Con luces que prenden y apagan en secuencia, un Papá Noel maneja un tractor, otro pilotea un helicóptero, un hombre de nieve asa salchichas en la fogata de un camping… y todo eso se ve con luces.
En realidad la mayoría de los creadores de estas maravillas son aficionados cuyo objetivo principal es ver las caras de asombro y maravilla en los niños y adultos que pasan delante de sus jardines o los frentes de sus casas. Los comercios, siempre ávidos por atraer multitudes, también incorporan en sus vidrieras o salones algunos de estos programas secuenciales para dar un aspecto novedoso a las ya trilladas decoraciones navideñas. Se perfeccionan en el arte de hacer sonreír a la gente.
Lo que hacen estos programas es generar efectos de luces que prenden y apagan en secuencia para mostrar, por ejemplo, pimpollos que crecen y se abren, hombres de nieve bailando tap y arrojándose bolas de nieve unos otros. Calesitas que dan vuelta, ángeles que agitan sus alas, pingüinos que cantan y juguetes que circulan por cintas transportadoras. Todo, gracias a la nueva tecnología sumada a la creatividad y al ingenio.
Con luces que prenden y apagan en secuencia, un Papá Noel maneja un tractor, otro pilotea un helicóptero, un hombre de nieve asa salchichas en la fogata de un camping… y todo eso se ve con luces.
En realidad la mayoría de los creadores de estas maravillas son aficionados cuyo objetivo principal es ver las caras de asombro y maravilla en los niños y adultos que pasan delante de sus jardines o los frentes de sus casas. Los comercios, siempre ávidos por atraer multitudes, también incorporan en sus vidrieras o salones algunos de estos programas secuenciales para dar un aspecto novedoso a las ya trilladas decoraciones navideñas. Se perfeccionan en el arte de hacer sonreír a la gente.
Lo que hacen estos programas es generar efectos de luces que prenden y apagan en secuencia para mostrar, por ejemplo, pimpollos que crecen y se abren, hombres de nieve bailando tap y arrojándose bolas de nieve unos otros. Calesitas que dan vuelta, ángeles que agitan sus alas, pingüinos que cantan y juguetes que circulan por cintas transportadoras. Todo, gracias a la nueva tecnología sumada a la creatividad y al ingenio.