Conferencia sobre desertización

El encuentro, que durará dos semanas, comenzó ayer en la ciudad alemana de Bonn; allí se debatirán soluciones para un problema que afecta a millones de personas en los cinco continentes.

12 diciembre, 2000

(EFE).- Representantes de más de 170 países participan desde ayer (lunes 11) en Bonn en la cuarta Conferencia de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertización, un problema que amenaza a 1.200 millones de personas en el mundo.

A lo largo de dos semanas los dos millares de delegados buscarán soluciones conjuntas a un fenómeno provocado principalmente por la variabilidad climática y las actividades humanas y que causa hambrunas, problemas de salud y migraciones.

Una gran parte de los países afectados han elaborado informes y programas para luchar contra el fenómeno, y ahora es el turno para que los estados desarrollados y las organizaciones e instituciones internacionales presten su ayuda logística y financiera.

“Es el momento de que estos donantes muestren lo que pueden hacer”, indicó el secretario ejecutivo de la Convención de la ONU para la lucha contra la desertización, Hama Arba Diallo.

Desde que la convención entró en vigor, en 1996, el número de países firmantes de la Convención ha ascendido a 172, y se han entregado más de 80 informes de afectados que deberán ser sometidos ahora a consideración.

Diallo resaltó el esfuerzo realizado para presentar las investigaciones y los programas de aplicación a nivel nacional, subregional y regional en las zonas más afectadas, a saber, Africa, América latina y el Caribe y el Mediterráneo Occidental.

“Ellos están dispuestos a aplicar la convención, una vez terminada la fase preparatoria, y se preguntan ahora dónde está la ayuda”, indicó el secretario ejecutivo al inicio de las reuniones, que se vieron retrasadas debido a la detección de un artefacto sospechoso que obligó a desalojar el edificio.

A lo largo de la conferencia de Bonn, que se prolongará hasta el día 22, se espera que los países desarrollados “sean más explícitos” sobre su disposición a prestar ayuda tecnológica y financiera, y se establezcan relaciones bilaterales y multilaterales.

El apoyo al que se han comprometido las partes, ya que el convenio es jurídicamente vinculante, no sólo garantizará la biodiversidad, sino que logrará que se aumenten los ingresos, la producción de alimentos y otros factores decisivos para la subsistencia humana.

“Si no se les ayuda, los afectados deberán salir de sus países y regiones” recordó Diallo, para indicar que la desertización provoca movimientos migratorios desestabilizadores.

Por el momento no existen datos concretos acerca del presupuesto necesario para emprender todos los programas en los más de 110 países perjudicados por la desertización, ya que esto depende de las acciones específicas que se emprendan.

Las estimaciones de la ONU colocan las inversiones necesarias entre US$ 10.000 y 22.000 millones anuales durante las próximas dos décadas, cantidad inferior a los US$ 42.000 millones que se calcula dejarán de ingresar al año por culpa del fenómeno.

África es el continente más afectado por la desertización, que también se manifiesta en el sur de Europa, incluyendo a España, y en América latina y el Caribe.

En el subcontinente americano se encuentran desiertos en la costa del Pacífico, desde Ecuador hasta Chile, zonas áridas en los altiplanos andinos de Perú, Bolivia, Chile y la Argentina, en la zona que va del Chaco, en Paraguay, a la Patagonia argentina, en México, el noreste brasileño y varias islas del Caribe.

“Desafortunadamente comprobamos que los cambios climáticos son cada vez más frecuentes y más severos”, indicó Diallo, que recordó que los países menos desarrollados son los más afectados por fenómenos como el que centra esta conferencia.

El fracaso de la pasada cumbre del clima en La Haya estuvo presente durante la primera jornada de la conferencia, y el secretario ejecutivo calificó la ausencia de un acuerdo como una “mala noticia”, en tanto que señaló que las medidas que se adopten para combatir la desertización servirán también para frenar los impactos de estos cambios climáticos.

La conferencia, que inaugurará oficialmente esta tarde el presidente alemán, Johannes Rau, comienza con el mensaje claro de que los países con más posibilidades deberán dar un paso adelante para que, según pidió Diallo, “todos se vayan de Bonn con la convicción de que hay una gran oportunidad de futuro”.

