América latina frente a la nueva economía

Los programas de la Onudi en la región, destinados a avanzar en materia de Prospectiva Tecnológica, motivaron serias reflexiones acerca del papel que cumplen los distintos actores sociales.

12 julio, 2001

El mayor desafío que enfrentan las sociedades latinoamericanas con la “nueva economía”, es lograr que los diversos grupos económicos y sociales, sin excepción, la hagan parte de su propia cultura.

El intento de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) de dar respuesta a este desafío, apoyando los programas nacionales de Prospectiva Tecnológica que desarrollan ya varios gobiernos de la región, ha motivado serias reflexiones sobre la participación de los diversos actores sociales.

En la reunión de Montevideo de diciembre pasado, convocada por la Onudi, donde los países latinoamericanos dieron a conocer sus avances en materia de Prospectiva Tecnológica, además de hacer asequibles herramientas diversas que incluían tanto metodologías como software, se puso énfasis en la estrategia para que estos programas tengan éxito.

Se recordó que, a diferencia de las empresas, los países –y sus gobiernos– tienen márgenes de maniobra mas estrechos cuando deciden los sectores o áreas económicas que promoverán para salir de los graves problemas económicos y sociales que subsisten.

No es posible que el presidente de un país cometa un error de la magnitud de la Western Union que, en 1870, en un memorandum interno afirmó “el teléfono tiene demasiados problemas para ser considerado seriamente como un medio de comunicación. Este aparato no tienen valor para nosotros”.

O que como hizo en 1943 Thomas Watson, chairman de IBM, afirme “yo creo que en el mundo quizás haya mercado para cinco computadoras”. Y menos aún, podría afirmar “no hay ninguna razón para que alguien quiera una computadora en su casa”, como hiciera Ken Olson, presidente y fundador de Digital Equipment en 1977.

Lo cierto es que la nueva economía, que se basa en novísimas tecnologías que no sólo transforman las relaciones laborales sino el entorno social, ha creado un ambiente propicio para que se utilicen instrumentos para reducir los niveles de incertidumbre que angustian a los diversos estamentos sociales. Esta incertidumbre, que se traduce en angustia generalizada, da lugar a una presión de diversos sectores sociales que constatan que los países desarrollados logran establecer un camino económico, seguirlo, y tener éxito con él, mientras que el resto de los países no logran establecer un plan, mantenerlo y alcanzar las metas propuestas.

Los países desarrollados y las grandes corporaciones recurren, desde hace un tiempo, a la Prospectiva Tecnológica, cuyas metodologías permiten determinar los sectores o áreas económicas que deben ser favorecidos para permitir no sólo un mayor crecimiento económico, sino el desarrollo del todo social.

Los programas de apoyo de la Onudi han permitido que cinco países latinoamericanos hayan iniciado, o estén por iniciar, sus programas nacionales de Prospectiva Tecnológica; mientras que otros tantos preparen la fase anterior, esto es, el ejercicio de Prospectiva necesario para desarrollar el programa nacional.

No sólo basta preparar y desarrollar el programa nacional de Prospectiva Tecnológica, sino que es importante “cómo” se hace. Ya las metodologías mismas del ejercicio implican a numerosas personas y la empresa consultora sueca Svensson & Svensson considera que para que un programa de Prospectiva Tecnológica sea exitoso a nivel nacional, debe tener una base lo mas amplia posible, que incluya al sector público, la empresa privada y los académicos, y estos últimos como investigadores y educadores.

Algunos expertos en el tema ya han señalado la importancia de la participación comunal, que Antonio Saavedra describe, como “la sociedad organizada”.

Gran Bretaña, uno de los países que se beneficia de la aplicación de la Prospectiva Tecnológica, lanzó su programa nacional a principios de los ´90, siendo atacado por dos distinguidas publicaciones educativo-científicas.

Dando un paso atrás, el gobierno nombró un comité de notables, incluyó a las instituciones mas prestigiosas del país y colocó a un alto funcionario como representante del gobierno, quien viajó a lo largo y ancho del país explicando detalladamente el programa nacional.

La experiencia británica ha logrado incorporar al programa a personas e instituciones respetadas, difundir por qué es necesario un programa nacional de Prospectiva Tecnológica, y ha obtenido un apoyo social imprescindible para su éxito.

En los países latinoamericanos, los expertos destacan que, además de los pasos dados por Gran Bretaña, se debe asegurar que la utilidad de los programas nacionales abarque al conjunto de la sociedad, y que todos los estamentos sociales tengan información suficiente y adecuada para hacer suyo el programa. Un desafío tan grande, e impostergable, como el que genera la nueva economía.

