De Intel Inside a Intel Online

Adquisiciones de empresas de tecnología para redes y la construcción de server farms, y los mejores talentos aplicados al desarrollo de chips para telefonía celular, sostienen la apuesta Intel. Por Anthony Effinger

16 octubre, 2000

Encontrar la sede central de Intel en Santa Clara, California, resulta muy sencillo. Tiene un gran cartel azul en el frente, una bandera de seis metros, y un incesante movimiento de turistas que visitan el museo ubicado en la entrada y compran souvenirs. Más difícil de identificar es el nuevo centro de datos de Intel: un edificio común en la vereda de enfrente, que alberga a miles de computadoras y cuenta con tres generadores para volver a la vida si fallara la electricidad. El comercio electrónico genera millones de dólares en ventas todos los días, y cualquier interrupción representa la muerte.

Intel construyó en sólo 94 días esta server farm, algo así como una granja de servidores, que recibió este nombre precisamente por las filas de computadoras que atienden a las páginas Web de otras empresas.

El CEO de Intel, Craig Barrett, supervisó el proceso desde el momento en que los operarios retiraron el antiguo techo del viejo edificio de oficinas hasta que ingresaron las primeras máquinas de Dell Computer. Razones no le faltaban. Atender los sitios Web de compañías como Citigroup y NEC es la apuesta más audaz que ha hecho la empresa líder en la fabricación de chips en toda su historia.

Intel no sólo está fabricando los microprocesadores y motherboards que alimentan a las computadoras –un negocio que generó 86% de los US$ 29.400 millones en ventas el año pasado– sino que administra el proceso.

Barrett, de 60 años, quien reemplazó como CEO al legendario Andy Grove en 1998, no se detiene aquí: tiene a su gente fabricando procesadores que dirigen el tráfico de Internet, chips para teléfonos celulares, y máquinas del tamaño de una caja de pizza que aceleran las compras online de libros y películas, mientras pone en marcha un dispositivo similar a un teléfono para navegar por la Web. Cuando carece de la tecnología para sus nuevos productos, compra una empresa que la tenga, a un ritmo de una o dos por mes. El año pasado invirtió más de US$ 6.000 millones en adquisiciones.

(Nota completa en MERCADO, octubre 2000)

Encontrar la sede central de Intel en Santa Clara, California, resulta muy sencillo. Tiene un gran cartel azul en el frente, una bandera de seis metros, y un incesante movimiento de turistas que visitan el museo ubicado en la entrada y compran souvenirs. Más difícil de identificar es el nuevo centro de datos de Intel: un edificio común en la vereda de enfrente, que alberga a miles de computadoras y cuenta con tres generadores para volver a la vida si fallara la electricidad. El comercio electrónico genera millones de dólares en ventas todos los días, y cualquier interrupción representa la muerte.

Intel construyó en sólo 94 días esta server farm, algo así como una granja de servidores, que recibió este nombre precisamente por las filas de computadoras que atienden a las páginas Web de otras empresas.

El CEO de Intel, Craig Barrett, supervisó el proceso desde el momento en que los operarios retiraron el antiguo techo del viejo edificio de oficinas hasta que ingresaron las primeras máquinas de Dell Computer. Razones no le faltaban. Atender los sitios Web de compañías como Citigroup y NEC es la apuesta más audaz que ha hecho la empresa líder en la fabricación de chips en toda su historia.

Intel no sólo está fabricando los microprocesadores y motherboards que alimentan a las computadoras –un negocio que generó 86% de los US$ 29.400 millones en ventas el año pasado– sino que administra el proceso.

Barrett, de 60 años, quien reemplazó como CEO al legendario Andy Grove en 1998, no se detiene aquí: tiene a su gente fabricando procesadores que dirigen el tráfico de Internet, chips para teléfonos celulares, y máquinas del tamaño de una caja de pizza que aceleran las compras online de libros y películas, mientras pone en marcha un dispositivo similar a un teléfono para navegar por la Web. Cuando carece de la tecnología para sus nuevos productos, compra una empresa que la tenga, a un ritmo de una o dos por mes. El año pasado invirtió más de US$ 6.000 millones en adquisiciones.

(Nota completa en MERCADO, octubre 2000)

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