Banda ancha: Japón, 16 veces más rápido que Estados Unidos

Desde los años ´60 hasta que George W. Bush llegó al poder, justo empezando el siglo, Estados Unidos no tenía rival en Internet. Ya no es así, señala el analista Thomas Bleha en Foreign Affairs, edición por la Web.

1 julio, 2005

Durante parte de los ´90, el presidente William J. Clinton y su vice, Albert Gore, hicieron mucho para promover innovaciones, desarrollo y tecnologías de infraestructura en la Red. En los últimos años, por el contrario, las políticas de gobierno –o su ausencia- han permitido que Asia oriental (particularmente, Japón) no sólo alcanzara a Estados Unidos en expansión y mejoras en banda ancha y telefonía inalámbrica, sino que lo dejase atrás.

“El retraso estadounidense –señala el experto- refleja el desinterés de la Casa Blanca en mantener como prioridades el desarrollo y el avance técnicos en esos campos”. De hecho, Bush hijo cortó una tendencia que databa de Richard Nixon y fue mantenida por Ronald Reagan, James Carter y Bush padre.

A la inversa, Japón erigió, desde los ´80, una política de Estado cifrada en esas mismas áreas y sus tecnologías de punta. Poco después, fue seguido por Surcorea y Taiwán. Años más tarde, India los imitaba. Los incentivos para impulsar y difundir entre el público dispositivos inalámbricos, fibra óptica y banda ancha tuvieron impresionante éxito. Mientras Estados Unidos no hacía casi nada, Japón le sacaba delantera, por ejemplo, en el acceso hogareño a banda ancha. Su costo en Tokio –una ciudad “enchufada” a extremos increíbles- es casi la mitad del estadounidense y el servicio es 16 veces más veloz.

Los japoneses también se hallan a la cabeza en telefonía celular. “En Estados Unidos, este servicio es pobre, incluso en comparación con la Eurozona y en nivel de empresas. Las estadounidenses –sostiene Bleha- creen que basta con crear gigantescos conglomerados multimedios para reducir costos. Pero no es así”.

Entretanto, Asia oriental sigue adelantándose a Estados Unidos en una larga serie de segmentos. Desde teleconferencias y trabajo a distancia por Internet hasta asistencia médica remota o entretenimiento. “Tal es nuestro retraso que empieza a afectar sectores económicos enteros”, afirma Charles Ferguson, de la institución Brookings. En un trabajo sobre problemas de banda ancha, publicado en 2004, el experto estima en hasta US$1 billón la pérdida de ingresos potenciales debida a limitaciones en el segmento.

Durante parte de los ´90, el presidente William J. Clinton y su vice, Albert Gore, hicieron mucho para promover innovaciones, desarrollo y tecnologías de infraestructura en la Red. En los últimos años, por el contrario, las políticas de gobierno –o su ausencia- han permitido que Asia oriental (particularmente, Japón) no sólo alcanzara a Estados Unidos en expansión y mejoras en banda ancha y telefonía inalámbrica, sino que lo dejase atrás.

“El retraso estadounidense –señala el experto- refleja el desinterés de la Casa Blanca en mantener como prioridades el desarrollo y el avance técnicos en esos campos”. De hecho, Bush hijo cortó una tendencia que databa de Richard Nixon y fue mantenida por Ronald Reagan, James Carter y Bush padre.

A la inversa, Japón erigió, desde los ´80, una política de Estado cifrada en esas mismas áreas y sus tecnologías de punta. Poco después, fue seguido por Surcorea y Taiwán. Años más tarde, India los imitaba. Los incentivos para impulsar y difundir entre el público dispositivos inalámbricos, fibra óptica y banda ancha tuvieron impresionante éxito. Mientras Estados Unidos no hacía casi nada, Japón le sacaba delantera, por ejemplo, en el acceso hogareño a banda ancha. Su costo en Tokio –una ciudad “enchufada” a extremos increíbles- es casi la mitad del estadounidense y el servicio es 16 veces más veloz.

Los japoneses también se hallan a la cabeza en telefonía celular. “En Estados Unidos, este servicio es pobre, incluso en comparación con la Eurozona y en nivel de empresas. Las estadounidenses –sostiene Bleha- creen que basta con crear gigantescos conglomerados multimedios para reducir costos. Pero no es así”.

Entretanto, Asia oriental sigue adelantándose a Estados Unidos en una larga serie de segmentos. Desde teleconferencias y trabajo a distancia por Internet hasta asistencia médica remota o entretenimiento. “Tal es nuestro retraso que empieza a afectar sectores económicos enteros”, afirma Charles Ferguson, de la institución Brookings. En un trabajo sobre problemas de banda ancha, publicado en 2004, el experto estima en hasta US$1 billón la pérdida de ingresos potenciales debida a limitaciones en el segmento.

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