente es lo móvil. No se sabe con claridad todavía si lo que viene será realidad virtual, la internet de las cosas o los drones.
Hasta ahora, las adquisiciones de Facebook parecían de tipo incremental. Hace un mes Zuckerberg pagó US$ 19.000 millones para comprar WhatsApp Messenger, una aplicación de chateo con 500 millones de usuarios. En 20’12 pagó casi US$ 1.000 millones por Instagram, la aplicación de fotos. Esas compras ayudaron a pasar a Facebook del escritorio al teléfono móvil.
Pero Oculus y el programa de drones son directamente un intento de crear una plataforma totalmente nueva: la secuela del smartphone, la nueva computadora personal o incluso una nueva internet.