El futuro es lo que preocupa

Descartando la bola de cristal, científicos y expertos en diversas áreas se están incorporando a los proyectos de Prospectiva Tecnológica (PT), un concepto que se hace cada día más familiar.

28 noviembre, 2000

La Prospectiva Tecnológica, originada en los países capitalistas desarrollados hace casi tres décadas, intenta prever el rumbo que seguirán las economías y las tecnologías, a fin de preparar a la sociedad para dichos cambios y mantener, o aumentar, los niveles de crecimiento de la economía, y el desarrollo de la sociedad.

Países como Japón y Estados Unidos han dedicado ingentes esfuerzos en capital, investigación y debate para establecer los parámetros que les permita mantenerse en la vanguardia en el descubrimiento científico, la innovación tecnológica y su aplicación industrial, generando riqueza no solo por medio del producto industrial en si, sino gracias a la propiedad de patentes universales.

El camino trazado por Estados Unidos y Japón es seguido por varios países de la Unión Europea (UE) y asiáticos, que realizan grandes inversiones no solo en tecnología e industria sino en auscultar el futuro.

Ahora son países de América latina, y de otras regiones, los que despegan sus alas para prever qué rumbo tomarán sus economías en el futuro, y cómo hacer para innovar localmente, de manera que las ganancias en productividad no sean consecuencia mayormente de la importación de tecnología, que al final no redunda en beneficio del país que la usa sino del que posee la patente.

La Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela cuentan ya, en diferente estadio, con sus instituciones de PT, mientras que Colombia y México se encuentran en la fase de implementación.

Los seis países han dado sus primeros pasos en el campo de la Prospectiva Tecnológica, tras firmar convenios con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi).

El director general de la Onudi, Carlos Magarinos, ha visitado la región firmando convenios, o alentando su firma, en los que su institución colabora financieramente.
El modus operandi de la Prospectiva Tecnológica supone, antes que nada, una voluntad política de prever el futuro para, posteriormente, actuar a fin de sacar el máximo partido a ese futuro que ya se vislumbra.

Los Estados de los países de mayor desarrollo económico –Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia– dedican sumas importantes de su presupuesto a alentar, si no intervienen directamente en, el desarrollo científico, la innovación tecnológica, y su aplicación industrial.

Aunque se predique a los cuatro vientos la abstención de participación del Estado en la economía, y se reclame la desinversión estatal en la industria y los servicios, la realidad muestra que, en muchos casos por vía de la industria militar, los Estados, individualmente o en poderosas alianzas con el sector privado de las grandes multinacionales o de las pequeñas empresas especializadas, invierten ingentes sumas en Investigación y el Desarrollo (I+D).

La voluntad política de prever el futuro, que es la base sobre la que se asienta todo programa de PT, reconoce que dicha previsión debe ubicarse en el marco de las necesidades del país que desarrolla el programa, y que será pensado para solucionar los problemas de dicho país.

La PT, en esta fase, no abarca mas allá de las fronteras de una sociedad.

En los países en los que tienen lugar programas de PT participan, además del Estado y el sector privado, instituciones como universidades, centros de investigación y organizaciones no gubernamentales.

Para desarrollar el programa de PT se usa el método conocido como Delphi, practicado en Estados Unidos, que se basa en encuestas a expertos en los distintos temas, realizándose éstas hasta lograr un cierto consenso.

La Opti, por ejemplo, presenta su Segundo Informe de PT Industrial, cuyo horizonte es de 15 años, y para el que se constituyó 10 paneles de expertos. Se elaboraron complejos cuestionarios con un cierto numero de hipótesis sobre el futuro que fueron enviados a 2061 expertos de los sectores analizados.
Un ejercicio similar tendrá lugar en la Argentina, bajo la dirección del Observatorio de PT (Onpe), con apoyo de la Onudi.

Para ello se inicio el diseñó del programa de PT en abril, tarea que concluirá próximamente. Las tareas preparatorias a la realización del ejercicio de PT, que se ha planteado la Onpe, incluye la elaboración de un banco de información sobre antecedentes locales de PT y estudios a largo plazo; el análisis de las debilidades y fortalezas del sistema científico-tecnológico argentino y el análisis de la innovación en la Argentina y del desarrollo previsible de las tecnologías estratégicas.

