El sector privado incorpora Linux

De acuerdo a la opinión de los expertos, este tipo de tecnología dejó de ser el producto alternativo utilizado exclusivamente por fanáticos de la informática para convertirse en una alternativa a los sistemas ofrecidos por Microsoft o Unix.

19 febrero, 2001

(EFE).- Linux, el sistema operativo de código abierto, hace tiempo que dejo de ser una novedad, pero parece que por fin lo que empezó como el hobby de un joven finlandés se ha convertido en un producto apto para las empresas más exigentes.

La decisión de grandes compañías de utilizar el sistema operativo de Torvalds se debe principalmente a su gratuidad -lo que permite modificar la red de computadores de una compañía sin tener que aumentar el número de programas con licencia- y a la estabilidad del sistema.

Los analistas del sector ya no dudan que Linux ha dejado de ser el producto alternativo sólo apto para fanáticos de la informática para convertirse en una seria alternativa a los sistemas ofrecidos por Microsoft o Unix.

En enero, Advanced Micro Devices (AMD), el fabricante de chips que se ha convertido en el mayor rival del gigante Intel, anunció la entrega a la Universidad de Delawere de un supercomputador con 128 procesadores Athlon de 1 GigaHerzios cada uno y dotado con el sistema operativo Linux.

Por su parte, IBM está construyendo el mayor supercomputador Linux para el Centro Nacional de Aplicaciones de Supercomputación (NCSA), dotado con más de 600 servidores de la Serie X de IBM.

Y la empresa de programación VMware está colaborando con la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense -la más poderosa organización de espionaje del mundo- para construir con Linux una computadoras que sea prácticamente resistente a cualquier pirata informático.

No sólo centros de investigación o instituciones públicas han puesto sus ojos en el sistema que para muchos es la más seria amenaza del popular Windows de Microsoft.

El pasado mes de diciembre, la compañía petrolera Shell anunció que utilizaría una supercomputadora dotada con el sistema operativo Linux para ejecutar aplicaciones sísmicas y geofísicas en sus operaciones de búsqueda de gas y petróleo.

La computadora, compuesta por 1.204 servidores de la Serie-X de IBM, analizará la información proporcionada por estudios de exploración.

En el mismo mes, el operador de telecomunicaciones sueco Telia anunció que había elegido Linux para operar la computadora central que da servicio a sus suscriptores de Internet, reemplazando los servidores de la compañía Sun Microsystems, uno de los principales nombres del sector.

La confianza de grandes empresas mundiales en Linux, cuyo código no tiene derechos de propiedad, lo que permite a programadores de todo el mundo escribir nuevas aplicaciones sin tener que pagar derechos de autor o solicitar permisos, se ha acrecentado con el reciente lanzamiento de la última versión del sistema, la 2.4.0.

Siguiendo la filosofía de Torvalds, que ha dejado de ser un adolescente absorbido en código máquina y ahora es uno de los ejecutivos de la compañía de procesadores Transmeta, Linux 2.4.0. fue anunciado de forma discreta, a través de un correo electrónico enviado a los usuarios.

“Hay que decir basta -escribió Torvalds-. Las cosas no mejoran simplemente por repetir una y otra vez pruebas con la misma gente”.

La nueva versión de Linux está preparada para funcionar con los futuros procesadores de AMD, Transmeta e Intel, con arquitectura de 64 bits como el chip Itanium que proyecta el líder del sector, a la vez que permite multiprocesos simétricos, computadoras dotadas con hasta 32 procesadores.

Quizás una de los datos más increíbles del éxito de Linux es que empresas como IBM, Shell o Toshiba estén poniendo su confianza y miles de millones de dólares en las manos de un sistema operativo desarrollado con la colaboración voluntaria y gratuita de miles de programadores de todo el mundo.

Es difícil imaginar que multinacionales de este tamaño pusiesen sistemas vitales de su organización bajo control de cualquier otro producto que viniese acompañado con la nota que Torvalds adjuntó en el anuncio de la última versión de Linux.

