Crecen los riesgos de una ciberguerra fría

Esta semana, sesenta países participan en una cumbre quizá más relevante que la del grupo de los 20. Convocada en Londres por el canciller británico William Hague, abordará problemas de ciberseguridad que afectan a gobiernos, bancos y empresas.

2 noviembre, 2011

<p>Pese a su mala redacci&oacute;n, el t&iacute;tulo del simposio lo dice todo: &ldquo;<em>Advanced Persistent Threats</em>&rdquo;; o sea amenazas persistentes y avanzadas. Am&eacute;n de gobiernos, intervienen Google, Yahoo, Cisco Systems, Oracle, Sony y Misubishi, entre otras. Tambi&eacute;n figuran la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Bur&oacute; Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia Nacional de Seguridad (RSA) norteamericana.</p>
<p>La conferencia se propone movilizarse para combatir el fatalismo o las reticencias que cunden entre las v&iacute;ctimas de ciberdelitos. Por un lado, los recursos dedicados a afrontar el problema a menudo no dan resultados proporcionales a los gastos. Por el otro, muchos silencian las agresiones sufridas para no proyectar mala imagen.</p>
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<p>A tal punto es as&iacute;, que la Securities &amp; Exchange commission (SEC, comisi&oacute;n federal de valores) presiona al sector privado para tornar obligatoria la denuncia de ataques s&uacute;bitos. Sucede, claro, que en el banquillo se sientan China, Rusia, Ir&aacute;n &ndash;acusados de espionaje militar e industrial en l&iacute;nea-, el delito organizado, bandas de piratas y otros grupos. Es m&aacute;s: se afirma que Israel y Estados Unidos han cooperado en sabotajes inform&aacute;ticos a centrales nucleares sirias e iran&iacute;es.<br />
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Casi todos los part&iacute;cipes del encuentro afirman concordar en las condiciones necesarias para garantizar transacciones, libertad y privacidad. Pero muchos se preguntan si estas cruzadas por la seguridad no acabar&aacute;n desatando una &ldquo;ciberguerra fr&iacute;a&rdquo;. En ese caso, sus efectos ser&iacute;an opuestos a los buscados. Si estados y transnacionales se embarcasen en semejante conflicto, ser&aacute; cosa de &ldquo;todos contra todos&rdquo;. Una utop&iacute;a (Mundo feliz, Aldous Huxley 1932) degenerar&iacute;a en su contracara (Fahrenheit 451, Ray Bradbury 1953).<br />
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En nombre de la seguridad, por ejemplo, ya grandes compa&ntilde;&iacute;as y bancas han encargado a la firma ListenLogic monitorear los mensajes de texto que env&iacute;an militantes de movimiento Occupy Wall Street.(equivalente norteamericano de los indignados). Su objeto es &ldquo;prevenir amenazas pero, en realidad, existe el riesgo de generar controles autoritarios sobre la Red con la excusa del ciberterrorismo.<br />
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