Coches eléctricos y el futuro de una nueva industria

Cuando se llegue a su fabricación en serie –en años, lustros o como sea-, los vehículos híbridos o eléctricos transformarán muchos segmentos. Entre ellos, la producción de baterías, quizás el factor clave en los tiempos venideros.

23 junio, 2009

<p>A criterio de varios expertos, parece seguro que los usuarios empiecen a reemplazar autos a combustibles f&oacute;siles (nafta, gasoil, etc.) por unidades recargables, que competir&aacute;n con los que empleen etanol y otros sustitutos de hidrocarburos.</p>
<p>Los coches el&eacute;ctricos e h&iacute;bridos parecen ser un future inevitable. Pero &iquest;cu&aacute;nto deber&aacute;n los inversores aguardar hasta que sus colocaciones rindan? Los pesimistas hablan de decenios, apoyados en un dato: en los pr&oacute;ximos diez o doce a&ntilde;os, el precio de esos autos probablemente exceda bastante el de las unidades convencionales.</p>
<p>Ello se deber&aacute; en esencia al costo de dise&ntilde;ar o desarrollar veh&iacute;culos capaces de recorrer amplias distancias entre recargas de bater&iacute;as y al precio de &eacute;stas. Adem&aacute;s, la infraestructura necesaria para realimentar esos autos est&aacute; lejos de alcanzar una densidad aceptable. Tampoco se dispone del instrumental para producir bater&iacute;as en masa. Por ahora, aparte, no existe una apreciable demanda de sedanes h&iacute;bridos.</p>
<p>En un planteo muy diferente, los optimistas apuestan a la intervenci&oacute;n estatal, como si conformar un mercado de ese tipo fuese igual a slavar Detroit de sus pasados errores. Hasta cierto punto, dos modelos existentes (el PT Cruiser de Fiat-Chrysler, el Taurus de Ford) estar&aacute;n a medio camino, si pasasen a combustibles no f&oacute;siles&hellip; con alguna ayudita de Washington.</p>
<p>Quienes vislumbran auxilio oficial esgrimen las emisiones contaminantes de los coches actuales y la competencia a largo plazo. Este factor podr&iacute;an inducir a Estados Unidos y otros gobiernos a buscar soluciones parciales incentivando &ndash;v&iacute;a subsidios, desgravaciones y hasta inversiones- el paso a veh&iacute;culos h&iacute;bridos. De hecho, varios pa&iacute;ses est&aacute;n empezando a actuar en ese sentido. Los optimistas dicen tambi&eacute;n que los motores el&eacute;ctricos pueden aplicarse inicialmente a unidades comerciales, taxis, camiones, maquinaria agr&iacute;cola y militar.</p>
<p>En algunos lugares &ndash;Israel, Holanda-, quienes compran veh&iacute;culos el&eacute;ctricos obtienen sustanciales rebajas impositivas. Entretanto, los optimistas incluyen innovaciones en materia de unidades y modelos de negocios. Por ejemplo, paquetes de alquiler con opci&oacute;n de compra (m&eacute;todo t&iacute;pico en el sector) que incluyen costos de recarga.</p>
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<p>Tarde o temprano, sostienen sus promotores, el coche eléctrico será realidad. Eventualmente, rivalizará en calles y rutas con alternativas como biocombustibles o motores convencionales mucho más eficientes en consumo. Aun así, ventas significativas de unidades híbridas o eléctricas cambian drásticamente las cosas, no sólo en el sector automotor. <br />
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Esta gama de industrias afronta crecientes desafíos. En el corto plazo, las empresas deberán ver cómo elevar ventas y contener costos si, por ejemplo, EE.UU., China, Brasil e India efectivamente estimulan al público para comprar vehículos eléctricos. Eso debiera comenzar definiendo estrategias y métodos para aumentar capacidad instalada, si una temprana adopción crease un mercado sostenible.</p>
<p>La economía del auto eléctrico o híbrido arranca en las baterías, cuyo costo está declinando a razón de 6 a 8% anual. Muchos analistas estiman que la tendencia durará unos diez años, a medida como avance la fabricación de unidades consumidoras. En EE.UU., los paquetes se venden a entre US$ 700 y 1.500 por kilovatio/hora pero, hacia 2015, habrán cedido a US$ 420.</p>
<p>Aun entonces, el precio final de vehículos eléctricos seguirá caro. También para 2015, se supone que un híbrido con 60 kilómetros de alcance (antes de la recarga) costará unos US$ 12.000 más que un auto común que vale 30.000. Se entiende, a dólares constantes. Por ende, un coche con 150 kilómetros de rango entre cargas representará US$ 24.000 extras.</p>

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