“2.4.0. ofrece un gran número de mejoras, aunque el exhausto gerente del producto no puede recordar ninguna de ellas ahora mismo”, escribió Torvalds.

(EFE).- Linux, el sistema operativo de código abierto, hace tiempo que dejo de ser una novedad, pero parece que por fin lo que empezó como el hobby de un joven finlandés se ha convertido en un producto apto para las empresas más exigentes.

La decisión de grandes compañías de utilizar el sistema operativo de Torvalds se debe principalmente a su gratuidad -lo que permite modificar la red de computadores de una compañía sin tener que aumentar el número de programas con licencia- y a la estabilidad del sistema.

Los analistas del sector ya no dudan que Linux ha dejado de ser el producto alternativo sólo apto para fanáticos de la informática para convertirse en una seria alternativa a los sistemas ofrecidos por Microsoft o Unix.

En enero, Advanced Micro Devices (AMD), el fabricante de chips que se ha convertido en el mayor rival del gigante Intel, anunció la entrega a la Universidad de Delawere de un supercomputador con 128 procesadores Athlon de 1 GigaHerzios cada uno y dotado con el sistema operativo Linux.

Por su parte, IBM está construyendo el mayor supercomputador Linux para el Centro Nacional de Aplicaciones de Supercomputación (NCSA), dotado con más de 600 servidores de la Serie X de IBM.

Y la empresa de programación VMware está colaborando con la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense -la más poderosa organización de espionaje del mundo- para construir con Linux una computadoras que sea prácticamente resistente a cualquier pirata informático.

No sólo centros de investigación o instituciones públicas han puesto sus ojos en el sistema que para muchos es la más seria amenaza del popular Windows de Microsoft.

El pasado mes de diciembre, la compañía petrolera Shell anunció que utilizaría una supercomputadora dotada con el sistema operativo Linux para ejecutar aplicaciones sísmicas y geofísicas en sus operaciones de búsqueda de gas y petróleo.

La computadora, compuesta por 1.204 servidores de la Serie-X de IBM, analizará la información proporcionada por estudios de exploración.

En el mismo mes, el operador de telecomunicaciones sueco Telia anunció que había elegido Linux para operar la computadora central que da servicio a sus suscriptores de Internet, reemplazando los servidores de la compañía Sun Microsystems, uno de los principales nombres del sector.

La confianza de grandes empresas mundiales en Linux, cuyo código no tiene derechos de propiedad, lo que permite a programadores de todo el mundo escribir nuevas aplicaciones sin tener que pagar derechos de autor o solicitar permisos, se ha acrecentado con el reciente lanzamiento de la última versión del sistema, la 2.4.0.

Siguiendo la filosofía de Torvalds, que ha dejado de ser un adolescente absorbido en código máquina y ahora es uno de los ejecutivos de la compañía de procesadores Transmeta, Linux 2.4.0. fue anunciado de forma discreta, a través de un correo electrónico enviado a los usuarios.

“Hay que decir basta -escribió Torvalds-. Las cosas no mejoran simplemente por repetir una y otra vez pruebas con la misma gente”.

La nueva versión de Linux está preparada para funcionar con los futuros procesadores de AMD, Transmeta e Intel, con arquitectura de 64 bits como el chip Itanium que proyecta el líder del sector, a la vez que permite multiprocesos simétricos, computadoras dotadas con hasta 32 procesadores.

Quizás una de los datos más increíbles del éxito de Linux es que empresas como IBM, Shell o Toshiba estén poniendo su confianza y miles de millones de dólares en las manos de un sistema operativo desarrollado con la colaboración voluntaria y gratuita de miles de programadores de todo el mundo.

Es difícil imaginar que multinacionales de este tamaño pusiesen sistemas vitales de su organización bajo control de cualquier otro producto que viniese acompañado con la nota que Torvalds adjuntó en el anuncio de la última versión de Linux.

“2.4.0. ofrece un gran número de mejoras, aunque el exhausto gerente del producto no puede recordar ninguna de ellas ahora mismo”, escribió Torvalds.

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