© Latin American Neweletter / MERCADO

El mayor desafío que enfrentan las sociedades latinoamericanas con la “nueva economía”, es lograr que los diversos grupos económicos y sociales, sin excepción, la hagan parte de su propia cultura.

El intento de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) de dar respuesta a este desafío, apoyando los programas nacionales de Prospectiva Tecnológica que desarrollan ya varios gobiernos de la región, ha motivado serias reflexiones sobre la participación de los diversos actores sociales.

En la reunión de Montevideo de diciembre pasado, convocada por la Onudi, donde los países latinoamericanos dieron a conocer sus avances en materia de Prospectiva Tecnológica, además de hacer asequibles herramientas diversas que incluían tanto metodologías como software, se puso énfasis en la estrategia para que estos programas tengan éxito.

Se recordó que, a diferencia de las empresas, los países –y sus gobiernos– tienen márgenes de maniobra mas estrechos cuando deciden los sectores o áreas económicas que promoverán para salir de los graves problemas económicos y sociales que subsisten.

No es posible que el presidente de un país cometa un error de la magnitud de la Western Union que, en 1870, en un memorandum interno afirmó “el teléfono tiene demasiados problemas para ser considerado seriamente como un medio de comunicación. Este aparato no tienen valor para nosotros”.

O que como hizo en 1943 Thomas Watson, chairman de IBM, afirme “yo creo que en el mundo quizás haya mercado para cinco computadoras”. Y menos aún, podría afirmar “no hay ninguna razón para que alguien quiera una computadora en su casa”, como hiciera Ken Olson, presidente y fundador de Digital Equipment en 1977.

Lo cierto es que la nueva economía, que se basa en novísimas tecnologías que no sólo transforman las relaciones laborales sino el entorno social, ha creado un ambiente propicio para que se utilicen instrumentos para reducir los niveles de incertidumbre que angustian a los diversos estamentos sociales. Esta incertidumbre, que se traduce en angustia generalizada, da lugar a una presión de diversos sectores sociales que constatan que los países desarrollados logran establecer un camino económico, seguirlo, y tener éxito con él, mientras que el resto de los países no logran establecer un plan, mantenerlo y alcanzar las metas propuestas.

Los países desarrollados y las grandes corporaciones recurren, desde hace un tiempo, a la Prospectiva Tecnológica, cuyas metodologías permiten determinar los sectores o áreas económicas que deben ser favorecidos para permitir no sólo un mayor crecimiento económico, sino el desarrollo del todo social.

Los programas de apoyo de la Onudi han permitido que cinco países latinoamericanos hayan iniciado, o estén por iniciar, sus programas nacionales de Prospectiva Tecnológica; mientras que otros tantos preparen la fase anterior, esto es, el ejercicio de Prospectiva necesario para desarrollar el programa nacional.

No sólo basta preparar y desarrollar el programa nacional de Prospectiva Tecnológica, sino que es importante “cómo” se hace. Ya las metodologías mismas del ejercicio implican a numerosas personas y la empresa consultora sueca Svensson & Svensson considera que para que un programa de Prospectiva Tecnológica sea exitoso a nivel nacional, debe tener una base lo mas amplia posible, que incluya al sector público, la empresa privada y los académicos, y estos últimos como investigadores y educadores.

Algunos expertos en el tema ya han señalado la importancia de la participación comunal, que Antonio Saavedra describe, como “la sociedad organizada”.

Gran Bretaña, uno de los países que se beneficia de la aplicación de la Prospectiva Tecnológica, lanzó su programa nacional a principios de los ´90, siendo atacado por dos distinguidas publicaciones educativo-científicas.

Dando un paso atrás, el gobierno nombró un comité de notables, incluyó a las instituciones mas prestigiosas del país y colocó a un alto funcionario como representante del gobierno, quien viajó a lo largo y ancho del país explicando detalladamente el programa nacional.

La experiencia británica ha logrado incorporar al programa a personas e instituciones respetadas, difundir por qué es necesario un programa nacional de Prospectiva Tecnológica, y ha obtenido un apoyo social imprescindible para su éxito.

En los países latinoamericanos, los expertos destacan que, además de los pasos dados por Gran Bretaña, se debe asegurar que la utilidad de los programas nacionales abarque al conjunto de la sociedad, y que todos los estamentos sociales tengan información suficiente y adecuada para hacer suyo el programa. Un desafío tan grande, e impostergable, como el que genera la nueva economía.

© Latin American Neweletter / MERCADO

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