(EFE).- Representantes de más de 170 países participan desde ayer (lunes 11) en Bonn en la cuarta Conferencia de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertización, un problema que amenaza a 1.200 millones de personas en el mundo.

A lo largo de dos semanas los dos millares de delegados buscarán soluciones conjuntas a un fenómeno provocado principalmente por la variabilidad climática y las actividades humanas y que causa hambrunas, problemas de salud y migraciones.

Una gran parte de los países afectados han elaborado informes y programas para luchar contra el fenómeno, y ahora es el turno para que los estados desarrollados y las organizaciones e instituciones internacionales presten su ayuda logística y financiera.

“Es el momento de que estos donantes muestren lo que pueden hacer”, indicó el secretario ejecutivo de la Convención de la ONU para la lucha contra la desertización, Hama Arba Diallo.

Desde que la convención entró en vigor, en 1996, el número de países firmantes de la Convención ha ascendido a 172, y se han entregado más de 80 informes de afectados que deberán ser sometidos ahora a consideración.

Diallo resaltó el esfuerzo realizado para presentar las investigaciones y los programas de aplicación a nivel nacional, subregional y regional en las zonas más afectadas, a saber, Africa, América latina y el Caribe y el Mediterráneo Occidental.

“Ellos están dispuestos a aplicar la convención, una vez terminada la fase preparatoria, y se preguntan ahora dónde está la ayuda”, indicó el secretario ejecutivo al inicio de las reuniones, que se vieron retrasadas debido a la detección de un artefacto sospechoso que obligó a desalojar el edificio.

A lo largo de la conferencia de Bonn, que se prolongará hasta el día 22, se espera que los países desarrollados “sean más explícitos” sobre su disposición a prestar ayuda tecnológica y financiera, y se establezcan relaciones bilaterales y multilaterales.

El apoyo al que se han comprometido las partes, ya que el convenio es jurídicamente vinculante, no sólo garantizará la biodiversidad, sino que logrará que se aumenten los ingresos, la producción de alimentos y otros factores decisivos para la subsistencia humana.

“Si no se les ayuda, los afectados deberán salir de sus países y regiones” recordó Diallo, para indicar que la desertización provoca movimientos migratorios desestabilizadores.

Por el momento no existen datos concretos acerca del presupuesto necesario para emprender todos los programas en los más de 110 países perjudicados por la desertización, ya que esto depende de las acciones específicas que se emprendan.

Las estimaciones de la ONU colocan las inversiones necesarias entre US$ 10.000 y 22.000 millones anuales durante las próximas dos décadas, cantidad inferior a los US$ 42.000 millones que se calcula dejarán de ingresar al año por culpa del fenómeno.

África es el continente más afectado por la desertización, que también se manifiesta en el sur de Europa, incluyendo a España, y en América latina y el Caribe.

En el subcontinente americano se encuentran desiertos en la costa del Pacífico, desde Ecuador hasta Chile, zonas áridas en los altiplanos andinos de Perú, Bolivia, Chile y la Argentina, en la zona que va del Chaco, en Paraguay, a la Patagonia argentina, en México, el noreste brasileño y varias islas del Caribe.

“Desafortunadamente comprobamos que los cambios climáticos son cada vez más frecuentes y más severos”, indicó Diallo, que recordó que los países menos desarrollados son los más afectados por fenómenos como el que centra esta conferencia.

El fracaso de la pasada cumbre del clima en La Haya estuvo presente durante la primera jornada de la conferencia, y el secretario ejecutivo calificó la ausencia de un acuerdo como una “mala noticia”, en tanto que señaló que las medidas que se adopten para combatir la desertización servirán también para frenar los impactos de estos cambios climáticos.

La conferencia, que inaugurará oficialmente esta tarde el presidente alemán, Johannes Rau, comienza con el mensaje claro de que los países con más posibilidades deberán dar un paso adelante para que, según pidió Diallo, “todos se vayan de Bonn con la convicción de que hay una gran oportunidad de futuro”.

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