La aplicación de los programas de PT en América latina, nace del convencimiento que estos programas permiten, ahí donde se los aplica, que las empresas –no importa su tamaño– establezcan planes mas detallados y próximos a lo que será el futuro.

La Prospectiva Tecnológica, originada en los países capitalistas desarrollados hace casi tres décadas, intenta prever el rumbo que seguirán las economías y las tecnologías, a fin de preparar a la sociedad para dichos cambios y mantener, o aumentar, los niveles de crecimiento de la economía, y el desarrollo de la sociedad.

Países como Japón y Estados Unidos han dedicado ingentes esfuerzos en capital, investigación y debate para establecer los parámetros que les permita mantenerse en la vanguardia en el descubrimiento científico, la innovación tecnológica y su aplicación industrial, generando riqueza no solo por medio del producto industrial en si, sino gracias a la propiedad de patentes universales.

El camino trazado por Estados Unidos y Japón es seguido por varios países de la Unión Europea (UE) y asiáticos, que realizan grandes inversiones no solo en tecnología e industria sino en auscultar el futuro.

Ahora son países de América latina, y de otras regiones, los que despegan sus alas para prever qué rumbo tomarán sus economías en el futuro, y cómo hacer para innovar localmente, de manera que las ganancias en productividad no sean consecuencia mayormente de la importación de tecnología, que al final no redunda en beneficio del país que la usa sino del que posee la patente.

La Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela cuentan ya, en diferente estadio, con sus instituciones de PT, mientras que Colombia y México se encuentran en la fase de implementación.

Los seis países han dado sus primeros pasos en el campo de la Prospectiva Tecnológica, tras firmar convenios con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi).

El director general de la Onudi, Carlos Magarinos, ha visitado la región firmando convenios, o alentando su firma, en los que su institución colabora financieramente.
El modus operandi de la Prospectiva Tecnológica supone, antes que nada, una voluntad política de prever el futuro para, posteriormente, actuar a fin de sacar el máximo partido a ese futuro que ya se vislumbra.

Los Estados de los países de mayor desarrollo económico –Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia– dedican sumas importantes de su presupuesto a alentar, si no intervienen directamente en, el desarrollo científico, la innovación tecnológica, y su aplicación industrial.

Aunque se predique a los cuatro vientos la abstención de participación del Estado en la economía, y se reclame la desinversión estatal en la industria y los servicios, la realidad muestra que, en muchos casos por vía de la industria militar, los Estados, individualmente o en poderosas alianzas con el sector privado de las grandes multinacionales o de las pequeñas empresas especializadas, invierten ingentes sumas en Investigación y el Desarrollo (I+D).

La voluntad política de prever el futuro, que es la base sobre la que se asienta todo programa de PT, reconoce que dicha previsión debe ubicarse en el marco de las necesidades del país que desarrolla el programa, y que será pensado para solucionar los problemas de dicho país.

La PT, en esta fase, no abarca mas allá de las fronteras de una sociedad.

En los países en los que tienen lugar programas de PT participan, además del Estado y el sector privado, instituciones como universidades, centros de investigación y organizaciones no gubernamentales.

Para desarrollar el programa de PT se usa el método conocido como Delphi, practicado en Estados Unidos, que se basa en encuestas a expertos en los distintos temas, realizándose éstas hasta lograr un cierto consenso.

La Opti, por ejemplo, presenta su Segundo Informe de PT Industrial, cuyo horizonte es de 15 años, y para el que se constituyó 10 paneles de expertos. Se elaboraron complejos cuestionarios con un cierto numero de hipótesis sobre el futuro que fueron enviados a 2061 expertos de los sectores analizados.
Un ejercicio similar tendrá lugar en la Argentina, bajo la dirección del Observatorio de PT (Onpe), con apoyo de la Onudi.

Para ello se inicio el diseñó del programa de PT en abril, tarea que concluirá próximamente. Las tareas preparatorias a la realización del ejercicio de PT, que se ha planteado la Onpe, incluye la elaboración de un banco de información sobre antecedentes locales de PT y estudios a largo plazo; el análisis de las debilidades y fortalezas del sistema científico-tecnológico argentino y el análisis de la innovación en la Argentina y del desarrollo previsible de las tecnologías estratégicas.

La aplicación de los programas de PT en América latina, nace del convencimiento que estos programas permiten, ahí donde se los aplica, que las empresas –no importa su tamaño– establezcan planes mas detallados y próximos a lo que será el futuro.

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