Descubrimiento contra el cáncer

Un grupo de científicos genetistas de Inglaterra encontró una proteína que es la encargada de reparar filamentos que producen el envejecimiento y el desarrollo del cáncer.

2 mayo, 2001

(EFE).- Un nuevo descubrimiento genético podría abrir las puertas a un tratamiento más efectivo en la lucha contra el envejecimiento y el cáncer, según los trabajos de un grupo de científicos británicos publicados hoy (miércoles 2).

Este equipo de expertos de la Universidad de Newcastle, al norte de Inglaterra, halló un mecanismo para intensificar la función regeneradora de las células humanas.

El tratamiento consiste en elevar los niveles de la proteína llamada “PARP-1”, encargada de reparar los filamentos del ADN, cuyo deterioro es el desencadenante del proceso de envejecimiento y uno de los principales factores en el desarrollo del cáncer.

Este grupo de científicos demostró anteriormente que especies con períodos vitales diferentes tienen distintos tipos de “PARP-1”.

Los ratones, por ejemplo, han desarrollado menos esta proteína y han concentrado sus energías en la reproducción más que en prolongar su existencia.

Por otro lado, en el caso de los humanos, que tienden a vivir más tiempo, la PARP-1 ha evolucionado hacia mayores niveles de rendimiento.

Según el doctor Alexander Burkle, miembro del Departamento de Gerontología de la Universidad de Newcastle y director de la investigación, se han generado células que, bajo condiciones de estrés, “mantienen su ADN en mejores condiciones de lo que es su línea natural”.

(EFE).- Un nuevo descubrimiento genético podría abrir las puertas a un tratamiento más efectivo en la lucha contra el envejecimiento y el cáncer, según los trabajos de un grupo de científicos británicos publicados hoy (miércoles 2).

Este equipo de expertos de la Universidad de Newcastle, al norte de Inglaterra, halló un mecanismo para intensificar la función regeneradora de las células humanas.

El tratamiento consiste en elevar los niveles de la proteína llamada “PARP-1”, encargada de reparar los filamentos del ADN, cuyo deterioro es el desencadenante del proceso de envejecimiento y uno de los principales factores en el desarrollo del cáncer.

Este grupo de científicos demostró anteriormente que especies con períodos vitales diferentes tienen distintos tipos de “PARP-1”.

Los ratones, por ejemplo, han desarrollado menos esta proteína y han concentrado sus energías en la reproducción más que en prolongar su existencia.

Por otro lado, en el caso de los humanos, que tienden a vivir más tiempo, la PARP-1 ha evolucionado hacia mayores niveles de rendimiento.

Según el doctor Alexander Burkle, miembro del Departamento de Gerontología de la Universidad de Newcastle y director de la investigación, se han generado células que, bajo condiciones de estrés, “mantienen su ADN en mejores condiciones de lo que es su línea natural”.

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